8 de diciembre de 2006

Y cierra España

Es inevitable.

No hay semana en que no abramos un periódico o veamos un telediario sin que aparezca una encuesta de más que dudosa veracidad en la que nos comparen con el resto de comunidades o países (según el periódico o telediario que veas, claro). En Malaprensa no dan a basto para comentarlas todas. Aparte del hecho de que constituye un recurso facilón para rellenar espacio cuando no hay nada más interesante que contar (las cosas como son), parece que eso de comparar nuestras pollas porcentajes con otros es algo bastante popular. A mi parecer por un motivo muy concreto: nos gusta ser más que los demás. No creo que sea casualidad que la mayoría de esas encuestas nos dejen en los primeros puestos de los rankings, sean cuales sean: mayor consumo de cocaína, mejor alimentación, mayor número de horas trabajadas, mejores playas, mayor cantidad de accidentes de tráfico... Ya se sabe, lo importante es que hablen de uno aunque sea mal. Y si para ser los primeros en algo tenemos que ser también los peores, pues lo somos, qué coño.

Personalmente pienso que este rasgo, lejos de una observación generalista o una serie de actitudes sociales, forma parte del ADN español desde hace varios cientos de años (puede que miles), lo cual podría explicar gran parte de nuestra historia y nuestro presente. Desde como un país tan dividido y pendenciero pudo convertirse en un imperio temido en todo el mundo (si que han cambiado las cosas, ¿eh?) hasta las grandes victorias de nuestros deportistas a pesar de la sangrante falta de apoyo estatal. Incluso social. Porque reconozcámoslo: a nadie le importaba un pimiento la fórmula 1 hasta que Fernando Alonso comenzó a ganar carreras. Y cuando volvimos a ser los primeros en algo se desató la euforia en todo el país -no me quiero imaginar lo que ocurriría si finalmente la selección de fútbol ganara un mundial-. Supongo que por eso a nadie le debería extrañar que hubiera una reconquista; estoy convencido de que bastó con gritar "tonto el último" para que los ejércitos se lanzaran en modo berseker a pasar por el cuchillo a cuanto musulmán se encontraran por el camino.

Los que hablan de las dos españas también deberían tener en cuenta este factor genético. Porque más que dos, posiblemente estemos hablando de unas cuantas docenas. Si no hay entendimiento entre las distintas opciones políticas, tanto legales como no, es simplemente porque no quieren entenderse. No olvidemos que cada una de ellas está convencida de tener más razón, ser mejores para el país y merecerse más la poltrona que los demás. Incluso robar de las arcas públicas o cobrar comisiones resulta legítimo, puesto que tienen una posición social elevada y por tanto son más listos que el resto. Aunque me temo que para eso no hace falta acceder a un cargo público; las carreteras están llenas de españolitos con el gen a flor de piel que piensan que conducen mucho mejor que los demás y por eso pueden ignorar las normas, circular por donde quieran e incluso ir con unas cuantas copas en el cuerpo. Porque ellos, por supuesto, sí que controlan. Faltaría más.

Lo mejor de este condicionamiento genético es que nos impide reconocer nuestra propia soberbia. Nunca reconoceremos que nos creamos mejores que los demás. Pero tarde o temprano nos traicionamos a nosotros mismos y acabamos uniéndonos a la carrera como todos. Porque con lo mucho que se ha hablado hasta ahora de que cada uno debería hacer el blog que le diera la gana sin que les importaran los demás, resulta curioso que haya ya más de 1000 bitácoras personales inscritas en los premios de 20minutos...

2 comentarios:

Ireneu dijo...

Muy bueno, Inadaptado, muy bueno! has hecho un retrato claro de la idiosincrasia española: ¿menos que el vecino? ¡y una mierda!

Es la España cainita y envidiosa que entuerta con tal que el otro enciegue, pero que si no puede con él quiere llegar a ser más que él.

Y solo una prueba: con el Estatut catalán, todos a lapidarlo y denigrarlo, pero como han visto que no han podido con él, todos quieren alcanzar su nivel y ya hasta Andalucia se autodenomina "nación".

¡Santa paciencia!

AzidJaus dijo...

Lo de Andalucía es bien normal. Si no te invitan a la fiesta te montas tú una.