11 de agosto de 2006

Yonki

(El inadaptado lucha por abrir los párpados, mascullando entre dientes. La almohada está empapada de sudor y la sábana oprime su pierna derecha con fuerza)

- Puto verano...

(Finalmente consigue despertarse, sentándose en la cama con lentitud. Observa con ironía durante unos segundos el tomo de "The Sandman" que hay en la mesita de noche y empieza a cavilar. No tiene planes para hoy. Odia dormir durante toda la tarde, pero cuando consigue despertarse a tiempo nunca sabe qué hacer con después. Se aburre, mucho. Echa un vistazo al ordenador y decide que no tiene ganas de pelearse con Ubuntu. Su cabeza pasa lista con rapidez: la casa está limpia, al menos lo suficiente; en la nevera hay comida de sobra; la televisión se ha vuelto insoportable; debería ir a la playa para hacer rehabilitación, pero es demasiado tarde; piensa fugazmente en el sexo y se rie por lo bajo, aunque el chiste no tenga gracia; ni siquiera cree que su cuerpo soportara un cigarrillo en esos momentos.

Entonces surge de la nada la imperiosa necesidad de leer. Anoche terminó "Lunar Park" -motivo de que se acostara tan tarde y de que tras la comida necesitara una siesta- y no le interesan ninguno de los libros que tomó prestados de la biblioteca familiar: dos clásicos de aventuras, uno de Coelho, y otra sobre la vida de Jesús que su padre insistió con vehemencia que se llevara y del que pasa completamente. Que sean cómics, pues. A pesar de que no se lo puede permitir, debate la posibilidad de hacer otra incursión a la librería más cercana. Piensa. Queda media hora hasta el cierre, pero el sol aún brilla con fuerza y le disgusta salir a la calle con tanto calor. Piensa. El sudor le baja por la espalda y las lumbares comienzan a dolerle de nuevo. Piensa. En la cuenta apenas queda dinero, pero al menos ya se han pagado todas las facturas del mes. Piensa. Finalmente se levanta de un salto, se viste con la misma ropa de esta mañana -nadie lo sabrá, de todas formas- y baja corriendo hasta la calle.

Cuando llega a la caja, como siempre, lleva el doble de compras de las que había previsto. Y la encargada, también como siempre, disimula una risita de satisfacción)

- Joder, porqué no tendré vicios normales. No se, la cocaina, las tragaperras, irme de putas, comprar en los todo a 100...

(Al llegar a su piso suelta la bolsa encima de la mesa, se quita la ropa y se da una rápida ducha. Abre completamente el grifo del agua fria, pero aun así sale tibia, lo que no impide que se ponga a toser de forma desagradable. Demasiado tabaco el dia anterior. De vuelta en la habitación se viste con la ventana entreabierta -consciente de la remota posibilidad de que alguien pueda verle desde la calle, a pesar de ser el último piso, en un arranque de morbo infrecuente en él- y se desploma en un sillón del salón con un coleccionable de los X-Men.

Satisfecha el ansia de lectura regresa al dormitorio, enciende el ordenador -y un cigarrillo- y se dispone a escribir en el blog. Tiene en la mente vagas ideas para lanzar una perorata sobre la vida del inadaptado, sin duda influido por el libro de Easton Ellis. Pero algo le inquieta. Entonces echa un vistazo a la habitación y reprime una mueca de disgusto)

- Menudo rebelde de pacotilla...

(La habitación, el piso entero, está ordenado de forma enfermiza. Incluso los objetos sueltos están colocados de forma que no estorben. Hace tres días limpió el baño a fondo. En la mano tiene una lata de un refresco sin gas. En la despensa los productos saludables ganan terreno a la comida para picar. Se siente culpable por no hacer ejercicio -a pesar de que lo odia- y ya ha perdido la cuenta de las veces que ha intentado dejar de fumar.

Y se rie. Después de todas las quejas, de todos los textos satíricos, de todas las soflamas incendiarias, de la pose, de la actitud, de la máscara que lleva todos los dias en la red, resulta ridículo pensar hasta que punto su vida es cómoda y aséptica. ¿Que clase de miseria piensa transmitir, si hace siglos que no coge una borrachera o un buen cuelgue de hachís; si sus padres siguen casados y más o menos felices; si sus relaciones, difíciles a veces, nunca le causaron demasiado daño; si no le falta el dinero, a pesar de que no se puede permitir ningún lujo; si hasta, cosa rara en este país, está contento en su trabajo?)

- En fin, que me quiten lo bailao...

(El inadaptado se da la vuelta, pone un CD en el lector del ordenador, abre la carpeta "Exploited Teens" mientras enciende otro cigarrillo y se baja la bragueta)

(Fundido en negro)

3 comentarios:

Dr.Benway dijo...

Es curioso, acabo de comprar esta misma mañana Lunar Park ¿cómo está?

Siempre me pasa igual, bajo al centro a echar unos papeles y hacer unos recados y termino con otro libro para la pila interminable

inadaptado dijo...

Me encanta la forma en la que Ellis se rie de sí mismo. Por lo demás, el libro es de los que empiezas y no paras. Y da mal rollo. Muy mal rollo...

Azena dijo...

a veces la rebeldía consiste sólo en ser tú mismo... no en asumir el rol de rebelde estándar, ¿no te parece?