18 de enero de 2007

Una fábula política



(Recordando los buenos tiempos...)

Érase una vez una península situada al norte de África oeste de Europa en la que había un pequeño país habitado por unos seres morenos, peludos, pendencieros y bastante supersticiosos que se llamaban Manolo (en el caso de los machos, porque las hembras respondían todas al nombre de "churri").

Tras la muerte del anterior jefe supremo del estado -un señor pequeñito, con bigote y voz aguda, obsesionado con el color rojo- y que éste fuera sepultado bajo una losa de varias toneladas (no fuera que le diera por intentar salir de allí), los Manolos y las churris eligieron por aclamación popular a un señor del sur del territorio bastante simpático y que siempre estaba haciendo promesas (que las cumpliera o no ya era otra historia...).

El problema es que no todos los Manolos estaban de acuerdo con su nuevo jefe, en especial otro señor bajito, con bigote y voz aguda que quería su puesto. A pesar de que el nuevo jefe hizo cosas bien y cosas mal -algunas muy bien y otras muy mal-, estos Manolos y el señor bajito empezaron a difundir el rumor de que por su culpa se acercaba el fin del mundo. Y como eran tan supersticiosos (y les encantaba la gresca), muchos se lo creyeron.

Pero hete aquí que el fin del mundo no llegó.

Al final el jefe simpático de las promesas fue sustituido por el señor bajito con bigote y voz aguda (el nuevo, el otro seguía bajo la lápida de varias toneladas). El problema es que no todos los Manolos estaban de acuerdo con su nuevo jefe, en especial varios señores aficionados a las flores que querían su puesto. Así pues, y de nuevo, a pesar de que este jefe hizo cosas bien y cosas mal -algunas muy bien y otras muy mal-, estos Manolos y los floristas volvieron a difundir el rumor de que por su culpa se acercaba el fin del mundo. Y como eran tan supersticiosos (y les encantaba la gresca), muchos se lo creyeron.

Pero hete aquí que el fin del mundo tampoco llegó.

Al final el jefe bajito, con bigote y voz aguda fue sustituido por uno de los floristas, que sonreía mucho pero no tenía tanta gracia como el primero. El problema es que, nuevamente, no todos los Manolos están de acuerdo con su nuevo jefe, en especial un señor alto con barba que habla raro. Aunque el nuevo jefe lleva poco tiempo presuponemos que a pesar de que hará cosas bien y cosas mal -posiblemente algunas muy bien y otras muy mal-, estos Manolos y el señor de la barba ya están difundiendo el rumor de que por su culpa se acerca el fin del mundo. Y como son tan supersticiosos (y les encanta la gresca), muchos se lo están creyendo.

Pero hete aquí que con toda seguridad el fin del mundo tampoco llegará.

Y ya está.

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¿Moraleja? Pues... pues... ¡por el culo te la estrujo!

5 comentarios:

Alvaro dijo...

Jeje. Tio, a veces eres genial. De verdad. Independientemente de que mi menda piense que en las frases "algunas muy bien y otras muy mal" y en mi percepción subjetiva de ellas es donde esté el problema, me parece un cuento, y un post magníficos. Un abrazo. Reitero mi pena sobre que no te presentes. Seria un placer votarte.

Elektra Natchios dijo...

XDDDDD Muy bueno. La política es la pescadilla que se muerde la cola, un ciclo, aunque como dijo Einstein, de aquí a unas décadas volvemos todos con las pieles, las porras y las hachas. Y desde luego ya veremos a quién voto en las próximas, porque tanto unos como otros son el perro con diferente collar... Votaré al partido antitaurino o crearé el mío: "Videogames and comics for all" o algo así...XDDD Un abrazo!

Azena dijo...

Entonces, dado que no te llamas Manolo, ¿debo llamarte "churri"?

nada importa dijo...

Absolutamente de acuerdo, con la moraleja.

Steam Man dijo...

Muy bueno lo de los "NO premios 20Minutos" !!! MACHO