12 de junio de 2011

Esto puede que sea (o no) un adiós


Visto con la perspectiva del tiempo, la existencia de este blog no es casualidad. Ya siendo crío decidí anotar algunas de mis vivencias en unos cuadernos escolares que andan cogiendo polvo en algún rincón de casa de mis padres y que seguramente acabaré quemando por vergüenza. Al igual que con "Asco de vida" empecé esos diarios con bastante entusiasmo, escribiendo larguísimas parrafadas llenas de detalles y florituras, pero con el tiempo me acabé cansando y los fui dejando de lado, para retomarlos solamente en ocasiones especiales que creía necesario plasmar en papel. No obstante seguí escribiendo de forma intermitente hasta que llegué a la universidad, momento en que otras cosas acapararon mi tiempo y mi atención (Alicante, los estudios, el sexo) y decidí intentar otros formatos más "artísticos" y acordes con mi recién descubierta libertad. Ni que decir tiene que tardé poco en abandonar estos nuevos diarios, lo que ahora se me antoja como todo un dejà vu.

Lo cierto es que me gusta escribir. No soy particularmente bueno (de hecho se podría considerar que la mayor parte del tiempo tiendo a mediocre), pero es el medio con el que mejor me he sabido expresar. Siempre he destacado en las clases de lengua (aunque casi suspendí esa asignatura en selectividad, ironías de la vida) y pese a que tenía cierta predilección por las ciencias acabé recayendo en una carrera de letras. Si unimos eso a mi manifiesta adicción a Internet desde que lo descubrí en todo su esplendor y banda ancha durante mi breve estancia en Brighton, era prácticamente inevitable que abriera un blog. Y así fue. El momento desde luego no pudo ser más propicio. Era un soltero amargado sin futuro malviviendo del dinero de mi familia y de trabajos temporales, compartiendo piso con gente que ni siquiera me caía bien, sin apenas amigos, que no salía y se mataba pajas porque hacía siglos que no echaba un polvo. Tal energía acumulada (sexual y de la otra) debía ser encauzada de alguna manera, así que como atracar bancos no es lo mío decidí imitar a mucha otra gente por aquel entonces y abrir este rincón del absurdo.

Siempre digo, y desde luego no exagero, que este blog ha hecho por mi salud mental más de lo que podría ningún psicólogo o psiquiatra. Como introvertido crónico que soy nunca me permitiría el lujo de abrirme ante nadie, así que necesitaba una vía para sacar todo lo que tenía dentro antes de que explotara (aunque lo acabé haciendo igualmente, pero esa es otra historia y ya la conté en su día). Gracias a "Asco de vida" he podido plasmar en palabras las mil cosas que tengo en la cabeza, algunas más serias, otras auténticas gilipolleces, pero que amenazaban con volverme loco o, cuanto menos, aún más encerrado en mí mismo de lo que ya estoy. También ha sido una forma de matar el tiempo, un medio de expresión artística (si es que a dibujar chistes malos con el Paint se le puede llamar arte) e incluso una excusa para ligar. Debo mucho a esta página, más de lo que incluso yo mismo soy consciente. Pero me temo que todo llega a su fin.

Sin anonimato no soy nada, esa es la triste verdad. No podría haber hecho todo lo que hecho ni decir todo lo que he dicho si hubiera dado la cara desde el principio. Puede que sea de cobardes, pero me ha dado la libertad que necesitaba para romper mis ataduras y dar rienda suelta a mis paranoias sin miedo ni prejuicios. Es cierto que la mayoría de lo que he escrito no es nada de lo que tenga que avergonzarme, pero también que he desnudado mi alma más de una vez y confesado cosas que no podría decir en voz alta. Hay mucho de mí en estas entradas, puede que más de lo que me gustaría (por la noche y en caliente los dedos escriben solos) y es porque sabía que al día siguiente no tendría que mirar a los ojos a nadie que lo hubiera leído. Sin embargo, eso se acabó. Ahora tengo un pareja estable, a la que conocí precisamente a través de esta bitácora, y la cortina ha caído para siempre. La verdad es que no hay ni una docena de personas que me conozcan tanto a mí como al blog, pero es más que suficiente. Ya no tengo anonimato. Se que tendré que mirar a los ojos a gente que me lee. Y sin mi libertad ya no merece la pena escribir.

Así que "Asco de vida", tal y como fue concebido, ha dejado de existir. Es hora de que lo acepte y pase página. Porque no es solo la pérdida de mi anonimato. Han cambiado muchísimas cosas en estos seis años, buenas y malas, y nada es igual que como al principio. Yo no soy el mismo, mi vida no es la misma, ni siquiera los blogs son lo mismo. Sigo teniendo inquietudes y cosas que sacarme de la cabeza, pero ya no puedo seguir haciéndolo aquí. Desconozco que haré de ahora en adelante, pero este blog se merece mucho más que engañarme a mí mismo con la idea de que seguiré escribiendo en él. Es por eso que prefiero despedirme con dignidad antes que abandonarlo a su suerte durante meses para borrarlo un día a traición.

Hasta la vista, mi diario. Hemos compartido mucho juntos y te estará eternamente agradecido, pero toda historia tiene su final y creo sinceramente que hemos llegado al nuestro. A partir de ahora nuestros caminos se separan, aunque ten por seguro que mientras nada me lo impida seguirás existiendo en la red, para recordarme lo que fui, lo que viví y lo que soñé. Porque hay una gran parte de mí en ti y por eso, vaya donde vaya, siempre te tendré presente.




Fin (o no)

9 de junio de 2011

Epilogo

Lamento informar que después de haber salido del túnel, lo único que me he encontrado es otro túnel. Mejor iluminado, qué duda cabe, y puede que incluso más corto y agradable que el anterior, pero túnel a fin de cuentas.

Es por ello que he tomado la decisión de dejar de engañarme a mí mismo y cerrar este simulacro de nuevo blog, que de nuevo tenía poco o nada. El domingo revertiré todas las anteriores entradas a este dominio, borraré el denominado capítulo 1 y posiblemente elimine también las entradas correspondientes al capítulo 2 (o a lo mejor hago trampa y las cambio de fecha para mantenerlas, ya veremos).

Se que quiero hacer algo más y desde luego este no será mi último proyecto, pero hasta que no tenga muy, muy claro el qué voy a tomármelo con calma.

Hasta la próxima.