El bip-bip del despertador, sonando a las 8:04 (por un incomprensible odio a las horas en punto). El leve chapoteo de las sábanas empapadas de sudor. Pasos dormidos de un lado a otro del piso. El crujir de las tostadas recién hechas y de la leche cayendo en el vaso. El roce de la ropa contra el cuerpo. Los tres chasquidos de la llave al cerrar la puerta.
Al llegar a la calle, los primeros ruidos del día: el motor de los coches de camino al trabajo; la maquinaria de una grua; una persiana metálica al subir. En la parada los cascos me aislan del mundo con las melodías de un disco cualquiera. Al poco resuenan los frenos del siguiente autobús. El pitido de la canceladora de billetes. Dentro, bostezos y toses.
El ring-ring de un teléfono me recibe a llegar a la oficina. Unos dedos tecleando con rapidez. El fax anunciando un mensaje. El zumbido del aire acondicionado. Dejo el bolso y me uno a los ruidos. Ruido de papeles. Ruido de armarios cerrándose. Ruido de cajas abriéndose. La impresora es una orquesta de ruidos y la fuente de agua burbujea con discrección. La fotocopiadora se pone en marcha, uniéndose al recital. Llega gente a preguntar cosas, pero para mí son solo un ruido más.
En la cocina el rugido del extractor trata de imponerse sobre el chisporroteo de la comida en la sartén. Ruido de platos y cubiertos. La televisión es una cascada de ruidos. Un eructo mal disimulado. El leve crepitar de un cigarrillo encendiéndose. El cepillo frotándose contra mis dientes. El crujido de los muelles al desplomarme sobre la cama.
El hilo musical trata en vano de imponerse a los ruidos del supermercado. La mercancía al caer en las cestas. Los reponedores pidiendo paso. Las pescaderas preguntando la vez. En los altavoces resuena la voz anunciando las ofertas. Al salir, el ruido de los cajones al abrirse y de los bolsos al cerrarse. Puertas automáticas. Una moto que pasa como un estruendo.
Con la noche empiezan a apagarse los ruidos. Tras las paredes se oye a los padres acostar a sus hijos. El sonido del agua al caer en la ducha. Las conversaciones en la cena. Las televisiones sintonizando al unísono el mismo canal. Una discusión de borrachos en la calle. Quizás algo más tarde se oigan otros ruidos. El roce de la carne con otra, los gemidos, los suspiros, los gritos ahogados. El ruido del tráfico es un rumor lejano.
Cuando vuelvo a la cama todo está en silencio. Pero soy incapaz de cerrar los ojos. Los ruidos de mi cabeza no me dejan dormir...
8 comentarios:
Hacía meses que no visitaba tu blog; más de lo mismo.
ah, se me olvidaba firmar...
fdo. lo puto peor
me encantaría sacarte los ruidos de la cabeza... ¿me lo permites?
un millón de besos repartidos por donde tú quieras...
Perdón por la mala escritura, es uno de mis muchos defectos
Os admiro, admiro vuestra capacidad de expresaros, de transmitir lo que sentís, lo que sois. De dejar ver vuestra alma. Yo no soy cpaz al menos no de esa manera, de hecho solo hay una persona que realmente conoce lo que soy. Tampoco tengo interés en que nadie más lo conozca , la verdad. Pero no creo que fuera capaz de hacerlo como vosotros. En fin, disfruto mucho con este blog y el de Azena descubierto hoy. Disfruto no s esi es la palabra, quizá snetir es la palabra. No sé , me parece tan humano y tan verdadero. Es com una canción, como una música que se te mete en el alma. En fin que me encanta y que no hagais caso a estas tonterías, que hoy estoy tengo un día especial. De esos que salen de vez en cuando.
Un beso
oh, vaya, tengo un fan por aquí
gracias, apolo, eres bien recibido en mi casa...
Muchas garcias por la invitación y no te preocupes, te iré leyendo (casi no he leído nada aún, pero tiene pinta de que me voy a enganchar), al igual que al de inadaptado. Por cierto quita eso de que eres lo puto peor machote. Si tu eres lo puto peor que diríamos de otra gente. Es lo único que me hace daño del blog, lo de inadaptado me gusta más. pero no eres peor ni mejor, simplemente eres tu, diferente como todos.
bendito silencio !!!!!!!!!!! que necesario es a veces!!!
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