27 de febrero de 2005

Home, bitter home (I)

THE CROWDED HOUSE


En el capítulo anterior... (que frase más pretenciosa para un blog personal, ¿no?)

Bueno, la cuestión es que ya conté en otro mensaje, a modo de prólogo, algunos de los motivos que me empujaron salir por patas de mi pueblo natal y embarcarme en la odisea personal que aún estoy viviendo (o padeciendo). Y qué mejor manera de comenzar una odisea que viajando a algún pais lejano y desconocido... Vale, no fue tan lejano ni tan desconocido, sino un curso de idiomas de verano en Inglaterra, pero como comienzo de tu independencia no está mal.

Todo aquel que haya asistido a uno de estos cursos, o que conozca a alguien que lo haya hecho, sabrá que hay material suficiente para escribir más que un mensaje, un libro entero (eso si dejamos aparte las becas Erasmus, que también aparecerán por aquí en algún momento). En realidad aprender, lo que se dice aprender, pues no se aprende mucho. Es más bien una excusa para irte de farra muy lejos de tu casa y vivir a costa del estado o de tu comunidad autónoma. Y, bueno, no creo que sea necesario dar muchos detalles: reune a 25 manchegos entre 17 y 22 años en un lugar dónde nadie les conoce ni les controla, y obtendrás historas como para escribir un culebrón o dos, además de un puñado de "teen-movies". Así que mejor dejamos las anécdotas para otra ocasión y pasemos a lo que importa, esa casa de locos a la que tuve que llamar "hogar" durante 28 dias.

Mi familia de acogida parecía una parodia anglosajona de los Simpson. Estaba compuesta por un padre alto, moreno y con bigote; una madre rubia y rechoncha; hija mayor de unos 14 años, rubia y repartidora de periódicos (creia que eso solo existía en las series); hija pequeña de unos 7 u 8 años, también rubia y más sociable que la anterior; y un crio que no tendría más de un año o dos, el único que realmente se lo pasaba bien allí. Todos jodidamente británicos, pero no de la manera en que los presentan las películas ñoñas a lo Notting Hill, sino con esa realidad fea y visceral que tan bien refleja Ken Loach. En general los cabeza de familia eran bastante condescendientes, rozando en ocasiones la amabilidad, pero la hija mayor simplemente nos ignoraba (ahora sabreis por qué "nos"). La mediana era bastante simpática, pero después de pasar un rato intentando hacerte comprender algo en un idioma que todavía no dominas, se rendía y se iba a jugar a otra parte. Formaban una familia bastante unida, supongo que por el hecho de que los padres trabajaban desde casa manejando un servicio de importación y exportación. Nunca supe que tipo de mercancías manejaban (igual podía ser fruta, igual podía ser coca colombiana), pero no creo que ganaran mucho dinero con ello en vista del estado general de la casa: muebles baratos, trastos acumulados por todas partes, productos de oferta del supermercado, polvo. El barrio tenía buen aspecto, pero con decir que los conductores de autobús ni siquiera sabían donde estaba...

La casa era un semi-detached de manual, con madera por todas partes, moqueta hasta en el baño (lo cual jamás entenderé) y un jardín trasero bastante descuidado. Una buena casa para una familia... pero no para un albergue juvenil. Ocurre que a fin de animar a la gente a que acogieran a estudiantes extranjeros, al consejo local (o como leches se llame) no se lo ocurrió nada mejor que pagar a las familias por cada estudiante. Con lo cual al llegar a la casa descubrí que allí también vivian un italiano de 17 y un croata de 15, al que más adelante se añadiría un japonés de también 17. Por si no era suficiente compañía, la familia también contaba con dos perros enormes, un pastor alemán y un dálmata casi tan grandes como yo, que ladraban como fieras a cualquiera que no conocieran pero que con los demás eran extraordinariamente pacíficos. Asi que, si hacemos cuentas, convivimos en el mismo espacio:

  • Tres niños
  • Dos adultos
  • Dos perros
  • Un español
  • Un italiano
  • Un croata
  • Un japonés
  • And a partridge in a pear tree

Todo eso, en una casa de cuatro dormitorios en pleno mes de agosto. Que por muy al norte que esté Inglaterra, allí también hace calor en verano, y mucho más si te encierras en una casa con otros 10 seres vivos (sin contar a los ácaros de la moqueta). Yo tuve la enorme suerte de tener un dormitorio para mi solo, por eso de ser el mayor, pero el italiano y el croata tuvieron que compartir uno, y cuando llegó el japonés la hija mayor acabó durmiendo en el desván con un ventilador encendido toda la noche. Era absolutamente demencial. Por suerte esa situación duró solo una semana, tras la que se marcharon los dos primeros inquilinos y al fin pudimos tener un poco de paz.

He de reconocer que la convivencia fue bastante pacífica, cuando no un tanto anodina. Los cuatro pringaos que estábamos allí de paso hablábamos más bien poco entre nosotros, porque cada uno tenía su propio grupo de compatriotas con el que confraternizar (si los españoles no hubieramos sido mayoría y cortáramos el bakalo allí, eso hubiera parecido Gangs of New York). El italiano y el croata parecían entenderse bastante bien por eso de ser vecinos, e incluso una vez asistí a un surrealista concurso de insultos en sus idiomas nativos. Yo, a su vez, trataba más con el japonés, al que trataba de cubrir las espaldas cuando huia de una amiga suya que le acosaba sexualmente a diario. Sin embargo ninguno de nosotros teniamos una gran relación con la familia. Los adultos hablaban más conmigo, nuevamente por eso de ser el mayor, pero tampoco se fiaban demasiado. A fin de cuentas yo solo era una fuente de ingresos. El croata, por su parte, parecía tener mucha confianza con la hija mayor (el italiano decía que estaban liados), la cual nos miraba con abierto desprecio al resto. Y, como ya he dicho, el único que realmente disfrutaba de todo era el crio pequeño, al que de vez en cuando le colgaban del marco de la puerta del salón con un arnés y unas gomas elásticas , con los que daba saltitos y reia como un loco. Una vez te reponías del surrealista espectáculo, casi te daba envidia y todo.

Eso sí, durante esas semanas compartimos muchas cosas. Además de anécdotas y experiencias, de la comida rápida de nuestra madre adoptiva y los videos infantiles de la hija mediana, de la cultura propia de cada pais y la realidad de la vida en Inglaterra, allí compartimos... hongos!! Unos estúpidos hongos en la planta de los pies que picaban como mil demonios. Así que tuve que aprender a la fuerza (además de que una moqueta en el baño es una mala idea) que convivir con más gente puede tener consecuencias desagradables y no te puedes fiar de nadie. Y eso que era solo el principio de mi odisea...

Próximo capítulo, La gorrinera

26 de febrero de 2005

Hoy estoy de bajón

Como dije en el mensaje que está publicado en mi blog personal, estoy un poco deprimido. Necesito que me mimen, aunque sea una enfermera. Concretamente...

... esta enfermera!! Posted by Hello
(Me van ustedes a perdonar, pero es que hoy no tenía ganas de escribir)

25 de febrero de 2005

Stranger than reality


LOS SUEÑOS SON RESPUESTAS A PREGUNTAS
QUE NO SABEMOS FORMULAR Posted by Hello

O por lo menos eso decían en Expediente X. Pero hete aquí que en algunas ocasiones los sueños son precisos y muy reales, y la realidad es onírica e irónica.

Anoche llovió mientras dormía, lo cual suele influir de manera notable en lo que sueño. Quizás se deba a que los cambios de presión y temperatura afectan al cerebro; quizás sea porque la tormenta limpia la atmósfera de residuos electromagnéticos; quizás haya alguna explicación chamánica. En cualquier caso lo que ayer soñe fue meridianamente claro y no da lugar a segundas lecturas:

Me encontraba en un Alicante levemente diferente pero reconocible. Y era yo, no otra persona. El yo actual, que está parado, sin un duro y considerablemente solo. Daba vueltas por la ciudad, ya que no tenía nada mejor que hacer. En mi camino descubrí un par de escenas sexuales en sendos puntos de la ciudad y ese fue el detonante para que me viniera abajo. De repente fui consciente de los terriblemente solo que me encontraba y me puse a llorar amargamente. Un conocido de mi pueblo (que no vive aquí) me vio por la calle y trató de consolarme, en vano. Me senté a llorar en el banco de algo que parecía una estación de tren o autobús y cuando alcé la mirada había una chica observándome. Y ahí acabó el sueño.


Esta mañana me he despertado con una sensación de alivio. Aunque la verdad es que no había pensado en ello, ahora resulta obvio: estoy deprimido. Y ya que no podía llorar en el plano real (porque últimamente no me salen las lágrimas), al menos he podido hacerlo en el onírico. No se como he tardado tanto en darme cuenta; quizás lo he enterrado en el subconsciente para evitar hundirme más y por eso ha creado un sueño con el que huir de allí. Lo ha tenido fácil; al malestar de estos últimos dias tan solo ha tenido que añadir los recuerdos del clip porno que estuve viendo anoche (un gang bang con Aurora Snow; esa cria es acojonante) y un poco de la publicidad que tanto suelo criticar (no me pregunteis por qué, pero la chica que me observaba en el banco era la ganadora del concurso Pelo Pantene del año pasado). Et voilà! La fuga de Colditz en versión neuronal. Debería venderle la idea a Cronenberg.

Pero lo mejor ha venido cuando he mirado mi correo. Los miembros de la antigua pandilla de amigos (ahora disuelta, aunque nadie quiere admitirlo), decidimos hace un año crear un grupo de MSN para así tener un foro en el que dejar mensajes y contarnos nuestras vidas. Muchas son las cosas que han pasado gracias a (y por culpa de) esa página, entre las cuales una monumental bronca colectiva en la que decidí que no tenía sentido que siguiera viéndome con una gente con la que no congenio. Creo que ya hablé de eso en otro mensaje, no se, da igual. El caso es que ahora no escribe nadie (el que más lo hacía era yo, pero ahora prefiero hacerlo en mi blog) y por eso he convocado un referendum para saber si la gente quiere continuar con esta tontería o no. Gracias a él he conseguido que la gente opine de nuevo, y uno de los miembros del foro (que por cierto no me soporta) ha hecho una revelación asombrosa:

"chicos tener cuidado con las rayitas ke ese vicio no es bueno"

Descontextualizada, esta frase no parece significar nada especial. Alguien dirá "bueno, tus amigos se meten farla, ¿y que?". ¿¿Y qué?? Mis amigos siempre han sido, toda su vida, un puto anuncio de El Corte Inglés. Jamás se han salido de los caminos previamente establecidos por la sociedad, e incluso han sido mucho más aburridos y faltos de imaginación que la media. Algunos muy religiosos, otros "creyentes pero no practicantes". Cuando eramos crios no ibamos a los pubs, no haciamos acampadas, apenas montábamos fiestas, casi no saliamos con chicas, no tomábamos drogas. Todos (excepto el que no me soporta) han ido a la universidad, donde han tenido sus escarceos con los botellones, algún porro y un poquito de sexo. Todos (excepto el que no me soporta y yo), tienen pareja estable y la mitad están a punto de casarse. A pesar de ser unos garrulos, son unos garrulos cultos y jodidamente institucionalizados, con una imagen tan estandarizada que dan arcadas. Pero esto... ¡esto es genial! ¡Toman drogas no aceptadas por el gobierno! ¡¡Se meten rayas!! ¡¡¡Transgresión!!!

Una cosa ya sabía, y es que algunos se han ido de putas incluso a la espalda de sus novias, aunque me lo han negado siempre. Coño, que yo estuve en un puticlub con dos de ellos... Cierto es que ese día el único que tuvo sexo fue el soltero (el que ahora no me soporta), pero a mi no me engañan. No obstante, en mi pueblo esto podría considerarse incluso normal, así que pensé que solo estaban cumpliendo con el papel que les había tocado. Sin embargo, de repente, alguien les ha quitado la máscara. Me han llamado drogata un montón de veces por fumar canutos; se han reido de mis "extraños" gustos musicales y cinematográficos; me echan en cara continuamente que huyera de un pueblo que ni siquiera algunos de ellos soportan; me siguen tratando como el friki empollón y asustadizo que fui en la escuela (y que en parte sigo siendo). Y de repente, como si de una película de Fincher se tratara, la normalidad aparente ha dado paso a una trama oscura y retorcida en la que la verdad no se conoce hasta el final. La imagen de "buenos chicos" (qué gran título y tema para una novela del maestro) es tan solo una tapadera para unas personalidades posiblemente tan reprimidas y perdidas como lo estaba yo antes de salir de allí. Hay mucha mierda oculta tras las puertas de las casas en mi pueblo natal, y por eso allí la apariencia lo es todo. Como se dijo en un capítulo de Doctor en Alaska: "si no siguieramos estas normas de protocolo, acabariamos atacándonos con hachas. Solo hay que ver Anchorage un viernes por la noche..."

Mis sueños se han vuelto reales y mi vida completamente irreal. Ahora no solo no se quién soy yo, sino que tampoco se quiénes son los que me rodean. Junto al insomnio, puede que acabe confundiendo el sueño con la vigilia. Si a esto le añado alguna sustancia psicodélica, con un poco de suerte acabaré recluido durante algunos meses en un psiquiatrico. No creo que resultara tan malo desconectar del mundo por una vez, ir todo el día ciego de medicamentos y que me dieran de comer. Necesito que me mimen, aunque sea un enfermera condescendiente...

24 de febrero de 2005

Asco de... marketing


En el próximo número, la moza de regalo Posted by Hello


Helado. Esa es la palabra. Me quedé completamente helado cuando vi en la tele el anuncio del último coleccionable absurdo que acaba de aparecer en los quioscos: Navajas tradicionales y de oficios (o algo así). Con el primer número, la navaja de la vendimia.

Lo primero de todo, ¿a quién se le ha ocurrido la grandísima gilipollez de vender armas bláncas coleccionables en los quioscos? Vale que en Estados Unidos venden balas en los supermercados, pero ya sabemos que para ellos las armas son solo un juguete más. Sin embargo... ¿navajas? Aunque no estén afiladas (lo cual no tendría ningún sentido a nivel comercial, ya que seguramente le restaría valor a la colección) cualquiera de esos cuchillos siguen teniendo capacidad suficiente para atravesar la carne humana, con lo cual siguen siendo un arma potencial al alcance de cualquier transeunte. Ya me imagino los titulares: "Quiosquero atracado con la misma navaja que le acababa de vender al cliente". Surrealista, completamente surrealista.

Otra duda que me corroe. Entiendo que haya coleccionables de motos en miniatura, figuras de plomo, dedales, cómics, casas de muñecas, coches teledirigidos... La mayoría de esos objetos son relativamente dificiles de encontrar y suelen tener un precio considerablemente mayor en las tiendas especializadas que en los quioscos (aunque allí tampoco resultan precisamente baratos). La calidad es un tema aparte, pero los auténticos coleccionistas no se proveen de los quioscos. Sin embargo, lo que no consigo entender es que se venda por fascículos un instrumento que puedes encontrar a buen precio en cualquier gasolinera, ferretería, supermercado o tienda de barrio. Joder, ¡que somos una potencia mundial en cuchillería! ¡Que la empresa toledana Aceros de Hispania ha creado las espadas de Conan, Braveheart y El Señor de los Anillos, entre otras muchas! ¿Qué necesidad tenía el mercado de más navajas?

No obstante, no han sido ninguno de esos dos temas lo que me ha dejado realmente helado. Eso son solo detalles. Lo que apenas me podía creer es que la primera navaja de la colección sea la "tradicional de la vendimia". No recuerdo el nombre que le daban en el anuncio, pero en mi pueblo eso se llama tranchete (sí, como el queso para fundir) y dudo mucho que nadie que lo haya utilizado alguna vez lo considere un objeto de "culto". Un tranchete significa levantarte a las 5 de la mañana, comenzar la jornada muerto de frio, terminar la jornada asfixiado por el calor, trabajar de sol a sol, agujetas, dolor de riñones, magulladuras, agotamiento... Bien es cierto que hoy en día para cortar los racimos se utilizan más las tijeras que las navajas, y que además están apareciendo nuevos modelos de tijeras que están sustituyendo a las habituales, hechas de hierro y con unos muelles que suelen atascarse o perderse. Incluso admito que los viñeros más viejos tienen cierto cariño a los tranchetes de toda la vida y se niegan a utilizar tijeras porque requieren un mayor esfuerzo y se cansan más las manos. Pero ese tipo de navajas no es en absoluto un juguete. Estamos hablando de una hoja curva rematada en punta destinada a cortar el racimo de un solo tajo, que bien utilizada puede ahorrar bastante trabajo pero que suele ocasionar cortes y ha cercenado más de un dedo. No se que opinarán los demás, pero a mi me parece bastante menos inofensivo que un R2D2 de plomo.

No soy quien ni este es el lugar para comentar lo que ya conocemos todos acerca de la influencia del márketing y las maniobras de las grandes empresas. Para eso está el No Logo de Naomi Klein (uno de los mil libros que tengo en lista de espera para comprar y leer). Pero no puedo dejar de maravillarme por la rica y esteril imaginería que han conseguido crear e insertar en nuestras permeables mentes. Los coches son libertad; los yogures otorgan belleza; los bancos, felicidad; los helados son eróticos; la cerveza crea amistades; un desodorante te puede conseguir todas las mujeres que quieras; los refrescos de cola te convierten en un futbolista de éxito; unas líneas aereas transmiten el espíritu de la navidad; un centro comercial determina la llegada de la primavera; y ahora los coleccionables convierten un instrumento agrícola y potencial arma blanca en un elegante recuerdo de tiempos mejores. Los cuentos y las leyendas no han muerto, simplemente han mutado en clips de 15 segundos que en según que paises cuestan más que una película española media.

Y los enfermos somos nosotros por leer cómics...

23 de febrero de 2005

I Believe In You


¡Viva la madre que os parió! Posted by Hello

En un principio pensé en añadir a Kylie Minogue a mi olimpo particular, por razones más que obvias y que no creo necesite explicar. Sin embargo enseguida me di cuenta de que Kylie hace tiempo que trascendió cualquier tipo de adoración: es una estrella, una diosa, alguien que está muy por encima de los pobres mortales como nosotros; una artista cuyas miradas transmiten más que las letras de todas sus canciones juntas. Simplemente es demasiado para mi humilde catálogo fetichista de mujeres infravaloradas. Fue entonces cuando, en un esfuerzo bastante snob por buscar algo diferente, decidí fijarme en su hermana pequeña DANII MINOGUE, mucho menos conocida que Kylie, al menos en este pais, pero con una calidad artística (y física) igual o mayor.

Todo buen fan de Kylie Minogue sabe que saltó a la fama formando parte de un serie australiana de televisión, Neighbours, en el rodaje de la cual se descubrieron sus dotes como cantante y comenzó su carrera discográfica. Antes de llegar a esa serie, Kylie debutó en televisión en otra llamada The Sullivans a cuyo rodaje se presentaron ambas hermanas. Solo la mayor fue escogida, pero el gusanillo artístico picó también a la pequeña, que comenzó a tomar clases de canto e interpretación. Al poco fue escogida en un programa llamado Young Talents Time (¿un eurojunior australiano?) donde se dio a conocer al público e inició su carrera artística: primero tuvo un papel en la serie Home&Away, después interpretó a Rizzo en una adaptación teatral de Grease, más tarde fue una sexy Lady Macbeth, y etc, etc...

Como no iba a ser menos que su hermana, en 1991 salió a la venta el primero de los cinco albumes que ha grabado en total. Mucho menos conocidos y con un considerable menor éxito que los de la primera (las cosas como son) pero que prueban que las Minogue llevan la música en la sangre. Y parece que no es lo único que comparten. Dannielle Jane (que así es como se llama de verdad) con el paso de los años ha pasado de tener un rostro y un cuerpo más bien anodinos (aunque agradables) a convertirse en un auténtico clon de Kylie. ¿El mismo cirujano? Quizás, o quizás sea su particular genética (cuanto más años tienen, más buenas están). En cualquier caso basta con ver la foto de arriba para comprobar que la menor de las hermanas no tiene ya absolutamente nada que envidiar a la otra. De hecho, el single de su último album me gusta más que las canciones de la mayor, que pese a algún experimento sonoro que otro (Slow) no deja de ser una figura eminentemente comercial frente al estilo más abiertamente dance de Dannii.

Así pues, esta es mi pequeña contribución a su carrera artística y como objeto de culto (está impresionante con vestido de Lady Macbeth marveliana; buscad, buscad y lo entendereis). Muchos se quejan cuando tienen que desplazarse a Australia para trabajar cuando no encuentran nada mejor en España, pero visto el material del que disponen, yo no me lo pensaría mucho...

Cosas que me dan asco de mis compañeros de piso


Reproducida sin permiso pero con cariño hacia el autor (y si cuela, cuela) Posted by Hello


Things I hate about my Flatmate es un blog donde un autor anónimo relata diariamente lo que más le cabrea de su compañera de piso, ilustrando cada mensaje con fotos extraidas de publicidad o películas de los años 50 a las que inserta oportunos comentarios, que seguro son la envidia de los redactores de Mondo Brutto y muy especialmente del magnífico fanzine Dinero, con el que comparte el gusto por hacer críticas corrosivas con estética retro. Con este blog queda inaugurada una nueva sección de enlaces dedicada a los que están escritos en alguno de los idiomas que manejo con mayor o menor soltura y que comparten mi visión crítica o abiertamente nihilista del mundo, a los que he añadido uno de título casi idéntico aunque con formato menos cuidado y una sorpresa: el blog del gran lingüista y mejor sociólogo Noam Chomsky (para que luego haya quien piense que este movimiento no llegará lejos).

Inspirado por esta excelente muestra de mala ostia, ante la que me quito el sombrero, quiero hacer una lista de las cosas que más me cabrean de mi compañera de piso y su novio okupa, quienes por cierto tengo a mi lado sin que sean conscientes de que voy a ponerlos a parir en la red. Esto es lo que más odio de ellos:

  • Que, aunque supuestamente la habitación solo se la alquilé a ella, vivan allí los dos
  • Su vocecilla ininteligible.
  • Que el okupa tenga una copia de las llaves del piso y sin haber pedido permiso antes para hacerla ni a mi ni al dueño.
  • Las hipócritas contradicciones de mi compañera: el primer día me dejó muy claro que no quería que entrara en su habitación sin permiso y que si necesitaba tomar prestado de la nevera algo que hubiera comprado ella, se lo dijera antes. Ahora tiene la costumbre de cogernos cosas a nosotros y contárnoslo después, y de llamar por teléfono cuando no estamos en el piso (aunque nos avise de ello antes de que llegue la factura).
  • Que se pasen tardes enteras tumbados en el sofá tragándose cualquier mierda que pasen por la televisión, especialmente telenovelas.
  • Lo calzonazos que es el okupa. Ella está parada, así que está muy claro que quien paga el alquiler es el otro.
  • Que no sea capaz de separar la basura correctamente para reclicarla por mucho que trate de explicárselo (incluso colgué una esquema en la cocina).
  • Los ataques de hiperactividad. Puede pasarse toda la semana tumbada en la cama o en el sofá, y de repente levantarse una mañana y decidir limpiar todo el piso sin pedirnos ayuda.
  • Que ponga la música tan alta cuando están en su habitación.
  • Que ponga la música tan alta para poder oirla cuando están en la cocina.
  • Que ponga la música tan alta y se deje la puerta abierta cuando se están duchando.
  • Su eterno resfriado. Lleva casi cinco meses tosiendo y moqueando, y jamás la he visto tomar ningún tipo de medicamento.
  • Que tenga siempre las ollas ocupadas con alguno de sus guisos.
  • Que tarde tanto (incluso dos o tres días) en limpiar las ollas que ya no necesita.
  • Sus ocasionales borracheras.
  • Que no muevan ni un dedo (ni ellos ni mi hermana, por cierto) cuando no tenemos butano y necesitamos conseguir una bombona nueva.
  • Sus periódicos lloriqueos por la familia que se dejó en Colombia y que estoy convencido no echa tanto de menos como dice (tuvo su primer hijo a los 15, así que muy orgullosa no debe de estar).
  • Que ponga tantas y tantas lavadoras. Ya que el calzonazos de su novio necesita el uniforme limpio para su trabajo (que no es precisamente de camarero; trabaja en una fábrica de tejas) a veces hay que entrar en lista de espera para lavar nuestra propia ropa.
  • A propósito de la ropa, que la tienda en la terraza y después se le olvide recogerla durante dias y dias.
  • Su inexplicable instinto territorial. Cuando mi hermana pasa unos dias en el pueblo se muestra mucho más sociable conmigo que cuando ella está presente. De hecho, cuando estamos los dos en el piso la pareja suele pasar mucho más tiempo encerrados en su habitación.
  • Que cuando sacamos tema de conversación no se calla ni debajo del agua.
  • Lo asquerosamente babosos que son.
  • Que follen tanto y encima tenga que oirles porque las paredes son de papel (y eso que nos separa un patio de luces). Vale, esto no deja de ser una postura egoista, pero me jode oir disfrutar a la gente cuando hace tantos años que dejé de tener algo parecido a una vida sexual. Al menos mi hermana nunca se ha traido a nadie al piso, que si no...
  • Que cada vez que hablamos tenga que repetirme que no tiene amigos, excepto un "calvo gay" (sic) que casi nunca viene por el piso. Se que le gustaría que salieramos de marcha con ella, pero a nosotros no.
  • A propósito de lo anterior, que le cueste tanto captar las indirectas. Entérate de una vez: NO somos amigos. Solo nos une una relación económica.
  • Sus batallitas acerca de su época como gogo (hay que ver como se estropean los cuerpos con los años) y las lujosas cenas a las que la invitaban los numerosos amigos importantes que dice haber tenido, y que ahora parecen haberse esfumado de su vida.
  • Que haya días que no se quita el pijama desde que se levanta hasta que se acuesta (porque, al revés que Espinete, ella presume de dormir siempre desnuda; con razón no se le cura el resfriado...).
  • Que me consulte continuamente acerca de las películas que pasan por la televisión o las salas. Cierto que me gusta el cine, pero no soy la IMDB, joder.

Seguramente me olvido de un montón de cosas más, pero esas (que no son pocas) son las que me han venido primero a la cabeza. Ahora la pregunta es: ¿por qué no la echo a patadas del piso? Pues muy fácil, porque paga religiosamente todos los meses (bueno, ahora me debe 29€, pero me los cobraré con el próximo alquiler). Por eso, y porque me consiguió un costo muy bueno. Con lo difícil que es encontrar un buen camello en Alicante, es algo para tener en cuenta. Además en general no molestan mucho (he vivido con gente mucho peor, ya lo contaré en otros mensajes), y para 5 meses escasos que faltan para que venza el contrato de alquiler, no merece la pena buscar a alguien.

Eso si, he hecho una promesa firme. En cuanto tenga un trabajo y un sueldo mínimamente decentes (sea donde sea, no creo que permanezca mucho tiempo en Alicante), pienso irme a vivir SOLO. Se acabó hacer números todos los meses, crear turnos de limpieza, guardar cola en el baño, o no poder disponer del sofá cuando quiera. Soy un inadaptado social, no es algo que me asuste, sino más bien lo contrario. Han sido 8 años de convivencia con todo tipo de seres y ya empiezo a estar muy harto (sobre todo si no me pagan por ello y no tengo posibilidad de follarme a alguna compañera, como en Gran Hermano). Tan solo espero que cuando llegue el momento... ¡¡hayan bajado los putos alquileres!!

22 de febrero de 2005

Daría la mia vita per una bona mamaita


¿Pinchará?Posted by Hello

Se aproxima la luna llena y eso normalmente solo quiere decir una cosa: que voy más caliente que de costumbre (lo cual, para un soltero de 26 años sin vida sexual y proclive a la ansiedad ya es mucho decir). Esta misma mañana, tras pasar la noche en el sofá para contrarrestar mi insomnio, en vez de levantarme con un previsible dolor de espalda me he despertado con unas terribles ganas de que me hagan una mamada. Y no lo entiendo.

Me explico: ¿por qué de repente me apetece una mamada si NUNCA me han hecho una? La única novia que he tenido, a pesar de que nos acostamos juntos en casi una docena de ocasiones, no quería ni tocar mi polla; le daba "asco". Curioso que no le diera tanto asco que la penetrara con ella ni que fuera muy reticente a que le comiera el coño, pero en fin, yo la quería y no tenía sentido forzarla. Por su parte, la otra chica con la que me he acostado (o, para ser exactos, la chica que se acostó conmigo) sí que jugueteó con mi miembro, pero nunca llegó a hacerme una mamada. Podría haberselo pedido, pero era la primera mujer con la que tenía sexo tras cuatro años y medio de abstinencia, así que estaba demasiado aturdido como para ser exigente. Bastante paciencia tuvo conmigo...

Lo que más me jode del asunto no es el hecho en sí de que nadie se haya querido introducir mi pene en su boca (suena asqueroso dicho así, ¿no?). A fin de cuentas, no se realmente lo que me estoy perdiendo. No, lo que más me jode es el tono en el que todo el mundo me habla de ello: "¿¿Que nunca te han hecho una mamada??", "Pero tio, ¡si es lo mejor del mundo!", "no me importaría dejar de follar con tal de que me la chuparan siempre", "no sabes lo que te estás perdiendo!", etc, etc, etc... (añádamos a esto el patético chiste sobre las mujeres con cabezas cuadradas, que no se por qué siempre aparece en estas conversaciones). Yo yo me pregunto: ¿es para tanto? No, de verdad ¿es realmente para tanto? ¿No estará la gente magnificando este tema por el temor a reconocer que ellos no disfrutan realmente de ello? ¿Y si se ha creado un gran bulo alrededor del sexo oral? A ni no me parece tan descabellado. Por ejemplo tengo en la cabeza una de las grandes mentiras consentidas del mundo: Paris, ciudad del amor. Entiendo que las parejas de recién casados que deciden pasar su luna de miel en esta ciudad la contemplen en pleno subidón de dopamina y feniletilamina, y por tanto les parezca maravillosa. Incluso un motel cutre de carretera en medio de ninguna parte podría resultar romántico en pleno colocón neuroquímico. Pero yo he estado en París (dos veces, de hecho) y en todo momento he visto lo mismo: una ciudad europea como todas las demás, con las mismas franquicias que en todas partes, llena hasta el culo de turistas insufribles, y el mismo desequilibrio entre los barrios populares y los de la gente adinerada. Es un lugar lleno de historia y monumentos, es verdad, pero no me pareció para tanto. Sin embargo, casi todos mis compañeros de excursión dijeron más o menos las mismas gilipolleces: que si es maravillosa, que si es la ciudad de la luz (viva la originalidad), que si es muy romántica, etc, etc, etc. El mito parisino es intocable (menudas miradas asesinas recibía por parte de las chicas cuando manifestaba mi decepción). Empiezo a sospechar que con las mamadas pasa lo mismo.

He pensado como un millón de veces pagar a una prostituta para que me la chupe. He mirado cientos de anuncios de contactos en los periódicos, e incluso mis amigos me llevaron un par de veces a tomar una copa a algún night-club, pero siempre me he arrepentido en el último momento. No solo porque yo no soy así y podría arrepentirme de ello toda mi vida, sino porque seguramente estaría tan nervioso que no podría disfrutarlo. Pero aunque me lo hiciera una chica por la que sintiera algo y habiendo conseguido relajarme (si es que eso es posible para alguien con mi problema sin mediación química), no tengo del todo claro que realmente me vaya a gustar. Posiblemente, después de haber oido cientos de veces lo cojonudo que es, al final me lleve una gran decepción. En la cama apenas si puedo disfrutar de las caricias que me ofrecen porque estoy siempre tenso, y el sexo oral no tiene por qué ser una excepción. Sinceramente, prefiero hacer a que me hagan y lo que más me produce placer es dar placer a mi pareja. Al menos mi ex no tuvo ninguna queja al respecto. Así que si las cosas siguen así, quizás pida que graben este epitafio en mi lápida:

J+MC
NUNCA LE HICIERON UNA MAMADA, PERO FUE FELIZ
[Por cierto, el título de este mensaje es el estribillo de la canción La Mamaita (Historia De Marco Y Su Mono Amedio), que aparece en el álbum Las margaritas son flores del campo de Los Mojinos Escozios. Diox, lo que me reí con esta canción cuando la oí por primera vez...]

21 de febrero de 2005

Puto asco de tráfico...


¿Pasos de peatones? JAJAJAJA Posted by Hello

Es un hecho. En Alicante hay muchos gilipollas, y TODOS tienen coche. La comunidad valenciana tiene una de las tasas más altas de accidentes dentro de las ciudades y lo que realmente me extraña es que no haya más. Conducir en Madrid, por ejemplo, es engorroso y complicado, pero el tráfico se rige por unas normas propias que impiden que se instaure el más absoluto caos por las calles. Tan solo hay que aprenderselas y respetarlas para que el resto de conductores te deje en paz y puedas llegar sano y salvo a casa. En Alicante, por el contrario, la única norma es el TONTO EL ÚLTIMO. Poco importan las señales, los peatones o incluso el resto de los vehículos; lo único realmente importante es llegar a tu destino lo más rápido posible cueste lo que cueste.

El aumento exponencial del parque automovilístico en las ciudades es una de las mayores pandemias de la era moderna. El número de coches por habitante supera en algunos lugares al de televisores, pero el número de plazas de aparcamiento gratuitas apenas crece y todas las de nueva creación son de pago. Si a eso añadimos calles estrechas y empinadas, y la mala ostia por bandera, tenemos como resultado la ANARQUIA. En Alicante hace mucho que se superó la fase de aparcar en segunda fila o tapar las esquinas. Un fin de semana en época académica los coches crecen como setas en absolutamente cualquier parte: en aceras (incluso en las más estrechas), en medio de calles peatonales, en isletas, en batería en un aparcamiento en linea, en medio de la calle con las luces de emergencia encendidas durante horas... La falta de visibilidad en algunos puntos es absoluta y no te queda más remedio que salir de la calle a las bravas rezando para que no venga nadie demasiado deprisa y te arrolle. Si consigues superar esa prueba, probablemente tengas que pasarte el resto del recorrido cambiando bruscamente de un carril a otro para esquivar tanto los coches mal aparcados como a aquellos que también salen de golpe de las calles rezando porque no te los lleves por delante. Dicen que el rally Paris-Dakar es uno de los recorridos más duros del mundo. Se nota que nunca han circulado por aquí.

La sociedad occidental se aburre y por eso no permite que se toquen sus entretenimientos favoritos. El alcohol es la droga oficial y por muchas muertes que provoque nadie se atreverá a prohibirla. En Estados Unidos las armas son el juguete preferido de los adultos (y desafortunadamente muchos niños), que se amparan en la constitución para que nadie se atreva a cuestionar el absurdo de comprar y coleccionar con facilidad un objeto cuya finalidad es matar personas o animales. Y en España, al igual que en muchos otros paises, los coches son objetos de adoración más allá de la razón y la lógica. Tantos años de anuncios en los que los vehículos a motor representan la libertad, el poder e incluso el sexo (todos tenemos en mente esa teoría pseudopsicológica sobre el tamaño del coche y del pene...) han acabado por magnificar unas máquinas cuya única función debería ser transportar a las personas. En su lugar, han derivado en unos prodigios de la técnica que incorporan avances que no nos permitimos en nuestras propias casas: GPS, pantallas de plasma, sistemas de sonido envolvente, ordenadores de a bordo, climatizador... Y caballos, muchos caballos. Poco importa que oficialmente ningún coche pueda circular a más de 140 km. por hora bajo ninguna circunstancia. La velocidad libera adrenalina y esta droga es gratis. Además, cuando vas muy colocado (de lo que sea) no te importa lo que te pueda pasar...

Lo que más me asusta realmente de todo no es que los coches sean una excelente excusa para matar o morir. Incluso eso podría pasar de no ser por nuestra ambigua relación con las normas de tráfico. Cuando estuve en Amsterdarm lo que más me impresionó no fueron los canales, ni el Museo Van Gogh, ni los Coffee-shops, ni las putas del barrio rojo. No señor, no, lo que más me impresionó fue ver a todos los coches pararse ante un semáforo en ambar. ¡¡En ambar!! Y cómo los ciclistas se cabrean cuando invades el carril bici. Y que haya tantos tranvias circulando por medio de la ciudad y provoquen tan pocos accidentes. Sin embargo en este pais más que normas parece que la DGT lo que dicta son "consejos". ¡Cuantas veces habré oido eso de "bah, porque te pases 20 o 30 kilómetros por hora del límite no pasa nada, joder"! Y yo me pregunto, ¿será efecto del colocón de adredalina o es que son así de gilipollas? ¿Es que no se dan cuenta que los límites y las señales están ahí para evitar los accidentes? Por dios, ¡que hay gente que piensa que las normas están puestas solo para cobrar multas o para joder al personal!

Lo más gracioso, o lo más triste, es el absoluto desprecio que se tiene a estas normas y la jodidamente escrupulosos que somos para el cumplimiento de otras. Cosas de la retorcida educación retrógrada y católica que hemos tragado durante años. Por ejemplo, si en este pais echas un polvo con una chica de 17 años, 11 meses y quince dias, es bastante probable que sus padres te lleven a la carcel y los medios te lapiden. De hecho es posible que si este texto lo lee la Brigada de Delitos Tecnológicos de la Guardia Civil comiencen a investigarme. Sin embargo, Si te la follas 15 dias después, nadie tiene derecho a toserte. Y la cosa va más allá aún. Cada vez que comento sin pudor que me gustaría acostarme con una tia de 17, o incluso de 16 (ahora es cuando se dicta la orden de búsqueda y captura), siempre hay alguien que dice "Pero, tio, ¡que eso es ilegal!" ¿Ilegal? ¿Eso es todo lo que nos preocupa? ¿Nadie se plantea las posibles repercusiones psicológicas de tener sexo a una edad en la que no se esté preparado (aunque hoy en día los de 15 van sobrados de información, pero en fin..)? No, lo que nos importa es el castigo o la multa. Al 70% de los conductores los límites de velocidad se la trae floja, pero les preocupa que les puedan "trincar" y que les caiga una "receta". ¿Y que pasa con el riesgo de colisionar con un vehículo, de salirte de la calzada, de atropellar a un peatón? Una misma persona puede tener un miedo atroz a tocar a una cria de 16, meterse coca por las noches sin remordimientos y circular a 140 con el único temor de que le pille una patrulla.

Algo funciona mal en nuestra educación, eso lo puedo ver yo y cualquiera. Me gusta mirar más allá de las leyes y tratar de comprender las razones por las que son creadas, y cuestionármelas si es necesario. Pero eso es algo que pocos parecen hacer. Tenemos un concepto muy caduco del bien y el mal y va siendo hora de que lo renovemos. El alto índice de abstención en el referendum es, a mi parecer, una buena señal. Quizás si nos hartamos de que los políticos nos traten como a gilipollas, las cosas empiecen a cambiar.

19 de febrero de 2005

Crónicas de la ansiedad (IV)

DAÑOS COLATERALES


Los trastornos de ansiedad posiblemente no tienen cura, al menos tal y como concebimos la cura de un resfriado o alguna enfermedad mucho más grave. Nunca se llega a un momento en que todo acaba; incluso aquellas personas que logran controlar de manera realmente efectiva su problema viven con la sombra de la recaida sobre sus cabezas. Los hay que dependen para siempre de una medicación, igual que los hay que superan sus limitaciones hasta el punto de realizar cosas que otros en su mismo estado no podrían hacer. Por poner un ejemplo, yo jamás podría ser controlador aereo, puesto que se requiere un autocontrol del que carezco por completo.

Hace dos años me dieron el alta médica. Eso no quiere decir, ni mucho menos, que esté curado, sino que puedo afrontar mi problema sin supervisión externa. Pero el problema sigue ahí; no es la fuerza del rio la que ha disminuido sino que es la presa la que se ha hecho más fuerte. Los ataques desaparecieron, sí, pero la ansiedad sigue muy presente y adopta otras formas que pueden resultar tanto o más desagradables que antes. Este mensaje es un repaso a esas pequeñas putadas que me hacen la vida más difícil y que me recuerdan, día sí dia también, que va siendo hora que me replantee volver a tratarme (y, a ser posible, que no sea con un funcionario):

Espasmos musculares.- Al principio no les presté mucha atención, puesto que pensé que era un acto reflejo producido por las largas caminatas que suelo hacer. Más tarde me di cuenta que sucedían incluso cuando no había hecho ejercicio y llegué a asustarme un poco. Afortunadamente leí hace algún tiempo en un artículo sobre la ansiedad que este es un efecto común en la gente que padece estos trastornos. Se trata de contracciones musculares involuntarias e incontrolables. Estás sentado tranquilamente delante del ordenador y de repente te das cuenta de que un músculo indeterminado de tu muslo derecho palpita. Sí, igual que el corazón, se contrae y se relaja rapidamente a un ritmo constante. Llega a ser un espectáculo un tanto grotesco y uno espera que de un momento a otro un alien te salga de la pierna, o que esta mute en un tentáculo o algo así. Por suerte esto ocurre con poca frecuencia, de forma aleatoria y dura un par de minutos o así.

Problemas digestivos.- Los que no hayan hecho una carrera de ciencias quizás recuerden todavía de las clases del instituto la explicación del sistema simpático-parasimpático. También conocido como sistema vegetativo, se trata de una red de nervios y ganglios que controlan los órganos del cuerpo que funcionan de forma autónoma. Todo está conectado entre sí, de forma que la alteración de un punto puede afectar al resto. La ansiedad es una gran alteración del sistema nervioso y, por supuesto, esto también afecta a la red vegetativa. Resultado: todas tus funciones autónomas funcionan a mayor ritmo del que debieran, especialmente el sistema digestivo. ¿Cuantas veces van al baño al día? Ultimamente, yo visito al señor Roca entre 8 y 12 veces diarias. Si se me ocurre fumarme un cigarro después de comer, los alimentos ya habrán sido digeridos antes de que aplaste la colilla. Y, como no podía ser de otra manera, desde que estoy sin trabajo padezco de aerofagia. Y luego me preguntan que porqué no engordo...

Insomnio.- Un clásico. De hecho sería realmente raro que pudiera dormir bien, porque es el primer síntoma de cualquier que padezca una alteración nerviosa temporal o permanenente. Lo que me jode realmente del tema es que me cuesta dormir incluso cuando estoy terriblemente cansado, porque no es mi cuerpo quien me impide conciliar el sueño, sino mi cerebro. Hace años que adopté la costumbre de leer en la cama para que mi mente se cansara tanto como el resto del cuerpo, pero no siempre funciona. Irónicamente no tengo ningún problema para dormir de día y en el sofá del salón, pero a veces me resulta imposible hacerlo de noche y en mi propia cama. Al menos tengo una fórmula para casos de emergencia: un porro no muy cargado y un disco de trip-hop. Si por lo menos tuviera un camello en condiciones...

Tics nerviosos.- Igual que se dice que los fantasmas son los espíritus de personas que no pueden descansar o pasar al más allá porque tienen asuntos que resolver en el mundo de los vivos, mis tics nerviosos son la manifestación inconsciente de las preocupaciones que trato de enterrar en el fondo de mi mente. Los padezco desde que era un crio (recuerdo una monumental bronca al respecto el día de mi primera comunión), lo que tendría que haber dado la voz de alerta para que me viera un especialista. Pero mi médico de cabecera pasa de todo y mis padres siempre han dado por hecho que "nuestro hijo es muy nervioso". Hay etapas en los que los tics desaparecen, sobre todo en las épocas en las que tengo trabajo y no me aburro tanto como ahora. Tampoco los padecí durante mi terapia. Sin embargo han vuelto con más mala ostia que antes, y como todos mis tics son contracciones de músculos faciales (guiñar el ojo, torcer la boca, tensar el cuello, etc, etc...) es imposible no llamar la atención. Y luego me preguntan que por qué no ligo...

Ataques nocturnos de ansiedad.- Estos son los efectos secundarios más serios y que más me preocupan de todos, junto a los ataques de ansiedad diurnos (afortunadamente ya desaparecidos). Son de dos tipos, según el nivel de ansiedad que padezca en ese momento:

  • Los ataques de pánico, se presentan poco tiempo después de dormirme. De repente siento como si la oscuridad se hubiera convertido en algo sólido que me envolviera y yo me estuviera hundiendo en ella. Siento miedo, mucho miedo, y se que solo la luz puede salvarme. Si tengo suerte, bastará con que alargue la mano y encender la lámpara de mi mesita para que todo se acabe. Pero recuerdo que en una ocasión tuve que gatear aterrorizado hasta el interruptor de la luz de la habitación porque estaba desorientado y era incapaz de ponerme de pie.
  • Los ataques de asfixia me ocurren en plena madrugada, cuando más profundamente estoy dormido. Simplemente me despierto y me doy cuenta de que no puedo respirar, que el aire no me llega a los pulmones. Algunas veces me arrastro hasta la ventana y la abro para que el frio de la noche me despierte. Otras veces simplemente me retuerzo aterrorizado, hasta que la ansiedad disminuye y mis pulmones se ponen en marcha de nuevo. Todo el proceso dura aproximadamente 5 segundos, pero te parece una eternidad.

En esta época en que mis niveles de ansiedad están creciendo sin control, han vuelto a aparecer este tipo de ataques, especialmente los de pánico. Los ataques de asfixia solo se producen cuando estoy realmente jodido, pero eso no quiere decir que los primeros no sean aterradores. Es muy posible que tenga miedo a la oscuridad, aunque curiosamente no es algo que me haya preocupado nunca ni a lo que le haya dado importancia. Soy un cobarde, tengo muchos miedo y eso parecía tan solo una tontería infantil. Pero como todos mis fantasmas, se oculta en el fondo de mi mente para atormentarme de vez en cuando.

En el mensaje anterior dije que era hora de tomar decisiones. Pues bien, se que lo que me ocurre ultimamente es producto de la presión que supone buscar un trabajo y llevar una casa, pero es más que obvio que sigo necesitando ayuda. Ahora lo que necesito saber es qué tipo de ayuda, porque se que no me puedo fiar de la sanidad pública: todo se resolverá con una nueva medicación y más inutil psicoterapia. Puedo medicarme solo (y tendré que hacerlo si esto va a más), pero no me da la gana contarle mis problemas a un funcionario. Prefiero contarlo aquí, a un grupo de desconocidos y me hace sentir mejor. Ahora ya tengo un objetivo para los próximos meses: me da igual si es la Cienciología, un psicoanalista, la Kabbala, los Mormones, una secta satánica, el método Pilates o la iluminación tántrica. Pero, por favor, que alguien me ayude!!!

Angustia

Ayer fue uno de esos dias.

¿Han reido de alegría y llorado de tristeza al mismo tiempo en alguna ocasión? Yo sí. Fue a la salida de la película L'auberge Espagnole, de Cédric Klapisch. Tras dos años de lucha en la capital, atrapado en un trabajo rutinario, solo, sin ambiciones, esa película me abrió una herida que trataba de olvidar en vano. Una herida cuyas raices llegan hasta mi alma. Y se me abrieron los ojos,de par en par, y fui consciente de lo absurdo que era todo, que había perdido completamente el rumbo, que las cosas no podían seguir así.

Ayer fue uno de esas noches.

Cada vez que regreso a mi pueblo, a casa de mis padres, toda mi vida desfila delante de mis ojos, como a aquellos que están a punto de morir. Todo lo que yo soy se forjó en la oscuridad de esta casa, en madrugadas ociosas donde mis escasos sueños tomaban forma en la pantalla del televisor. Esos fantasmas me rondan cuando estoy aquí y me pregunta qué he hecho con mi vida. Ayer, precisamente ayer, apareció de nuevo la película para hurgar en mis heridas. E igual que ocurriera dos años atrás, se me abrieron los ojos y pude contemplar el caótico absurdo de mi vida y el abismo del futuro incierto que me aguarda. Nada tiene sentido.

Ayer fue uno de esos momentos.

Me miré al espejo y me horroricé de lo que vi. Soy la viva expresión de mi ambiguedad y mi decadencia. Un cuerpo joven pálido y fláccido, con unas piernas rollizas y velludas. El nacimiento de una tripa en un torso esquelético. Una barba que se resiste a crecer en una cabeza entrecana. No me gusto. Me aborrezco. Me odio.

Ayer fue uno de esos instantes.

Una melodía me recordó que he abandonado mis sueños. Sueños que hablan de frivolidad, de vanguardismo, de vestidos con lentejuelas, de fotografía y diseño, de clubs y fiestas en chalets privados. Sueños que hablan de bailar en una playa hasta que los pies me sangren. Se dice que cada persona nace con un don: el mio es danzar hasta elevarme a un plano superior. Y sin embargo me estoy pudriendo nuevamente en una rutina que me aburre, en un lugar que me incomoda, con gente con la que no congenio.

No me gusta mi vida. No me gusto yo. Y no tengo ni puta idea de lo que me depara el futuro. Ayer fue uno de esos dias, una de esas noches, uno de esos momentos, uno de esos instantes, en que quise mandarlo todo a la mierda: familia, estudios, amigos, piso, coche. Empezar de cero. Empezar a ser yo.

Pero todavía no se quien soy yo...

17 de febrero de 2005

Crónicas de la ansiedad (III)

TERAPIA


Los problemas de ansiedad como el mío (sea cual sea, porque nunca se molestaron en definirlo), pese a tratarse de trastornos posiblemente crónicos, pueden y deben ser controlados por el propio paciente. Más o menos es lo que trató de explicarme el impasible psiquiatra que llevó mi caso en el segundo centro de salud mental al que acudí, quien además me repitió hasta la saciedad que debía depender lo menos posibles de las pastillas. Así que, como era de recibo, junto a la nueva medicación (10 mg. diarios de Tranxilium; menos mal que no debía depender de ella...) también se determinó que debía acudir a psicoterapia para definir y atajar las causas de mi problema. Exactamente al revés que en el primer centro. Ese fue el momento en el que empecé a ser consciente de que la psicología no es precisamente una ciencia exacta y que mi cura (si es que la tenía) tardaría bastante en llegar.

Mis sospechas crecieron el primer día que acudí a la terapia. Ya mencioné en el anterior capítulo que el edificio que alberga el centro de especialistas es bastante viejo y está bastante desaprovechado. La salud mental es un tema bastante discriminado por la sanidad pública y es raro que disponga de espacios propios y definidos, por lo que sumado a lo anterior me encontré con que la consulta de la psicóloga estaba situada en la planta de archivos y despachos. La enorme sala de espera solía encontrarse terrorífica y paradojicamente vacía (parece una leyenda urbana: una sala de espera vacía en un centro médico) cuyo silencio solo era interrumpido por las conversaciones telefónicas y el tecleo ocasional que provenía de la secretaría general, justo enfrente. La única presencia humana de la planta era el conserje, que daba palique a la secretaria de vez en cuando, algún médico de camino a su despacho y ocasionales pacientes que venían a presentar quejas y que te miraban con cara de estar preguntandose "¿qué coño hace este aquí?". Y tu sentado en uno de los sillones, repasando mentalmente tus problemas para contarselo a tu terapeuta, sintiéndote cada vez peor conforme recuerdas lo que has pasado, y mirando continuamente al reloj con ganas de largarte de allí cuanto antes. Con ese ánimo, es difícil tomarse una terapia realmente en serio.

No fue lo único que me desanimó en mi primera visita. Ese día la psicologa me atendió a su hora (no se volvería a repetir) con un montón de carpetas en su mesa. ¿Papeleo burocrático urgente? No señores, no, es que no se había leido mi expediente. Muy amable me invitó a sentarse, me preguntó que tal estaba (una coletilla profesiona más que auténtico interés) y me pidió por favor que esperara un momento a que echara un vistazo a mis datos. Genial, pensé. Tras un vistazo rápido comprendió de que iba el tema (seguramente lo habrá visto cientos de veces) y comenzó a hacerme las preguntas de rigor. No recuerdo exactamente lo que le conté ni ese ni el resto de los días, ni tampoco lo que me contó ella, excepto que se deshizo en palabras de ánimo, que me dio un montón de consejos un poco paternalistas y que escribió bastantes nuevas anotaciones en mi expediente.

Algo que siempre me ha mosqueado mucho de mis visitas tanto al psiquiatra como a la psicóloga fueron estas misteriosas anotaciones. Yo contaba a grandes rasgos mi problema, mis síntomas, mi evolución y mis paranoias, y en determinados momentos escribían algo. Cada vez que lo hacías era inevitable que pensara "Dios, ¿que he dicho?", con lo que desviabas la atención de tus propios pensamientos y comenzabas a prestarla a su bolígrafo. No creo que fuera realmente bueno para el tratamiento, puesto que tu mismo identificabas las frases que les impulsaban a escribir y después llegaba darte incluso miedo repetirlas; como si estuvieras en un examen oral y lo que dijeras influyera en la nota. Además mi mente se quedaba con esas frases o palabras aparentemente importantes y después me entraba la paranoia y me psicoanalizaba yo mismo en casa. El psiquiatra lo hacía de una forma bastante mecánica puesto que era el quien abría los expedientes, pero la psicologa acabó por darse cuenta de que le miraba más la mano que los ojos y más de una vez noté que reprimía las ganas de escribir con tal de que no perdiera el hilo de mis pensamientos.

No fue el único elemento de distracción de las sesiones. Tras las dos o tres primeras visitas al psiquiatra, y una vez comprobado que yo era bastante inofensivo, este me trajo una sorpresita: estudiantes en prácticas. En al menos cuatro ocasiones, y tras pedirme permiso, me encontré con una universitaria muy seria sentada al lado del doctor que me miraba con mal disimulado miedo y hasta un poquito de aversión. Era tan absolutamente hilarante que más de una vez tuve que contener la risa. En esas consultas, completamente rutinarias y que básicamente servían para determinar si debía seguir con la misma dosis de Tranxilium o no, solía caer en la tentación de melodramatizar mi problema. Adoptaba una actitud de paciente profesional (como si llevara 20 años acudiendo al centro), lanzaba miradas a la "becaria" para intimidarla y hablaba con auténtica soltura de mis ataques, las pastillas y la psicoterapia. Sobre todo hacía especial incapié en los ataques, a los que normalmente no me gustaba mencionar pero que impactaban mucho en las chicas. Algunas estaban bastante buenas, por cierto. Lástima que a partir de ese momento me vieran como a un loco, pero es que me lo pasaba tan bien...

La psicoterapia avanzaba de manera lenta y además no parecía responder a ningún plan de acción prefijado. De hecho apenas si profundizabamos en el problema en sí. El principal interés de la doctora era que pudiera identificar yo mismo las causas de mi trastorno para después neutralizarlas. Una de la tareas que me encomendó (a la que debo confesar que no hice demasiado caso) fue que llevara en todo momento un papel y un lapiz y que anotara el momento exacto en el que sentía que crecía mi ansiedad. En principio sonaba bastante razonable, puesto que para evitar los ataques antes debía de evitar lo que los originaban. El fallo de su razonamiento es que era también yo quien debía encontrar la solución a estas causas, algo que no resulta lógico puesto que precisamente se correspondían con problemas que no podía o no sabía solucionar por mi mismo y por lo tanto me causaban ansiedad. No es que se desentendiera del tema, la verdad; su principal motivación es que tratara de desdramatizar mis problemas y que me esforzara realmente en encontrar esa solución que necesitaba. Sin embargo, que casi todas las sesiones consistieran en el mismo discurso, con distintas variaciones, hasta que se me metiera en la cabeza que le doy demasiada importancia a las cosas, ayuda pero también cansa. Eso, el que pareciera que no hacíamos progresos y algo que veremos un poquito más adelante.

No se si aconsejado por el psiquiatra o por la psicóloga, se decidió que sería bueno que acudiera a una terapia de grupo de relajación, para aprender a controlar los nervios. Desde el primer momento me encantó la idea puesto que, ya que me había metido en el submundo de la salud mental, quería probarlo todo. Además, como buen friki (de los cojones; saludos señor Jenkins), había visto cientos de terapias de grupo en las películas, tratadas de forma más o menos seria, y me moría de curiosidad por formar parte de uno. ¿Tendría que decir lo de "Hola, me llamo J+MC y soy alcoholi... este, tengo ansiedad? ¿Habría tarjetitas con los nombres, café y bollos, e incluso algún infiltrado, como en los libros del maestro Palahniuk?

He dicho ya que el edificio estaba muy mal aprovechado, ¿no? Pues, por supuesto, no existía ningún lugar adecuado donde se pudieran realizar este tipo de terapias. La verdad es que no se realizaban muchas (tuve que esperar un mes hasta que hubo gente suficiente para crear un grupo), pero ya que eran parte de algunos tratamientos debería existir un espacio para estas y otras actividades, en vez de reunirnos en la sala de preparación al parto. Hablar de tus problemas mentales rodeado de gráficos de vaginas, muñecos con algún miembro de menos y biberones con líquidos de color sospechoso era, cuanto menos, un poco truculento. Pero después de un par de sesiones te acostumbrabas. Además, la gente solía estar lo bastante jodida para preocuparse de los detalles.

El grupo estaba formado en principio por unas 10 personas (en realidad hubo una que nunca vino) y dirigido por dos enfermeras especializadas en el tema. El primer día fueron las presentaciones: uno por uno deciamos nuestro nombre, nuestro problema y la medicación que estabamos tomando. Ni tarjetitas, ni café, ni atriles, y encima en una sala de maternidad (¿no dice Resines que somos diferentes? Pues eso). Ese día me di cuenta, aparte de que veo demasiadas películas, que lo mio no era nada en comparación con los demás. Yo era quien menos medicamentos había tomado, quien llevaba menos tiempo en tratamiento y por supuesto el más joven, por lo que en cierta medida me sentía como un intruso. Sin embargo sus síntomas y sus problemas no diferían mucho de los mios, así que el recelo inicial dio paso a la agridulce sensación de encontrarme rodeado de personas que me comprendían y con las que me podía identificarme. Formaba parte de algo, perseguiamos una meta común. Nunca fui más consciente que en ese momento de tener una enfermedad y estar luchando por curarme. Incluso dejé de lado por un momento mi creciente falta de fe en el tratamiento y me esforcé por aprender lo que nos enseñaban, que no era ni más ni menos que una serie de ejercicios de relajación y de autocontrol que realizabamos tanto sentados como tumbados en el suelo. Aunque esos ejercicios eran dirigidos por una de las enfermeras (la otra se ocupada de anotar nuestros progresos), el objetivo era que pudieramos repetirlos a diario en casa y que los interiorizáramos hasta el punto de usarlos de forma automática cada vez que nos encontráramos en una situación de ansiedad. Debo decir que apenas los repetía en casa, puesto que todavía me medicaba y al hacerlos en la cama tenía tendencia a dormirme. No obstante el control de la respiración adquirido me sacó de más de un apuro, sobre todo en el trabajo.

De la terapia de grupo poco más hay que contar. La diferencia de edad impidió que hiciera amistades y tampoco me pareció muy apropiado. Fue muy agradable (y lo más util de todo), pero solo duró un mes y medio. Y con el fin de esta terapia comenzó la imparable falta de interés hacia el resto del tratamiento. He mencionado ya que la psicoterapeuta comenzaba a cansarme, ¿no? Pues bien, aunque en ningún momento pongo en duda su profesionalidad (aunque quizás si tuviera algo de desinterés), hubo algo que provocó que le perdiera el respeto casi por completo: la impuntualidad. No es que sea un perfeccionista y no sepa perdonar diez minutos de tardanza. En absoluto. Es que, por motivos que jamás quedaron claros, adoptó la costumbre de llegar a la consulta con hasta hora y media de retraso. Y, ustedes me van a perdonar, pero después de pasarte hora y media mirando los mismos cuadros, el mismo conserje y la misma secretaria aburrida (e incluso echándote algunas siesta), a uno se le quitan las ganas de contarle su vida a una funcionaria que te trata como si fuera tu madre. Progresaba, sí, me ayudaba, también, pero empezó a tocarme los cojones. Por otro lado, durante el tratamiento ocurrió algo que cambió completamente la situación en que me encontraba. De trabajar puteado y presionado en un restaurante (bwa-ha-ha-ha) de un centro comercial que se encontraba a una hora de metro de mi casa, pasé a trabajar a un restaurante (bwa-ha-ha-ha) que se encontraba a cinco minutos a pie de distancia y donde tenía bastantes menos obligaciones y ganaba más dinero. Resultado: mi calidad de vida ganó muchos enteros y mi ansiedad se redujo drásticamente. Así que decidí abandonar las pastillas, previo consentimiento del psiquiatra, y empecé a maquinar la forma de que me dieran el alta.

¿Actitud infantil e irresponsable? Puede, pero lo cierto es que en aquellos momentos el tratamiento se aproximaba a una via muerta. Me habían enseñado a controlar mi ansiedad, no dependía de las pastillas y el discurso de la psicologa cada vez se parecía más a un disco rayado. Si no tenía ningún interés en analizar ella misma mis problemas (juro que se rió cuando mencioné que no tener vida sexual me provocaba ansiedad; desde entonces no volví a tocar el tema) y me correspondía a mi analizarlos, frivolizarlos y neutralizarlos, ya no tenía sentido que fuera todos los meses a su consulta a decirle como me encuentro. Para eso bastaría una llamada telefónica y así me ahorraba pasar una hora bostezando delante del conserje. Me costó varias sesiones convencerla, pero por fin lo conseguí en la que, como dije en un mensaje anterior, fue posiblemente la mejor actuación de mi vida. Me había mudado a Alicante y lo último que quería era gastarme una pasta en viajar en tren hasta Madrid cada dos meses para nada. Además era cierto que me encontraba mucho mejor, al menos en ese preciso momento; las cosas han degenerado mucho desde entonces.

¿Necesito volver a tratamiento? Es posible, aunque es dificil determinar la magnitud real de tu problema cuando estás parado y no tienes un puto duro. Con dinero en el bolsillo todo es fácil. ¿Debería olvidarme de la Seguridad Social y pagarme un psicólogo privado? Al menos no se reiría de mi, por la cuenta que le trae. O quizás lo que debería hacer, después de todo, es hacerle caso a mi compañera de piso cuando me dice, muy diplomática ella: "tu lo que tienes que hacer es buscarte una novia que te folle bien follao, y ya verás como se te quita la cara de amargado que tienes siempre". Aunque en vista de mi éxito con las mujeres, lo que finalmente haré será ahorrar para una Playstation Two. Oye, conozco a muchos tios que no se comen una rosca y con la maquinita son felices de la ostia...

15 de febrero de 2005

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Lo prohibido


¿Angel o demonio? Posted by Hello

No todo mi olimpo particular está compuesto por mujeres dulces y sensibles con personalidades arrolladoras. Soy una persona iconoclasta, complicada y algo incoherente, dificil de clasificar, que huye de las etiquetas y de los convencionalismos. Ya he contado antes que hay personas que consideran que mis gustos no son propios de un hetero español. Y si alguien me llama "raro", lo considero un halago. Por eso también me atraen las personalidades complejas, ambiguas o duales: luz y oscuridad; violencia y ternura; amor y odio. Todo eso y mucho más, es lo que representa la musa de hoy, JANE MARCH.

Por encima de todo, y por mucho que le pese, ella es un icono erótico de primer orden. Posiblemente jamás podrá librarse de la pesada losa que supone haber encarnado en el cine a la "lolita" de uno de las mayores apologías literarias de la pederastia, El Amante de Marguerite Duras (¿Quieren prohibir el GTA San Andreas por supuesta incitación a la violencia de género y no prohiben esta película? Ah, claro, que cuando hay amor de por medio el sexo con menores no está tan mal visto. Asco de doble moralidad...). Por si eso hubiera sido poco, tuvo la osadía de interpretar varias escenas de alto voltaje erótico nada menos que con Bruce Willis en la irregular El color de la noche. Está claro que a Hollywood no le gustan ese tipo de exhibiciones (no hay más que ver la errática carrera de Elizabeth Berkley después de Showgirls), posible razón por la cual las escasas películas en las que ha aceptado participar (no parece tener interés en una filmografía más dilatada) hayan resultado ser tan mediocres.

Pero más allá del icono y de la actriz, Jane March es una mujer con una belleza dulce y agresiva al mismo tiempo que podrían volver loco a cualquier hombre. El gesto travieso y un poco infantil que le consiguieron su primer papel (ella tenía 19 años y el personaje 15), contrastan con un cuerpo menudo pero perfectamente esculpido y una boca que puede pasar de la inocencia a la lascivia en un solo gesto. Siempre me han atraido las bocas grandes, con labios sensuales y esas sonrisas que parecen tener brillo propio. Si tuviera que escoger la boca perfecta de mi mujer pefecta, sin duda sería la de Jane March.

Es una lástima que no se prodigue más en televisión, porque su sencillez podrían haberla convertido en una estrella de primer orden. Talento no le falta, desde luego (actrices mucho peores están triunfando). Pero como los asociales somos bastante elitistas y no nos gustan los fenómenos de masas, la prefiero así. Lástima que esté casada...

Asco de... publicidad


O sea, que ese es el truco. Vaya, vaya... Posted by Hello

Tengo que admitirlo: me pongo de muy mala ostia cada vez que pasan por televisión el anuncio del centenario de Cruzcampo. Sí, ese en el que el monigote de la compañía aparece en una fábrica triste y gris donde todo el mundo hace lo mismo (trabajar para comer) y de repente la pantalla se llena de colores... y todo el mundo decide hacer lo mismo (beber hasta el coma etílico).

Soy un abstemio furibundo, cada día más contrario a la existencia de las bebidas alcoholicas en este planeta (fuente principal de ingresos de mi pueblo natal, por cierto), y no pienso justificar mis actos de ninguna manera. Como ya comenté en un mensaje anterior, me saca de mis casillas la actitud tan abiertamente hipócrita de la sociedad occidental, que no duda en criminalizar a todo un sector de la población por el consumo ocasional de marihuana, y sin embargo no se atreve a decir una palabra más alta que otra en lo que concierne a la droga más consumida del mundo. Pero esto... esto es la gota que colma el vaso. La DGT rompiéndose los cuernos para salvar nuestros culos (y que, de paso, no nos llevemos más culos por delante) y, mientras, una marca de cerveza nos invita abiertamente a emborracharnos al acabar la jornada laboral para olvidarnos de la puta mierda de trabajos que tenemos. ¿"Viva la vida y arriba el amor?" ¿¿Me quiere decir alguien que cojones tienen que ver la vida y el amor con una sustancia que mata de forma directa o indirecta a cientos de miles de personas al año en toda la Tierra??

Juro que algún día de estos montaré un grupo abstemio paramilitar e iniciaré una guerra de guerrillas contra esta industria. Volaremos almacenes de cerveza. Asaltaremos grandes superficies. Amenazaremos a los pubs con quemarles el local si siguen cobrando más por un refresco que por un cubata. Introduciremos alucinógenos en el vino. Extorsionaremos a los políticos para que vuelva la ley seca (y si la gente se vuelve ciega por beber licores destilados en bañeras, lo celebraremos con salvas al aire). Ya que la diplomacia habitual no sirve para concienciar a la gente, utilizaremos el estilo Ridli Scott:

"Esta es una Thompson Submachinegun M1928AI... Calibre 45... La considero cuatro kilos y medio de DIPLOMACIA... ¿¿suficiente??"

(Fanhunter Saga #3, Cels Piñol after Marc)

14 de febrero de 2005

Secretos virtuales

Considerese afortunado el que lea esto, pues voy a contar algo que absolutamente nadie más sabe (excepto los propios implicados):

He tenido experiencias homosexuales "a distancia"

Que ustedes dirán ¿qué? Y yo responderé, sí, a distancia. Y volverán a preguntar ¿y qué? A lo que yo contestaré, pues en realidad no debería pasar nada. Pero pasa, claro que pasa.

De mentalidad abierta forjada en un entorno conservador y curiosidad insaciable, jamás me han asustado las cuestiones relativas a los gustos y parafilias sexuales. Sin embargo una cosas son las palabras y otras los hechos. Asumámoslo: solo he tenido una relación sentimental en mi vida; solo he mantenido relaciones sexuales con dos mujeres (incluida la primera); solo me he besado con tres (incluidas las dos anteriores). Así que mi curriculum da un poco de risa. Pese a eso, o precisamente por eso, nunca he podido descartar del todo otras preferencias sexuales. Pero una fantasía es una fantasía y otra la realidad.

Cuando tenía 15 años decidí poner un anuncio en cierta revista infantil para tener amigos por correo. Experiencia que derivó en más traumas que alegrias, pero de la que conservo un cierto grato recuerdo. De entre todas las cartas recibidas, solo mantuve correspondencia regular con tres personas, dos chicas y un chico. Las misivas de las féminas fueron siempre bastante convencionales, pero el chico resultaba intrigante; afirmaba sin pudor que había mantenido varias relaciones sexuales y que incluso había participado en un trio junto a un amigo. Me lo podía creer o no, pero no dejaban de ser relatos morbosos y a los 16 vas siempre caliente.

Ocurrió que en una carta, que también podía creerme o no, este chico me explicó que habiendoles fallado a su amigo y a el su habitual partenaire sexual, decidieron "hacerlo" entre ellos. Ya que no se entraba en detalles desconozco que es lo que se daba a entender por "hacerlo", pero desde aquel día mi interlocutor postal demostró un súbito y un poco desmedido interés por el sexo con otros hombres. Y conmigo. Tras un par de historias subidas de tono más, inició una campaña de acoso y derribo para obtener palabras, fotos o incluso vello púbico (por favor, sin comentarios) que le demostraran mi interés por él. Eso, a pesar de que vivía en otro pais y las posibilidades de vernos eran practicamente inexistentes. No obstante le seguí el juego hasta cierto punto (a los 16 vas siempre caliente), pero un día me asusté y decidí cortar por lo sano. Solo recibí una carta más de él y la quemé. Entonces me dejó en paz.

Desde aquella experiencia, inocente y bastante estúpida, el morbo por el sexo con otros hombres ha permanecido siempre en un rincón de mi subconsciente. Muchos años después de que eso ocurriera, habiendo tenido ya mis primeros escarceos sexuales con el sexo opuesto y tras una larga época de sequía, me aficioné al "cibersexo". Y como en internet nada es imposible y todo es mentira, volví a mantener relaciones homosexuales a distancia. Cibersexo con otros hombres. Mamadas virtuales. Sexo anal por modem. Aunque en realidad todo consistiera en hacerse pajas delante del monitor del ordenador, no puedo escapar a las connotaciones que eso implica. Hay muchos "heteros" que jamás harían algo así, igual que hay muchos que hacen eso y mucho más a espaldas de sus parejas, conocidos y el mundo en general. Los armarios siguen estando bastante llenos.

La ambiguedad sexual me ha perseguido desde entonces. En este pais no se puede ser abierto de mente: o eres gay o eres hetero. La bisexualidad es una leyenda urbana. Por eso la gente da muchas cosas por hecho, tanto en una "acera" como en la de enfrente. El año pasado, una vez concluida mi aventura madrileña y mi adicción a los chats, tuve una experiencia cuanto menos curiosa, si no reveladora. Esperando en la universidad el autobús que me llevara de vuelta a casa, me llamaron la atención los ojos profundamente azules de un chico que también estaba esperando. El hecho de que fuera un chico y no una chica es simplemente irrelevante; lo que yo miré fueron sus ojos, su mirada cristalina y profunda, de esas que parecen atravesarte. Pero el por supuesto no lo vio así. Se puso a mi lado en el autobús (siempre voy de pie), y comenzó a restregarse discretamente, como si fuera un gato. Suena absurdo pero es la verdad: frotaba su brazo con el mio, su pierna con la mia, su pie con el mio. Era tan surrealista que al principio no me di cuenta de lo que ocurría, o no era capaz de asimilar la situación. Tras 10 minutos de frotado tuve que aceptar que era verdad, que estaba ocurriendo, que un tio no mal plantado (aunque un poco bajito) y unos ojos terriblemente azules me estaba tirando los tejos de la forma más estúpida posible. Desconozco si en el "ambiente" las cosas funcionan así, pero era completamente ridículo. Tanto, que no me atreví a decirle nada. En el fondo estaba halagado; era la primera persona en mucho tiempo que mostraba interés sexual hacia mí. Así que le dejé hacer hasta que llegué a mi parada, donde comprobé con no demasiado asombro que se bajaba y me seguía. Me lo estaba temiendo. En ese momento tendría que haberme girado y haberle dicho, igual que Kevin Spacey a Chris Cooper en las escenas finales de American Beauty, "perdone, pero creo que se equivoca". No lo hice y tomé la opción más fácil: ignorarle y seguir mi camino hasta que se diera por aludido. Soy un cobarde, lo se.

La cuestión es que el día que ocurrió eso me encontraba terriblemente deprimido (para variar...) por algún motivo sin demasiado relevancia y que ya he olvidado. Si no hubiera estado tan jodido, igual hasta me hubiera acostado con el. ¿Cuantas veces en tu vida un tio se te restriega para pedirte favores sexuales? A los 26 y sin vida sexual también vas siempre caliente. De todas formas es muy facil sacar conclusiones a posteriori o con la distancia. Ayer mismo en un chat otro chico me lanzó continuas indirectas para tener un encuentro (en principio, solo para ir de marcha) en una supuesta futura visita suya a Alicante. Otro hetero en el armario. Intenté dejarle las cosas claras, pero o le seguía el juego o directamente le mandaba a la mierda. Tendría que haber hecho lo segundo (soy un cobarde, lo se). Apenas comenté que había tenido cibersexo con hombres, y de repente un tio que no me conoce de nada y al que no conozco de nada pretende acostarse conmigo. Parece que los heteros en el armario se sienten más comodos con los de su propia especie; dudo mucho que ninguno pudiera aguantar a una "loca" o un "oso".

Ahora la cuestión principal, es ¿soy gay? Y la respuesta es, JAMÁS. Ojo, no estoy diciendo que no pueda acostarme con hombres en un momento dado. De hecho, no estoy diciendo que no pueda tener una vida sexual exclusivamente con hombres a partir de un momento dado. No, lo que estoy diciendo es que me niego a ser "gay". Me niego a que me cuelguen una etiqueta y que a partir de ese momento tenga que comportarme de determinada manera o que todo el mundo espere de mi lo que no soy. En este pais ser "gay" significa ser un estereotipo, una parodia, un chiste de maricas; necesitas tener buen gusto para la ropa, gastarte más en cosméticos que Sara Montiel, machacarte en el gimnasio-sauna, ir al peluquero cada semana, exhibir tu pluma por todas partes, travestirse de vez en cuando, untarte de aceite y vestirte de cuero en una carroza llena de lentejuelas en el desfile del Día del Orgullo Gay. Ese es el "gay" televisivo, el "gay" que pone calientes a las mujeres, el "gay" que no pone tan nervioso a los heteros. Entiendo que este paripé haya sido un paso necesario para la integración del colectivo homosexual en un pais tan retrógrado como el nuestro, pero corren el serio riesgo de ser víctimas de su propio monstruo.

Ahora la cuestión principal es ¿me voy a acostar con hombres? Y la respuesta es, de momento NO. Y no es porque sea un cobarde (que lo soy, lo se), sino porque simplemente no estoy preparado para ello. ¿Preparado? Sí, preparado. Soy consciente de que no hace falta ningún examen para ello, pero soy aún más consciente en que en mi actual estado de confusión, echar más leña al fuego no hará sino complicarlo todo. ¿Como puedo distinguir qué es lo que realmente me gusta cuando apenas si he tenido sexo con mujeres? Porque (lamento decirlo pero es la verdad), puedo conseguir una cita con un hombre en cualquier momento a través de internet, pero mis posibilidades de acostarme con una mujer en estos momentos son casi nulas. No podría comparar y estoy tan necesitado de afecto que sería capaz de creerme mi propia fantasía con tal de no estar solo. Sexo por compasión. Y lo único que conseguiría sería hacerme daño y quizás hacer daño a alguien más. Porque me gustan las mujeres, eso es innegable, aunque mis gustos sean tan particulares e incluso sospechosos (me gustan mucho las mujeres morenas y delgadas que llevan el pelo cortado como los chicos). Adoro a las mujeres, necesito a las mujeres, me excito con las mujeres, no podría vivir sin estar rodeado de mujeres todo el tiempo. Me gustan los pechos grandes, me gustan los coños depilados, me gustan las caderas anchas. Así que si quiero indagar más en mis preferencias sexuales, si quiero llegar al fondo de lo que soy realmente, el primer paso es empezar por el principio. Salir con chicas, ir a tomar café, al cine, acostarme con ellas, recuperar mi vida sexual (si es que alguna vez tuve una). En definitiva, ser "normal", aunque sea por un tiempo. Y entonces, solo entonces, quizás pueda preguntarme si yo soy así o no.

O quizás no necesite preguntármelo. Me gusta la ambigüedad y los personajes fronterizos, los que tienen un pie en la realidad y otro en el mundo de los sueños, los que viajan entre el cielo y el infierno, los que escapan a cualquier clasificación posible, los que están por encima del bien y del mal. Me gustaría ser un puto Neo, un puto John Constantine, un puto Raziel. En la red ya lo soy. El futuro decidirá si traspaso la frontera.

Seguramente a los 66 también iré siempre caliente.

P.D. Mensaje inspirado y dedicado a Chuck Palahniuk, el maestro. Y a Ex Naranja Putrefacta, cuyo último texto me dio la puntilla que me hizo escribir este.

13 de febrero de 2005

Por un puñado de share...


Alegoría del panorama televisivo Posted by Hello

Me gustaría decir "lo sabía" y "os lo dije", pero he caido como todos. Después de tanto tiempo intentando sobrevivir en la selva de la programación a golpe de mando a distancia, yo también me hice ilusiones con la posibilidad de que repente hubiera cambiado todo, que hubieran dejado de tratar a los espectadores como gilipollas. Al encender el televisor se abría ante mi un mundo de colores y buen rollito, como los de los anuncios de las compresas (aunque con menos tias buenas con cara de ir muy puestas de coca). Llegué incluso a pensar que se había acabado la hegemonía de la telebasura, que Cronicas Marcianas tendría que abdicar, que los programas del corazón llegarían a desaparecer del horario de protección infantil. Pero ayer se me abrieron los ojos y por fin lo entendí todo.

Vamos a ver, hagamos cuentas de las novedades que se han producido en estos últimos... ¿dos meses? Primero quiero que nos fijemos en los programas de corte humorístico o "graciosillo":

  • TVE1: Cruz y Raya (lunes y viernes), Splunge (lunes), La azotea de Wyoming (jueves), SBD (sábado)
  • Antena 3: Buenafuente (martes a jueves), Homo Zapping (viernes)
  • Tele 5: Crónicas Marcianas (de lunes a jueves), CQC (viernes)

¿Vais pillando el concepto? Por si queda algún rezagado, vamos a hacer también un repaso a las series de producción propia:

  • TVE 1: Obsesión (de lunes a viernes), Cuentame (jueves)
  • Antena 3: Aquí no hay quien viva (miercoles), Lobos (primero los domingos, luego los jueves y ahora cancelada), UPA (primero jueves y ahora domingos), Casi perfectos (¿siguien emitiendo esto?), Mis adorables vecinos (en Stand-By)
  • Tele 5: Motivos personales (martes, pero no creo que dure mucho...), Los Serrano (Miercoles), El Comisario (viernes), Aida (domingo).

¿Lo veis ya? En el calor del momento, uno podría pensar que de repente a los programadores de las cadenas les ha crecido un cerebro y han decidido ofrecer una cierta "calidad" (ejem..) en la parrilla y poner así fin tanto al imperio de la telebasura (que ellos mismos habían creado) como a las quejas de los televidentes (que de todas formas nos tragábamos la basura que nos ofrecían). Pero, ¿a nadie le mosquea el hecho de que todo haya ocurrido tan de repente? ¿De verdad alguien cree que a los directivos de la televisión, en especial a sus contables, les importa una mierda los contenidos de los programas? ¿Realmente piensa Buenafuente que su llegada a Antena 3 ha sido una apuesta por el "humor inteligente"?

No señores, no. Lamento bajarles de la nube, pero absolutamente nada ha cambiado. Este tipo de fenómenos no se producen por casualidad ni mucho menos; NADA de lo que ocurre en este mundo es una casualidad (estoy convencido de que alguien saldrá beneficiado del incendio de la torre Windsor en Madrid, al igual que el incendio del Liceu de Barcelona consiguió desbloquear el proyecto de rehabilitación). Los recientes cambios en la programación no es una apuesta por la calidad, ni por el humor inteligente, ni por las series nacionales frente a las extranjeras, ni por el fin de la telebasura, ni por unos contenidos más apropiados para los niños, ni muchísimo menos por filantropía cultural. No señores, no. Las televisiones son empresas y su objetivo es obtener beneficios; cuando ven una línea de comercio rentable, la adquieren y la explotan. Y eso es lo que están haciendo con los nuevos programas. No se trata de una apuesta, se trata de una MODA. Mucho peor que eso, estamos ante un PUTO REVIVAL.

Hace algún tiempo hubo tal "revival" de los concursos, que incluso volvió el Un, dos, tres, con el resultado que ya conocemos. ¿Que los derechos de emisión de las series extranjeras se están poniendo por las nubes? Pues volvemos a la producción propia y así sacamos mayor tajada. Y ahora es el turno de la parrilla nocturna. Crónicas Marcianas había acaparado el "share" durante demasiado tiempo y eso supone mucho dinero para las arcas de Tele 5. Además consiguió desbancar a todos sus rivales (El pelicano, Maldita la hora, UHF, y seguro que me olvido alguno más), por lo que se necesitaba algo realmente rompedor. Resultado: vamos a traernos a la estrella de la productora más subversiva de la televisión (por si alguien no lo recuerda, El Terrat fue el responsable de... ¿como se llamaba? El último programa o algo así. Se metieron tanto con el gobierno que los echaron a patadas). Como han visto que funciona, y que en este pais hay mucho insomne, pues vamos a bombardear el "prime-time" y el "post-prime-time" con nuevos programas graciosetes, que a los teleespectadores parece que les gusta. Y cuando se aburran del tema, ya inventaremos otra cosa.

De verdad, empiezo a sentirme como una paloma acudiendo a por migas de pan al reclamo del "titas, titas, titas". Es la primera vez en años que tengo que grabar algunos programas porque la contraprogramación me impide ver todo lo que me interesa. Afortunadamente parece que empieza a haber movimiento en la parrilla, con lo que quizás las cosas vuelvan a calmarse. No obstante, como ya pregunté en algún otro blog, ¿¿¿a quien hay que matar para que pongan la tercera temporada de A dos metros bajo tierra???