30 de enero de 2006

Vivir la naturaleza

Aquellos que nos pasamos tanto tiempo sentados delante del ordenador estamos perdiendo por completo el contacto con la naturaleza. No es que nosotros, urbanitas de pro en su mayoría, hayamos tenido nunca una gran relación con ella, pero así nunca disfrutaremos de cosas como...


... sentir el calor del sol de la mañana en tu piel...



... dejarte empapar por la lluvia de primavera...



... dejar que la brisa te despeine...



... jugar con la nieve recién caida...



... o contemplar las olas del mar.



Lástima que la naturaleza en realidad nos odie. Pero con todas las putadas que le estamos haciendo la verdad es que no le culpo...

28 de enero de 2006

Sábado de lluvia

Esta es una de esas noches ideales para pasarlas follando o drogándose.



Dónde coño se meterán los camellos cuando más se les necesita...

Lo admito...

La verdad es que ya no es lo mismo que antes. Que los comentaristas no tienen ni la mitad de gracia que los anteriores. Que han incluido las escenas más aburridas. Que el programa es cruel, absurdo y si me apurais incluso xenófobo por cuanto supone disfrutar con la humillación de gente de otra etnia. Todo eso lo admito.




Pero también tengo que admitir que me he PARTIDO EL CULO viendo otra vez a todos esos japos dándose de hostias y revolcándose por el barro. Joder, cuánto echaba de menos un programa así...

Carpe Diem, Memento Mori

Cuanto daño ha hecho esta película...


Hace unos dos meses que no llevo reloj de pulsera. Normalmente uso un Lotus que me regaló mi madre, uno de esos relojes, un poco caros para mi gusto, con varias manecillas pequeñas que hacen de calendario (y que dejaron de funcionar a los dos meses de comprarlo). Se le acabó la pila y desde entonces no se la he cambiado porque no me duran nada (creo que los relojeros me ven cara de pardillo y me las dan usadas) y porque es un reloj pesado, un tanto incómodo para llevar a diario. Pero el caso es que empiezo a notarme desnudo, como si me faltara algo.

Me gusta el control, es un hecho. Necesito ser consciente en todo momento de dónde estoy, qué hora es, qué estoy haciendo. Creo que soy absolutamente incapaz de hacer algo espontáneo e irreflexivo, de ser "salvaje" y arriesgado. No es mi forma de ser, lo cual me ha granjeado no pocas críticas. Nunca ha faltado quien me dijera que tengo que soltarme, que tengo que aprender a relajarme y dejarme llevar. Me han llamado aburrido, me han llamado soso, me han dicho que "no tengo sangre" (¿verdad, quien-tu-ya-sabes?). Pero lo cierto es que me aterra la idea de perder completamente el control de mis actos.

Supongo que es por eso por lo que jamás entenderé esa idea subyacente a toda cultura capitalista (los pobres no tienen tiempo para gilipolleces) de vivir la vida al máximo, de exprimir la juventud, de acumular experiencias inolvidables, de verlo todo, de probarlo todo, de follárselo todo. Es muy posible que a partir de los 40 (puede que incluso antes) me arrepienta cada puto día de lo que me quede de vida de no haber aprovechado las oportunidades que tenía, de haber dejado pasar los años sin haber hecho nada que luego pudiera recordar mientras babeo inmovilizado en una silla de ruedas en el asilo (si es que vivo tanto). Pero yo me pregunto, ¿por qué? ¿Es realmente necesario seguir ese camino para tener una vida plena o realizarse como persona?

Muy poco antes de acabar el instituto fui a ver Trainspotting al cine. En aquella época sentía un profundo hastío por todo lo que me rodeaba, por los estudios, por los "amigos", por mi monótona vida, por la profunda endogamia de mi localidad natal. Me sentía como si estuviera atrapado en un torrente de barro que me arrastraba lenta e inexorablemente por un sendero ya marcado sin posibilidad de escape. El pueblo, como si de una colmena Borg se tratara, actúa como un único ser viviente que no permite individualidad alguna. Y ver esa película fue un absoluto shock para mí. Era todo lo opuesto a mi aséptica y controlada existencia, sin diversión, sin amor, sin sexo, sin drogas, sin nada que transgrediera norma alguna. Recuerdo que durante los dos días siguientes estaba como en otro planeta. Esa cinta supuso una válvula de escape para toda mi rabia, mi frustración, mi aburrimiento. Me había asomado a una forma completamente de entender el mundo y supe que las cosas podían ser diferentes.

La realidad ha resultado ser bien distinta. Fui a la universidad no por conseguir un título, sino más bien para huir del pueblo y tener nuevas experiencias. Y sí, es bien cierto que cuando aún no había salido del cascarón apenas me podía imaginar que nada más llegar follaría con una tía increible (mi ex lo era, modestia aparte) o que me pondría tan ciego de hachís que estaría a punto de perder el conocimiento. Sin embargo me he dado cuenta de que en realidad no quiero todo aquello con lo que fantaseaba en ese momento. Que no he nacido para ser salvaje, como dice la canción. Que todas esas ideas que tengo en mi cabeza no son mías, sino que me han programado para desearlas. El cine, la literatura, las revistas, la sociedad en general es la que difunde todos esos tópicos y nos los inculca hasta que los hacemos nuestros. Como los cánones de belleza o el amor ideal.

No se puede decir que no haya vivido. He estado varias veces en el extranjero, he conocido a todo tipo de gente, me he drogado, he follado, he bailado como loco durante toda una noche en el Ministry of Sound de Londres. Sin embargo desde aquí reivindico el derecho a ser aburrido, a ser predecible, a no tener sangre. El ideal de nuestras vidas debería ser vivirlas como a nosotros nos de la gana, no como a otros les hubiera gustado que fueran. Oh, sí, quizás me arrepienta en un futuro. Soy el tipo de persona que aún tiene remordimientos por errores que cometió a los 12 años. Pero quiero sentirme libre para elegir lo que quiero o no quiero hacer...

27 de enero de 2006

Cortocircuito

Por fin, después de medio año de suscribir ofertas y enviar currículums, he encontrado trabajo. En una empresa pública, con todas las posibilidades que eso encierra. Debería de estar contento. Que coño, debería de estar dando saltos de alegría.

Y sin embargo estos días me encuentro mal. A pesar de que las cosas empiezan a arreglarse, la ansiedad me está devorando por dentro. Me siento apático y desganado, y a la vez nervioso e inquieto.

Anoche estaba tan alterado que tuve que volver a medicarme para conseguir dormir.







Realmente, a veces no se que es lo que me pasa por la cabeza...

26 de enero de 2006

Porque sí

Normalmente a la hora de hablar de mis fetiches me curro un mensaje hablando de sus biografías, resumiendo su carreras, comentando sus rasgos físicos, que si patatín, que si patatán. Sí, vale, todo muy bonito, pero vamos a ser francos: esto no es FHM, ni Man, ni Interviú. ¿Para qué tanto esfuerzo? A mí lo único que realmente me interesa es poner fotos. Quien quiera saber de sus vidas que busque información en Google o en el IMDB.

Mi fetiche de hoy es Monica Bellucci. Y si la he elegido a ella es por dos motivos muy simples. El primero porque empieza a tener uno de los currículums más frikis de Hollywood y alrededores, con permiso de Keanu "cara de palo" Reeves. A fin de cuentas, estamos hablando de una mujer que ha participado en películas como...


... Dobermann, de ladrona enmascarada...


... El pacto de los lobos, de meretriz misteriosa...


...Matrix, de cibervampiresa...


... Asterix y Obelix, de Cleopatra...


... y Los Hermanos Grimm, de bruja malvada.


Pero si fuera solo por eso no creo que la hubiera incorporado a mi imaginario lúbrico. No, si hoy estoy hablando (o más bien publicando fotos) de ella es sobre todo porque... bueno, porque sí, porque está muy buena, porque me pone a mil, porque babeo cada vez que la veo en pantalla. Vaya como vaya, ya sea...



... de modosita...


...de provocadora...


... con ropa...




... o sin ella (bueno, especialmente sin ella), es ver esos labios, esa mirada y ese cuerpo y ponerme taquicárdico. Así que, sabiendo que este es mi diario personal, ¿realmente necesito dar más razones?




Porque está para comersela, ¿o no?

INADAPTIRAS: Viceversa

25 de enero de 2006

Relatos de la vida del inadaptado (III)

VENDIMIA

Escrito imitando burdamente el estilo de Palahniuk. Porque me acabo de leer Diario (Una novela) y... bueno, ¡porque me da la gana!




Lo que nadie te cuenta del vino es que es una sarta de patrañas. El castillo que aparece en la etiqueta nunca existió. La familia cuyo apellido creó la marca hace tiempo que la vendió a una multinacional. El caldo es enriquecido con licor destilado fuera de la denominación de origen. Los supuestos beneficios cardiotónicos de los taninos no son nada en comparación con los daños que el alcohol causa en el resto del cuerpo.

Pero el vino sigue siendo una droga prestigiosa.


El acto de recoger la uva para su transporte a las cooperativas tiene poco de sofisticado. No ha cambiado practicamente nada en decenas de miles de años. Sí, ahora tenemos tractores con cabina climatizada y lector de cedés en vez de carros de mulas llenas de moscas. Sí, ahora cortamos los racimos con tijeras, en vez de con navajas, y los transportamos en cubos de plástico, en vez de cestos de esparto. Pero la gran mayoría de viñedos se siguen recolectando a mano, cepa tras cepa, con la espalda doblada y trabajando de sol a sol. Vendimiar es viajar a la prehistoria.

Todos los días comienzan igual. Si tienes suerte y el terreno en el que vas a trabajar está cerca quizás puedas levantarte pasadas las 7 de la mañana. Si no, lo más probable es que antes de las 6 ya esté sonando el despertador. Las viñas pertenecientes a los habitantes de mi pueblo se extienden a lo largo de decenas de kilómetros, invadiendo otras localidades en algunos casos. Antaño las cuadrillas llegaban a vivir en las quinterías porque la distancia a sus casas era demasiado grande. Ahora tenemos furgonetas. Pero el madrugón no te lo quita ni dios.

Dependiendo de la generosidad de los patrones puede que ellos te den pan o que tengas que ir tu mismo al obrador a comprarlo. Durante esa época los panaderos trabajan sin parar; los cientos de jornaleros que hay en el pueblo se llevan las hogazas con tanta velocidad que apenas si da tiempo a sacarlas del horno. Las dos horas previas al amanecer son una locura; después de las 10 la vida sigue igual.


Lo que nadie te cuenta en los poemas bucólicos es que el rocio de la mañana que se deposita en las hojas de la vid puede llegar a empaparte hasta los huesos. Que los sarmientos están afilados, y además de provocate cortes en piernas y brazos pueden saltarte un ojo. Que el mosto se adhiere a todas partes y no hay ducha que quite su olor. Que la moscas no te dejarán vivir en paz mientras intentan llenar de huevos tu piel.

Pero todo trabajo tiene sus inconvenientes.



La vendimia comienza en cuanto hay visibilidad suficiente para empezar a cortar los racimos, aunque no haya salido el sol. Los más duros (y los más fanfarrones) usan la misma ropa todo el día; los demás llevan varias capas de prendas para no tener frio, y un chubasquero y botas cuando las hojas están empapadas. Pero vayas como vayas en cuanto se da la señal tu única preocupación ha de ser el trabajo. Cortar, recoger, soltar y volver a cortar. Racimo tras racimo, cepa tras cepa, hasta que tu cubo está demasiado lleno y tienes que ir a vaciarlo al remolque. Sin entretenerte, sin charlas, sin pararte antes de tiempo, sin excusas. Aquí no valen los convenios colectivos ni las cartas de derechos. Aquí no eres humano, eres una máquina con una solo misión: cortar, recoger, soltar y volver a cortar. Ir más o menos deprisa ya es cuestión de maña y experiencia, pero en cualquier caso es tu única obligación.

Existen dos formas de trabajar: o ganando un jornal fijo diario o a destajo, cobrando según cuántos kilos de uvas recojas. En el fondo no hay tantas diferencias entre una forma y otra. En una vas deprisa y en la otra muy deprisa. En una puede que trabajes tres semanas y en la otra solo dos. En una la cuadrilla mira mal a quien no sigue el ritmo y en la otra directamente se cabrea. En una hay más paradas que la otra, o el ambiente está más relajado que en la otra. Pero siempre es el mismo trabajo, una y otra vez.

Conforme avanza el día los vendimiadores van entrando en calor, por el esfuerzo y el sol que comienza a calentar. La primera parada es sobre las 10, para almorzar. Después está la comida (con una breve siesta) y puede que la merienda, con varias pequeñas pausas intercaladas para tomar un trago de agua y fumarse un pito. Si existe un oficio donde fumarse un cigarro es un derecho inapelable es este. Eso y comer hasta hartarse. A pesar de lo que pueda parecer es bastante normal engordar durante la vendimia. Aquí no hay verduritas a la plancha, ni productos dietéticos. En la viña se comen gachas, migas, caldereta, lentejas, carne en salsa, pollo con tomate, tocino asado... y pan, mucho pan. Trabajamos como animales y comemos como ellos.


Lo que nadie te cuenta de este trabajo es que los riñones te dolerán hasta que desees que te los extirpen. Que los tres primeros días las agujetas no te dejarán moverte. Que la muñeca se te puede abrir de tanto moverla. Que los dedos se te hincharán como morcillas de tanto apretar las tijeras. Que las rodillas y las piernas se inflamarán debido al esfuerzo de estar semiagachado. Que por la noche al llegar a la cama sentirás como si te hubieran dado una paliza y cada día te despertarás más cansado que el anterior.

Pero se supone que haces esto por gusto. Y por dinero.


La vendimia no es divertida. Si tienes suerte trabajarás en un campo limpio y la uva será fácil de recoger. Pero lo más seguro es que haya cardos y malas hierbas, y que los racimos crezcan apretados alrededor de los sarmientos de forma que tengas que tirar de ellos o podar la cepa para separarlos. Es muy frustrante. Por eso los jornaleros tratan de distraerse como pueden. En general se suele poner la radio del tractor, pero no hay cuadrilla que soporte escuchar Radiolé todo el día. Hay quien canta coplas o cuenta chistes. Otros se pierden en sus pensamientos. Algunos mascan chicle. Si el ambiente es distendido puede que se converse, pero siempre sin perder el ritmo. Cortar, recoger, soltar y volver a cortar.

De vez en cuando hay distracciones imprevistas. Cuando se trabaja a destajo es normal llenar el remolque en pleno día (y no al caer la noche, como ocurre de la otra forma), por lo que si por cualquier circunstancia no hay un segundo remolque disponible los jornaleros tendrán que esperar a que se descargue el primero. Puede que aparezcan unos cazadores buscando liebres. O que estalle una pelea en la cuadrilla. Quizás alguien cumpla años y traiga café y pasteles. En un trabajo como este, cualquier cosa te hace ilusión.

El trabajo suele durar de media dos semanas. Una si los terrenos son pequeños o la cosecha ha sido escasa; un mes si son grandes o hay muchos. En general es raro que dure más de 5. Por eso a todos los que llegan nuevos se les cuenta el mismo chiste cuando se quejan: "los riñones solo duelen los primeros cuarenta días". A fin de cuentas vendimiar es una carrera contra reloj. Cuanto más tiempo se tarde en recoger la cosecha, más posibilidades hay de que se estropee. No es que haga falta que las uvas estén perfectas, pero el fruto podrido puede ser rechazado y, por tanto, el propietario perder dinero.


Lo que nadie te cuenta de la vendimia es que el trabajo no se interrumpe casi nunca. Si cae un sol de justicia, de los que queman la piel como si estuvieras en un horno, te pones una gorra y sigues trabajando. Cortar, recoger, soltar y volver a cortar. Si llueve a mares, de forma que el barro se pegue a las botas y te pesen tanto que apenas puedas caminar, te calas la capucha del chubasquero y sigues trabajando. Cortar, recoger, soltar y volver a cortar. Si te haces un corte te pones una tirita y sigues trabajando. Si te duele la mano te pones una muñequera y sigues trabajando. Si no puedes más pides una pausa, te fumas un pito y sigues trabajando. A menos que sufras algo que realmente te impida continuar (una herida profunda, un esguince, gastroenteritis) seguirás cortando, recogiendo, soltando y volviendo a cortar.

Y no hay peros que valgan.


La jornada acaba cuando el sol se ha puesto y ya no hay luz suficiente para ver lo que estás haciendo. En ocasiones falta tan poco para terminar de vendimiar un terreno que sigues trabajando de noche, a la luz de los faros de un coche o de un foco instalado en el techo del tractor, para no tener que volver allí al día siguiente. En cualquier caso cuando llegas a tu casa ya estará oscuro y tu único pensamiento será cenar, ducharte e irte a la cama.

En eso consiste la vendimia. Levantarse antes de que salga el sol, trabajar todo el día, acostarse y volver a empezar. Una y otra vez, reviviendo el mismo día, repitiendo los mismos actos. Cortar, recoger, soltar y volver a cortar. Es como estar atrapado en el día de la marmota, como vivir en una pesadilla kafkiana. Cierras los ojos y solo ves uvas y sarmientos. Solamente vives para trabajar.

Lo que nadie te cuenta es que cuando finalmente todo termina a veces tienes ganas de continuar. Que llevas tanto tiempo esforzándote como una mula que ya casi te has olvidado que existe algo más. Que llegas a echar de menos a tus compañeros, el aire libre, el trabajar con las manos. Que puedes sufrir un caso agudo de síndrome de Estocolmo.

Pero entonces llega el fin de la vendimia. Los propietarios hacen cuentas. Los jornaleros eventuales vuelven a sus hogares para la recogida de la aceituna o para descansar. Y el resto, con los billetes en la mano, suelen decir: "no pienso volver a vendimiar nunca más".

Hasta que te vuelve a hacer falta dinero, claro.

Home, bitter home (IV)

LA PECERA

Casi diez meses han pasado desde que escribí el último "capítulo" de esta serie dedicada a los distintos pisos por los que he ido pasando desde que huí de mi pueblo natal. Los motivos son dos: que estaba demasiado ocupando inventando cosas ingeniosas para escribirlas en el blog principal, y que no me atrevía a desenterrar una de las peores etapas de mi vida.

El curso académico comenzó igual que había comenzado el anterior: en las viñas, doblando el espinazo para recoger los racimos de uvas a mano mientras hubiera un rayo de luz que iluminara el campo. A veces incluso de noche, a la luz de un foco instalado en el tractor, para rematar un terreno y poder pasar al siguiente. Fue una vendimia larga, tanto que cuando llegué a la universidad las clases habían empezado hacía tiempo. Pero no tenía escapatoría: sin el dinero de mi jornal no tenía un duro para sobrevivir hasta que me dieran el de la beca.

Nada más llegar empezaron los inconvenientes. Tenía apalabrado un piso pero el dueño se echó atrás en el último momento, y al estar el curso ya empezado había pocas habitaciones libres. Entonces respondí a un anuncio de periódico que resultó ser en realidad una agencia de alquileres. Todavía no se por qué firmé y les di el dinero que me pedían por encontrarme un piso; de algún modo se me hizo imposible decirles que no y cuando me pusieron el contrato en las narices (cinco minutos después de entrar) lo firmé como un autómata.

Apenas un par de horas después reaccioné, regresé a la agencia y les supliqué casi llorando que me devolvieran el dinero, pero ese tipo de empresas no se caracteriza por la humanidad de sus trabajadores (en cierto modo el negocio es una estafa; legal, pero una estafa). Consiguieron convencerme para que dejara de protestar y me dieron unas cuantas direcciones de pisos para ver si me gustaba alguno. Accedí, puesto que ya no tenía escapatoria. Finalmente me quedé con un piso de estilo alicantino tradicional con ventanas estrechas, un pasillo muy largo, techos altísimos, y unas vecinas bastante interesantes que resultaron ser todas gilipollas.

El piso estaba amueblado, sí, pero sin inquilinos, por lo que me tocaba a mi buscarlos. Varias pegadas de carteles y unas cuantas visitas más tarde le alquilé las habitaciones sobrantes a dos universitarias y un profesor auxiliar de instituto. Ellas eran alicantinas, de mi edad y poco dadas a callarse las cosas. Él era valenciano, bastante hippy y con un morro que se lo pisaba. La convivencia, lógicamente, no fue fácil. El profesor pasaba de limpiar y se limitaba a vivir en el piso como si estuviera en una pensión; ellas no paraban de protestar, aunque a él las cosas le entraban por un oido y le salían por el otro. La sangre no llegó al rio, pero después de un par de meses se palpaba la tensión en el ambiente.

Y no solo en nuestro piso. Los inquilinos del piso de abajo se pasaban la vida discutiendo y reconciliándose. Cuando estaban de buenas se les oía follar en Dolby Stereo Surround, gracias a esa maravillosa acústica que tienen los edificios antiguos. Cuando estaban de malas eran tan fuertes las discusiones que tuvo que acudir varias veces la policía. No fueron los únicos en el barrio a los que la autoridad tuvo que separar, por cierto. Si unimos eso a los ladridos nocturnos de la legión de perros que había en esa zona, la verdad es que no me dio tiempo a aburrirme.

Sin embargo eso no fue lo peor, ni mucho menos. Quiso la casualidad que tanto él como ellas tuvieran por costumbre irse todos los fines de semana a sus respectivos hogares familiares, por lo que si yo me quedaba en Alicante estaba completamente solo. Y digo completamente porque además de no tener a mis compañeros de piso apenas si tenía alguna amistad entre mis compañeros de clase. Eso ocurría tres o cuatro veces al mes, puesto que en aquella época evitaba mi pueblo natal como la peste.

Fue entonces cuando llegaron los ataques.

A estas alturas todavía no se que es exactamente lo que padezco, o si realmente padezco algo. La psicóloga no le puso nombre y no consigo cuadrar mis síntomas con lo que aparece en los artículos que encuentro en internet. En cualquier caso en aquel momento ni siquiera era consciente de que tenía un problema, pero sabía que algo iba mal. Muy mal.

Los ataques de angustia sucedieron sobre todo esos fines de semana en que me encontraba solo, en ese piso con el pasillo interminable y los techos altísimos, en el que me sentía como un pez atrapado en una pecera de cemento. Al principio era solo una sensación nerviosa en la boca del estómago, que se iba acrecentando y extendiendo rapidamente por el resto del cuerpo hasta acabar acurrucado en el sillón, tiritando de frio y de miedo, con la cabeza dándome vueltas y la impresión de estar muriéndome. No se lo deseo a nadie. Llegué a pasarme más de 30 horas paralizado de terror, casi en ayunas, solo bebiendo leche y comiendo algún yogur (lo único que mi estómago digería).

Cuando llegó febrero la situación cambió y experimenté una cierta mejoría. Mis dos compañeras se marcharon (no lo lamenté) y en su lugar vino otro universitario alicantino y un erasmus italiano. Con el primero apenas si tuve trato, todo hay que decirlo, pero enseguida hice buenas migas con el segundo. Era difícil no llevarse bien con él: alegre, hablador, lleno de energía... y como una puta cabra. Solo como ejemplo: en una fiesta de caracter artístico absolutamente indescriptible, en la que cada uno de los anfitriones realizamos una "performance", este chico se hizo una cruz en el pecho con un cuchillo para poder ligarse a una de las invitadas (y lo consiguió, a fe de los gemidos que oimos todo el edificio a la mañana siguiente). Fue sin duda una de las noches más surrealistas de mi vida...

Sin embargo la mejoría no duró mucho. Aunque gracias al italiano pude distraerme y conocer gente, la presión de los exámenes hizo mella en mis ya muy descontrolados nervios. No fue el único factor, eso es cierto; apenas hacía unos meses que había roto con mi ex y yo me subía por las paredes. Además comenzó a haber problemas con los caseros (tres jublilados a quienes, por cierto, nunca llegué a ver en persona), que me exigían el pago de unas facturas que se negaban a entregarme, y con el profesor, que nos debía dinero. Durante aquellas últimas semanas los ataques de angustía se alternaron con otros ataques más violentos de llanto y rabia. Se que debería haber ido al psicólogo, pero cuando te has tirado varias horas mirando la pared dominado por un inexplicable miedo lo último que quieres es que te analice un desconocido.

Al final de la historia me lié la manta a la cabeza y arreglé las cuentas como a mi me dió la gana, quedándome buena parte del dinero que el profesor dejó para pagar sus deudas. Bastante mal lo había pasado ya como para tener que perder siempre. Además, ¿qué iban a hacer los caseros? Ni siquiera me habían visto la cara. Eso sí, con ese gesto me vi condenado un año más a cambiar de piso y de compañeros. Pero eso, como siempre, ya es otra historia...

Próximo capítulo: THE MAD HOUSE.

EPILOGO

Dos meses después de haber vuelto al hogar paterno para pasar las vacaciones de verano, alguien llamó a la puerta de casa. Era el erasmus. Con el dinero que ganó trabajando de pizzero (¿de qué si no?) se había comprado una bici para poder ir desde Alicante hasta su pueblo en Italia. Sí, en bici. Dio la casualidad de que pasó cerca de mi pueblo y se desvió un poco de la ruta para venir a visitarme. ¿He dicho ya que estaba como una puta cabra?

24 de enero de 2006

Al líder de la oposición:


Sr. Rajoy,

si realmente cree que me voy a levantar de la poltrona un domingo para votar sobre un asunto (el nuevo estatuto de Cataluña) que no me importa lo más mínimo, cuando en su momento no hice lo propio con un tema a priori más importante (la constitución europea), es que o le ciega la ambición de poder o piensa que soy estúpido. O puede que ambas cosas.

Si lo que quiere son nuevas elecciones haga el favor de pedirlas de una puñetera vez, en voz alta, bien clarito y sin rodeos. Y si no, por favor, deje de tocarnos las narices...

No más peces de colores

En realidad este fotograma no tiene nada que ver
con el resto del mensaje. Pero me encanta esta película.




La culpa la tuvo Fanhunter.

Descubrí los cómics de Cels Piñol más o menos cuando estaba en la cumbre de su éxito, y en el momento de empezar a comprarlos (unos meses después, con el mísero sueldo que ganaba en mi primer trabajo "oficial") ya comenzaba a apagarse su estrella. No porque dejara de vender (todavía sigue agotando ediciones), sino porque cada vez se retrasan más las nuevas entregas de sus cómics. Al no tener ya nada que comprar (nada que me interesara, claro), empecé a frecuentar su web. Pero esta cerró por reformas y nos tuvimos que contentar con su página personal. Ahí fue cuando descubrí los blogs.

El blog de Cels me llevó al blog de Adlo!. Este me llevó a La Cárcel de Papel y a Cosas de frikis. Y así me convertí en un lector de asiduo de diferentes blogs hasta que, inevitablemente, me dije: "¿Y por qué no hago uno yo mismo?". Dicho y hecho, de esa forma nació Asco de vida, un lugar donde poder plasmar todas las pajas mentales que se me ocurrieran y poder expresar mis opiniones de forma pública. Aunque lo deseara, no buscaba tener éxito. Me conformaba con tener un rincón en la red donde explayarme sin que me molestaran.

Sin embargo las visitas comenzaron a aumentar, junto con los comentarios, las felicitaciones y los enlaces a mi página. Y me gustó, y quise más. Para darle uniformidad al blog decidí crear otro donde publicar mis mensajes personales de forma libre. De esa forma nació Una tarde de lluvia. Había gente que leía ambos blogs o solo uno de ellos, pero no se interferían. Estaba dando pasos a una utópica "profesionalización" de mi página.

Algo debí hacer bien porque las visitas siguieron aumentando, al menos según lo que pone en los contadores. Comencé a hacer plantillas mejores y mensajes más "comerciales". Un tiempo después nacieron las Inadaptiras, que pronto tuvieron un blog propio donde ser recopiladas y exhibidas. Junto con el que utilizaba para publicar los fragmentos del relato encadenado, cuando me quise dar cuenta ya estaba gestionando cuatro blogs al mismo tiempo.

No se en qué momento me subí a la parra, pero estos días estaba frenético. Con motivo del aniversario no solo quería hacer una plantilla aún mejor que las anteriores, sino también etiquetar manualmente los más de 300 mensajes publicados para crear una lista de categorías. Además, no contento con eso, estaba preparando un quinto blog dedicado a impulsar la creación de un movimiento en contra del alcohol. Cinco blogs, una sola persona, un solo cerebro.


Esto sí que tiene que ver con el mensaje,
de alguna manera...



Voy a confesar algo: no me gustaba la nueva plantilla. Nada en absoluto. Por muchas vueltas que le diera, me parecía horrenda. Sin embargo quería profesionalizar aún más el blog y para eso necesitaba una página bien estructurada y fácil de leer. Sin darme cuenta mi pequeña página personal había cobrado vida propia. Ya no escribía por gusto, sino por vicio y por ambición, por ofrecer cada día un mensaje interesante, o divertido, o que hiciera reflexionar. No por alcanzar la fama (que siendo anónimo no podría disfrutar), sino por la satisfacción de hacer algo que a la gente le gustara.

Sin embargo estos días no me encuentro demasiado bien. Las negativas de trabajo están haciendo mella y vivo pendiente de llamadas que nunca me hacen. Además acabo de dar por finalizada una relación (sí, tenía una y no lo dije), que aunque maravillosa llegó a un punto en el que yo no podía continuar. El acertado mensaje de HijoTonto y la resaca del domingo (un consejo, nunca bebais RedBull si vais ciegos de hachís y marihuana) lo único que han hecho es prender la chispa de un polvorín que ya llevaba días amenazando con estallar.

Para ser honestos, hace ya mucho tiempo que sabía que podría pasar algo así. Que el blog se me escapara de las manos y tuviera que pisar el freno y dar marcha atrás. Al igual que ocurrió con DC y su multiverso, estaba intentando abarcar mucho más de lo que podía ofrecer. Y por eso, al igual que hicieron ellos (aunque al final se hayan arrepentido), he pensado que lo mejor era cargármelo todo y volver al principio. Una sola tierra, un solo blog, en el que poder escribir todo lo que se me pasara por la cabeza sin preguntarme si es conveniente o no.

No más peces de colores, que dijo Meryl Streep en Adaptation. No más búsqueda de la plantilla perfecta, del tono adecuado, del momento idóneo. A partir de hoy solo estará este diario personal donde plasmar absolutamente todo lo que se me ocurra, sea interesante o no. Tarde de lluvia ya no existe; todos los mensajes que publiqué en ese espacio los he trasladado aquí. El blog de las inadaptiras no tenía sentido, así que también ha muerto. Mi proyecto de blog anti-alcohólico apenas ha tenido tiempo de empezar a rodar antes de que lo borrara. El único que se ha salvado de la nube de antimateria es la página del relato encadenado, que seguirá existiendo mientras siga el juego en marcha.

Esto no quiere decir que ahora todos mis mensajes serán más serios. Seguiré publicando mis tiras, incluso por partida doble ya que se me ha ofrecido la oportunidad de ser colaborador en el blog El Poste. También habrá espacio para ocasionales reseñas, mis paranoias, el noticiario distópico (que al menos a mí me divierte mucho), algunas parodias, mis fetiches, muchas pajas mentales y fotos de adolescentes con las tetas grandes (porque me gustan las adolescentes con las tetas grandes, ¿algún problema?). Aunque también habrá mensajes reflexivos, melancólicos, poéticos e incluso puede que publique letras de canciones, algo que hata ahora me tenía completamente prohibido.

En definitiva, que publicaré lo que me salga de dentro del corazón o de la punta del nabo, según el día que tenga. Porque ese fue el propósito inicial de esta página, tener un lugar donde vomitar mis pensamientos y mis emociones. Con todas las contradicciones y complejidades de mi psique enferma, sin vergüenza ni escrúpulos; un día hablar de porno, otro de la soledad de las noches de invierno. Al menos hasta que diga algo inconveniente y me lo cierren, claro.

Hasta entonces, y como dije en aquel primer mensaje hace un año, sean ustedes bienvenidos.


Música de fondo: Mad World, de Gary Jules (BSO de Donnie Darko)

21 de enero de 2006

Noticiario distópico. Año 1, nº 7

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Debido a la alarmante proliferación de conductores que aparcan en segunda y tercera fila, impidiendo el paso de limusinas y coches oficiales, el ayuntamiento de la capital (con el beneplácito de los miembros de El Partido) ha lanzado una iniciativa que permitirá atajar el problema de forma contundente y eficaz. Tras el fracaso de las sucesivas campañas de concienciación y del endurecimiento de las multas, las autoridades han decidido pasar a la acción directa.



El Terex Titan. "Tito", para los amigos


Los ya obsoletos Smart con cámara utilizados para sancionar a los infractores serán sustituidos por varios Terex Titan de 260 toneladas que patrullarán las principales avenidas día y noche. Debido a sus medidas todo aquel coche que se encuentre mal aparcado será inevitablemente aplastado y reducido a un amasijo de hierros, que será retirado de inmediato por los operarios municipales en el remolque del camión.

"Esta medida supondrá grandes beneficios para la ciudad", afirmó un representante del consistorio. "Además de liberar a la administración del farragoso papeleo de las multas y los recursos administrativos, ya que nadie podrá reclamar nada, el tráfico será ahora más fluido y la gente que haya perdido su coche tendrá que acudir al transporte público por cojones".



CULTURA

Tras el éxito de su campaña en contra de la violencia en los videojuegos, que culminó con la prohibición total de esta forma de ocio, el cierre de varias empresas de software y el suicidio de una veintena de programadores, la A.P.I. (Asociación de Padres Irritados) ha presentado una propuesta de ley para la erradicación total de todas aquellas formas de entretenimiento infantil que puedan corromper a los infantes.



Los niños son unos pervertidos...


Este proyecto, que cuenta con la bendición de su Megasantidad, pide la prohibición y retirada del mercado y las parrillas televisivas las siguientes elementos subversivos:

  • Los dibujos animados, puesto que en todos existe uno o varios personajes malvados, que generan violencia y dan mal ejemplo a los pequeños. Esto es aplicable desde Bola de Dragón a David el Gnomo.
  • La literatura infantil y juvenil, por idénticas razones, además del uso frecuente de procedimientos mágicos no aprobados por la Iglesia.
  • Los cuentos tradicionales, por que están llenos de escenas violentas, mutilaciones e incluso insinuaciones sexuales entre los príncipes y las princesas
  • Las muñecas, cocinitas y demás representaciones del estereotipo del ama de casa, por que fomentan el sexismo.
  • Los juguetes bélicos, por incitar a la violencia.
  • Los programas infantiles, por estar presentados casi siempre por hembras exhuberantes que no disimulan sus encantos.
  • Los juegos de mesa, por que sus partidas suelen acabar en peleas y discusiones.
Quedan excluidos de esta lista las canicas, las tabas y la rayuela, que se podrán jugar siguiendo la normativa oficial y con los materiales a la venta en todas las tiendas oficiales del Reino.

DEPORTES

Tras el inesperado acuerdo alcanzado entre las dos tribus rivales que habían sostenido un enfrentamiento armado durante los últimos 15 años en el sudeste de África, la O.N.E. (Organización de Naciones Enriquecidas) ha hecho el sorprendente anuncio de que en estos momentos no existe conflicto bélico alguno en todo el planeta. Las tropas de todos los paises se encuentran acuarteladas en sus propios territorios y no hay tensiones aparentes que hagan presagiar una nueva guerra.



Soldado de maniobras


Ante esta alarmante situación se ha organizado una cumbre de urgencia entre los principales paises de la O.N.E. para encontrar una solución rápida y satisfactoria.

"Es una tragedia", declaró el general en jefe de la guardia imperial de El Partido. "Si nuestras tropas no entran pronto en batalla o se declara un estado de emergencia perderemos toda justificación al presupuesto militar. O, lo que es peor, puede que a los soldados les de por pensar y acaben abandonando el ejército".

Fuentes próximas a altos cargos de la O.N.E. han apuntado a que se está preparando una declaración de guerra a los esquimales, ya que su inhóspito territorio aún no ha protagonizado ningún conflicto importante y la falta de preparación para el terreno impulsará el aumento de las partidas monetarias para la creación de nuevos equipos, vehículos y armas.

20 de enero de 2006

INADAPTIRAS: El interviú (fin?)

El relato encadenado. Capítulo 13

El relato encadenado vuelve a echar a rodar tras el parón de las Navidades. Ya solo faltan unos pocos capítulos para que podamos ver el final de esta complicada historia, cuyos personajes comienzan a converger en una oscura trama que dará un importante giro en esta entrega. La historia promete. Eso sí, a partir de ahora los juegos literarios solo se harán en verano, para que no se corte el ritmo y todos puedan participar. Por cierto, recuerdo a todo el mundo que según las reglas del juego aún estais a tiempo de apuntaros. Si alguien está interesado, que me mande un correo electrónico. Show must go on!



- Y ahora os lo pregunto por una última vez, sudaca malparido. ¿Qué coño hacías en el puerto con una navaja junto a un destripao si no era habertelo cargao?
- ¡Y yo te contesto por última vez, gallego pelotudo y la reconcha de tu hermana, que estoy que me caigo de sueño, vomité media vida, apareció una mina que era el diablo, y ustedes que me trajeron acá de prepo…!
- ¡Que te doy por culo, cabrón, que me vas a respetar de una vez, venga!-gritó el policía
-¡Que te voy a romper el culo a vos, forro, soltáme y vas a ver!... –dijo parándose.

El policía que estaba a su espalda le pegó duro en la nuca, con el ejercitado estilo que nunca dejaba huellas. Cuando las luces se corrieron de sus ojos y el zumbido disminuyó un poco, vio a un tercer hombre en la sala de interrogatorios.

- Por fin – dijo éste con un cigarro colgado de la mueca feroz que eran formaban sus labios – Era hora que des algunas respuestas. Y no me vengas con los mismos cuentos de hadas que has estado soltando. Sabemos quien eres, que te llamas Foilán Peña, que entraste al país hace cuatro meses, que tienes familia en Buenos Aires, y que ayer perdiste tu empleo. Sabemos que no eres ningún Einstein, y que tampoco trabajas para ningún cartel, quizás porque seas muy estúpido. Lo que no sabemos es porque estás metido en…en… esto.
- Si yo lo supiera, gorra… – murmuró Froilán.
- Bueno – dijo el policía- cuéntanos de nuevo y sin apuro. Y yo no soy gorra, ni vigi, ni rati, ni botón, ni cana ni nada de lo que has dicho en éste rato. Para ti soy el inspector Murillo.
- Te faltó decir cobani… - dijo Froilán apenas.
Al fin, Froilán contó de punta a punta los sucesos de la noche. Cuando terminó el interrogatorio lo llevaron a una celda.

La sección de celdas estaba formada por un largo pasillo y cuatro celdas a cada lado, con rejas en forma de barrotes como en las malas películas de gansters. Froilán había estado detenido muchas veces, siempre por juego clandestino o ebriedad, y conocía muy bien las comisarías duras del Gran Buenos Aires; pero lo que lo sorprendió era que aquellas celdas estaban casi despobladas. Lo metieron en una celda amplia, sólo. En la celda de al lado alguien dormía un sueño de heroína; en la celda de enfrente había una mujer muy bonita, morena, con traje chaqueta elegante y discreto.

Al rato de estar allí, la mujer comenzó a parecerle familiar e intentó hablar con ella. La mujer no le respondía. Se recostó en el camastro de cemento tratando de dormir, cuando lo despertó el guardia que traía la comida. Un hombre obeso y afable que arrastraba un carro con viandas y agua.

- A ver, chaval, que te acerques – dijo –que te traigo un guisao que ni Arguiñamo. Oye, que ése tío ha estao por allá, por tu Argentina, que no?

Froilán se acerco a recibir la comida, lo primero que comería desde la noche anterior. Cuando estuvo junto a las rejas, observó que la mujer lo miraba con repentino interés.

- A ver, “doctora” – dijo el guardia remarcando el título – a ver si me haces la respiración artificial a mi, princesa, que estoy mejor que los muertos del parque, ja, ja!!..

El guardia dejó la bandeja junto al preso que dormía y se fue. Cuando salió y cerró la puerta que aislaba a las celdas, la mujer se acercó a los barrotes.

- Oye, tú… - le dijo.

Froilán la miró curioso pero no abandonó su plato.

- Eres argentino?
- Claro, morocha. Bien gauchito y a tus órdenes.
- Porque te encerraron ? –preguntó la mujer terminante
-Uf, ya se lo estuve contando a los canas todo el día. Y vos, bombón, que hacés en la leonera? Son un yiro de clase, de muchos euros la noche?
La mujer miró hacia el preso que dormía en la celda junto a Froilán, luego hacia la puerta de entrada del pasillo.
- Te voy a hacer una pregunta –dijo ella – y te pido la mayor sinceridad en la respuesta.
- Dale nomás
- El lugar de tu nacimiento fue la Ventana de la Sierra, en medio de la Pampa?
- Sierra de la Ventana – corrigió Froilán asombrado– y no queda en la Pampa sino en la provincia de Buenos Aires, sí. No viví mucho tiempo ahí, mas bien soy porteño, pero… ¿cómo adivinaste?...

La mujer ahora miraba al preso que dormía con mucha aprensión.

- No hay tiempo – dijo ella – cierra los ojos, bien cerrados.

Froilán dio un último bocado a su guiso y cerró los ojos divertido. Pensó que la mujer se estaría sacando la ropa o algo parecido (éstas gallegas son de lo peor, sólo quieren joda aunque estén encerradas – pensó) y mientras sonreía esperando ver a la mujer masturbándose enfrente, una luz lo envolvió y un estruendo parecido al huracán lo sacudió como a un papel. Cuando abrió los ojos, una enorme claridad se desvanecía. Se encontraba en otro lugar, en un callejón mugriento sacado de las novelas de Chandler. La mujer estaba junto a él. Temblaba y en las manos extendidas tenía una pequeña esfera que aún brillaba.

Froilán había vivido mucho, y no era ningún tonto, pero estaba a milésimas de entrar en pánico. La mujer se relajó un poco, miró la esfera que ya no brillaba, y la guardó en el bolsillo.

- Mira, voy a tratar de explicarte -dijo ella- Aunque no se si quieras oír. Caminemos de prisa mientras hablamos – dijo y se perdieron en la llovizna.

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La mujer que parecía un vampiro tuvo un respingo. En algún lugar una Victoria había despertado. Se levantó del fresco cadáver que aún saboreaba y un grito de furia escapó de su pecho. O tal vez fuera un grito de terror. Olfateó el húmedo aire y orientándose corrió en la noche mientras la tenue lluvia lavaba apenas la sangre que chorreaba por sus mejillas.

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26 de Febrero del 2004 Frente al puerto de Montevideo Comenzó el rescate del Graf Spee

MONTEVIDEO.- Un nuevo intento otra vez fallido. Alfredo Echegaray, concesionario del rescate del acorazado alemán Graf Spee, se agarraba la cabeza y no ocultaba su expresión de disgusto. "Otra vez, no...", comentaba, mientras veía que el famoso telémetro del buque de guerra que fue hundido en 1939, en el Río de la Plata, era más fuerte que las herramientas de rescate, y, como en cámara lenta, la pieza histórica volvía al río. Una hora después estallaron los festejos cuando la grúa del puerto de Montevideo logró, finalmente, rescatar el telémetro del barco, que estalló ante los ojos de miles de uruguayos hace 64 años.
Froilán leyó el recorte que la mujer le acercó.

- Estos yoruguas siempre con cosas raras. ¿Y que tiene que ver éste diario con el asuntito de recién? Contáme clarito bruja, que no estoy para adivinanzas.
- Me llamo Eva –dijo la mujer – y es raro que el recorte no te suene. Cuando el Graf Spee fue hundido frente al Uruguay, los tripulantes fueron alojados hasta terminar la segunda guerra en Argentina, en tres lugares: Córdoba, El Tigre y en Sierra de la Ventana. Allí es donde naciste, verdad?
- Sí, ahora que decís me acuerdo que me contaban cosas de los alemanes, que eran buena gente, algunos se quedaron cuando terminó la guerra.
- El Graf Spee no era sólo un acorazado de bolsillo –dijo Eva- Era la caja fuerte del arma mas terrible del Reich. Allí se encontraban cinco esferas como ésta, y estaban en camino a un lugar desconocido en la Patagonia. Cuando los ingleses los atraparon, el capitan hundió el barco, y entregó las esferas a gente de su extrema confianza. De ellas, dos están seguras, una es ésta, y aún faltan dos más.
- Y que son entonces?
- El inventor de las esferas fue un alquimista, que nunca supo bien para que servirían aunque intuyó su enorme poder. Hitler estudó la obra de Severus Gronpius y destinó una tercera parte del tesoro alemán a buscar las esferas. El nazismo las perdió, pero otra maldad, aparentemente, encontró las dos que faltan.
-Quien?...
- Los descendientes del rival de Gronpius, llamado Senvidog. Es un clan maldito, mezcla de rusos, rumanos y gitanos. Ah –dijo a media voz – también se dice que son vampiros.
Froilán no habló.( –Esta mina está fumada mal!- pensó) Pero sin embargo había salido de la cárcel con ella.
- Vamos a suponer que te creo –dijo - ¿Cómo salimos de la prisión, a donde vamos, y por que estoy metido en todo esto?
- Salimos por el poder de la esfera. Se manejarlo, aunque no demasiado. Ahora vamos a tratar de ayudar a un amigo que está en el peor lugar del mundo. ¿Y por que estás en esto? Esta esfera estuvo escondida en Sierra de la Ventana con los alemanes prisioneros. Tú eres de allí. La esfera te eligió a ti.
- ¿Me eligió? ¿Para que?
- Para acabar con el Señor Muerte.

Caminaron rápido bajo el ahora aguacero, mientras Froilán no lograba reaccionar. Llegaron al mismo local donde apenas un poco antes había llegado Paul. La puerta estaba abierta y no había nadie. Comenzaron a subir a la azotea, guiando Eva con la esfera en la mano extendida.
Al llegar a la terraza, la tormenta de agua y viento arrasaba en la noche oscura. Un hombre les estaba dando la espalda y hablaba hacia las sombras.

-Paul!!! –grito Eva y corrió hacia él, quien no dejaba de hablar a las sombras.

Un aullido resonó en el vano de la puerta a espaldas de Froilán. Cuando se volvió encontró otra vez el perfume de su habitación, y allí la mujer del puerto. Una lasciva sonrisa, y dos enormes colmillos asomaron de entre sus labios.


Escrito por Crub, del blog La estrella del camino

Continua en... Frunobuland

19 de enero de 2006

¿Que dices que llevamos cuanto?

Happy birthday to me. Oh, yeah


Sí señor, este blog cumple un año. Que se dice pronto. ¿Cómo iba a imaginar yo en mi primer mensaje que llegaría hasta este momento? Sin embargo aquí estamos, 12 meses, 300 mensajes y más de 50.000 visitas después, al pie del cañón, un poco más cansados que al principio, pero con las mismas ganas de tocar las narices. Y no me han metido en la cárcel. De momento...

Todo cumpleaños se merece algo especial (aunque no lo recibas, pero ese es otro tema...) y al tratarse de mi primer aniversario no quería ser menos. Y como ya dije tras el "referendum" que haría, aquí teneis la nueva plantilla del blog. Además de invertir los colores y cambiar de sitio las columnas, con motivo de esta celebración he decidido crear categorías para poder clasificar mis mensajes. Aún me llevará algún tiempo insertar las etiquetas, pero así esto empezará a parecer un blog serio (bwa-ha-ha-ha-ha). Además he decidido venderme al capital e insertar un banner de publicidad de ad-sense. Es pequeñito, no molesta y a lo mejor el año que viene he ganado lo suficiente para comprar un cómic de grapa (chiste friki, lo siento). Es más que probable que modifique algunas cosas más durante las próximas semanas (yo soy así), así que estoy abierto a recomendaciones, quejas, exigencias y proposiciones indecentes.

Como suele hacerse en estas ocasiones, este es un somero repaso a los mensajes más concurridos del año y también a los que les tengo más cariño:


... llegamos hasta este punto. Para no daros más el coñazo solo quiero daros las gracias por haber leido mis gilipolleces a pesar de mis numerosas advertencias y haberme dado ánimos para seguir escribiendo, ya que es posiblemente lo único que me ha mantenido cuerdo durante todo este tiempo. Muchas, muchas gracias.

Ah, por cierto, si alguien se pasa por Alicante estos días, que sepa que está invitado a café y dulces de mi pueblo. Que no se diga.

17 de enero de 2006

Las dos Españas

¿Por qué no se zurrarán nuestros representantes,
como en el parlamento de Taiwan? Con lo que molaría



Joder como está el patio...

Decir que existe crispación en la política actual es quedarse ya muy cortos. Por si aún no nos habíamos recuperado de las declaraciones del general Mena (que digan lo que digan sus defensores sonó muy, pero que muy mal), ahora tenemos a varios senadores populares afirmando que la victoria en las elecciones del PSOE fue un golpe de estado similar al de Pavía y Tejero. Con dos cojones. Y se han quedado tan anchos. Es más, aseguran que hay varios millones de españoles que piensan lo mismo que ellos pero que se callan por falta de pruebas. No se que pensará la dirección de su partido, pero hay políticos que han tenido que dimitir por mucho menos que eso...

El año viene calentito, ya lo estamos comprobando. El proyecto del nuevo estatuto catalán está copando la actualidad hasta el punto de que hay dias en que no se habla de otra cosa, directa o indirectamente. Los nacionalistas porque piensan que les están recortando demasiado el texto original. Los socialistas porque quieren sacarlo adelante pero no saben cómo. Los populares porque afirman que los primeros van a romper el país en trocitos, o algo así. La cuestión es darle vueltas al tema para ganar audiencia y así olvidar otros asuntos menos atractivos mediáticamente hablando. De hecho incluso están consiguiendo su propósito, al obligar a los espectadores a posicionarse en uno de los dos bandos imaginarios que han creado.

Pero, ¿sabeis que? Estoy harto. Muy harto. Hasta las pelotas, vamos.

En estos días se vuelve a hablar con frecuencia de las dos Españas. La verdad es que nunca he tenido muy claro cuál era cada una, sino que más bien me parecía una división arbitraria en la que cada uno elegía bando a su gusto. Como ser del Madrid o del Barça, mismamente. Sin embargo ahora empiezo a verlo claro. Sí que hay dos Españas distintas, pero no separadas por una ideología o posición social. Ni siquiera por la manida distinción entre monárquicos y republicanos. No, el país está dividido en dos grupos irreconciliables de personas que lo entienden de una manera radicalmente distinta. A un lado están los políticos; al otro, todos los demás.

¿Quiénes son la fuente de conflictos? Los políticos. ¿Quiénes causan crispación? Los políticos. ¿Quiénes mantienen idearios arcaicos y contrapuestos? Los políticos. ¿Quiénes están viviendo del cuento o enriqueciéndose a nuestra costa? Los políticos. Así pues, ¿quiénes sobran en este país? Está muy claro: los políticos.

Asco de vida lanza una propuesta para acabar de una vez con todos nuestro problemas. Puesto que hace mucho tiempo que la clase política vive en su propia realidad, démosle un lugar donde puedan jugar y pelearse sin dar por culo a la ciudadanía. Ni siquiera tendremos que buscar demasiado: elijamos un pueblo abandonado de los muchos que desgraciadamente empieza a haber por la península y aislémoslo del resto del territorio por un muro infranqueable con una sola puerta bien vigilada. Despues instalaremos allí a todos los políticos profesionales y sus familias, como en Gran Hermano pero sin cámaras (bastante los hemos visto ya). Irán con unos pocos bienes y un teléfono móvil (el único aparato electrónico que parecen saber utilizar, porque internet les sigue importando un pimiento) y a partir de ese momento serán libres de hacer con su mini-nación lo que ellos quieran. Tendrán que elegir representantes, el nombre del pueblo, el modelo territorial, el sistema político... Seguramente no llegarán a ningún acuerdo, porque todos querrán tener el poder. De hecho es posible que los distintos barrios se declaren independientes, o que estalle una mini-guerra, pero así estarán entretenidos y serán felices. Allí podrán especular, conspirar, insultarse y corromperse todo lo que quieran, sin restricciones de ningún tipo ni votantes que les molesten.

En cuanto al resto de ciudadanos, seremos gobernado por una gestora que lleve los asuntos del país de forma competente y eficaz. Esta gestora estará formada por un comité de representantes de las empresas más influyentes del mercado, varios grupos de presión y distintas ONGs; ya que son los que mandan de verdad en la actualidad, por lo menos que lo hagan de forma visible. Peor que los gobernantes que hemos tenido hasta ahora no creo que lo hagan. Y, al menos, no tendremos que oirlos discutir en televisión todos los días...

16 de enero de 2006

5 manías



La señorita Gemmita ha vuelto a incluirme en una cadena bloguera de las que tanto proliferaron hace ya algunos meses. Como no me gusta ser descortés voy a recoger el guante y responder a la cuestión de turno, en este caso hablar de 5 hábitos personales que consideremos extraños. La verdad es que elegir solo 5 de entre mi amplio catálogo de manías va a ser difícil, pero al menos quede como muestra de mi conducta obsesivo-compulsiva.

  1. No soporto ver abiertos los cajones o puertas de armarios, alacenas, cómodas, mesitas de noche, aparadores, etc. Si veo uno tengo que cerrarlo, es superior a mis fuerzas.
  2. Tampoco soporto ver migas sobre ninguna superficie; si las veo tengo que quitarlas, aunque sea con la mano. Esta manía llega hasta el extremo de limpiar yo mismo la mesa cuando estoy comiendo fuera de casa, en un bar o restaurante.
  3. Una de las primeras cosas que hago al llegar a un nuevo piso es distribuir el espacio de la cocina. Cuando decido que ya está todo en su sitio no tolero que un vaso, un plato, una cuchara o una sartén se coloquen en un lugar distinto del que le he asignado.
  4. No me gusta tener las uñas rotas o más largas de lo acostumbrado (usease, muy, muy cortas). Por eso llevo en el llavero un cortauñas de bolsillo (alias "jodebolsillos") para poder cortármelas en cualquier lugar y en cualquier momento.
  5. Me horrorizan las paredes desnudas. Cuando cambio de dormitorio lo primero que hago es forrarlas de posters, cuadros, adornos y un pañuelo gigante que compré para esos menesteres. Si no, soy incapaz de dormir allí dentro.

Llegados a este punto debería de asignar a otros cinco víctimas para que estos a su vez respondieran la pregunta y extendieran la cadena a más gente. Sin embargo la política de este blog es no dar pábulo a ninguno de los memes que vayan llegando y ofrecer de forma general a cualquiera que lea esto la posibilidad de proseguir con la cadena, si ellos quieren.

Lo siento, Gemmita, será que a mi, al contrario que a tí, no me importaría tener una novia con 10 brazos o un hijo como Hulk...

15 de enero de 2006

Juventud cabreada



Los grandes creadores de etiquetas (empresas, periodistas, gobiernos, sociólogos...) parece que no se ponen de acuerdo sobre cual es la más apropiada para designar a mi generación. De acuerdo con las definiciones establecidas pertenezco tanto a la Generación X, como a los JASP (Jóvenes Aunque Sobradamente Putea... esto... Preparados), como al recién inventado adjetivo Mileurista, y puede que a alguna otra que ahora no recuerdo. Todas englobando a aquellos nacidos en los 60 y 70, que ahora rondan la treintena y que a pesar de estar mejor preparados que sus predecesores parece que no consiguen medrar.

Sin embargo me niego a incluir a los nacidos en el mismo año que yo, 1979, bajo esos epígrafes. Oh, sí, somos jóvenes con una buena preparación académica que no consiguen encontrar un trabajo digno y por eso una gran parte de nosotros viven con sus padres o comparten un piso mientras subsisten en puestos laborales precarios con sueldos miserables. En eso no nos apartamos del canon establecido. Pero en lo que no estoy para nada de acuerdo es con las actitudes, influencias o iconos culturales que se presuponen a cada una de esas etiquetas. Yo no me crié escuchando a Nirvana y viendo la MTV; yo no pretendo dirigir una multinacional al tiempo que conduzco un utilitario; yo no trato de llevar un rollo neo-hippy-urbano para contrarrestar la falta de dinero y de perspectivas. Yo no sigo ningún movimiento, ningún estilo, ninguna moda, ninguna tribu. Yo solo trato de que me dejen vivir la vida a mi manera.

1979 fue, definitivamente, una mala fecha para nacer. Todas las acabadas en 9 lo son, de hecho, porque se encuentran entre una década y la siguiente, sin llegar a pertenecer realmente a una u a otra. Los que vinimos al mundo ese año somos, sin haberlo pedido, una generación de transición entre dos formas de entender el mundo, entre los viejos valores tardo-franquistas y la España constitucional. Precisamente la atención mediática está centrada en esos dos grupos de población, entre los treintañeros educados "a la antigua" que subsisten en precario y los adolescentes que salen cada dos días en las estadísticas sobre consumo de drogas en España. Somos, de alguna manera, el hermano mediano, el que se encuentra entre el mayor responsable y el pequeño sinvergüenza. Y eso nos toca mucho las pelotas.

Si hubiera que poner una etiqueta a los que nacieron el mismo año que yo, la más adecuada sería Generación cabreada. Porque eso es lo único que realmente nos une a todos, la sensación de que el mundo entero se está riendo de nosotros y nadie nos hace ni puto caso. Cada vez que me reuno con mis ex-compañeros de clase acabamos intercambiandonos quejas como los ancianos que hablan de sus achaques. Los que están parados porque resulta realmente difícil encontrar un puesto; los que trabajan porque les pagan una miseria o no tiene nada que ver con lo que estudiaron; los que están opositando porque salen 2 plazas para 1000 o 2000 aspirantes; los que buscan vivienda porque los precios están por las nubes (y con nuestros sueldos es imposible); los que buscan pareja porque se sienten perdidos con ese culto a la imagen que se está imponiendo en estos días; en general todos porque parece que estorbamos.

Y lo peor es que lo único que recibimos por nuestras quejas son palmaditas en la espalda. Somos del 79, o del 78, o del 80, aún no hemos salido de la veintena y por eso somos demasiado jóvenes para quejarnos de nuestro futuro; aunque también somos demasiado adultos para pedir ayudas o, al menos, un poquito de atención. No, nosotros no salimos en los reportajes de EPS, ni tampoco en las estadísticas. Pero como nos sigan tocando las narices, donde vamos a empezar a aparecer con más frecuencia es en la sección de sucesos de los periódicos....