15 de febrero de 2007

Culpable

Sí, he caído. Como todos. Al menos los que tienen pareja. Y se hablan con ella, claro. Porque los que están solos tienen razones de sobra para odiar este día, este país y a la humanidad entera si hace falta. Joder, yo lo hacía. Deberían prohibirlo. Y muchos otros, ya de paso. Pero el caso es que para los que sí tenemos es difícil (qué coño, casi imposible) no sentirse culpable si uno no ha comprado algo. Aunque sea una rosa medio mustia en una esquina. O una corbata en el metro. Lo que sea con tal de no quedar peor que los demás. O que parezca que no te acuerdas de ella. O de él. O de ellos o ellas (que cada cual es muy libre de tener las parejas que quiera). Porque nos guste o no vivimos en el primer mundo y aquí todo pasa por caja. Por muy románticos que nos pongamos. A fin de cuentas las cenas cuestan dinero. Y los anillos. Y los bombones. Y la lencería erótica. Hasta para follar -seguro, allá cada uno con su vida- hay que comprar condones. O la píldora, qué más da. Se nos llena tanto la boca con lo injusto que es el mundo, con lo mal repartida que está la riqueza, con las desgracias que vemos todo el día en la tele y al final hasta para demostrar los sentimientos sacamos la cartera. Que no es obligatorio, obviamente. Y que mi chica lo sabe, y yo lo sé, y a pesar de la distancia y las dudas y los problemas los dos lo sabemos y no hace falta nada más. Pero aun así, hemos caído. Como todos. Porque somos parte del sistema. Consumo, luego existo. Y como a toda parte de este sistema, nos gusta que nos hagan regalos.

Y si es para decir "te quiero", a ver quién tiene cojones a negarse...

P.S. Y yo a ti.

6 comentarios:

Alvaro dijo...

Pues eso, que me parece de puta madre.

Un beso a los dos.

Azena dijo...

jo, ahora sí que me has emocionado...

Azena dijo...

nunca, nunca, nunca, te sientas culpable por no regalar. y menos a mí. me gusta más un regalo que a un tonto un palo, tengo que reconocerlo, pero soy la primera que odia que los regalos sean una obligación. ¿no es mucho más bonito regalar cuando nos apetece que cuando lo marcan las modas, las tradiciones o el corte inglés? yo me siento un poco culpable por haber sucumbido, pero tengo una excusa perfecta: seis meses no se cumplen todos los días, ¿verdad? y ésta vez sí que han sido los mejores seis meses de mi vida. con diferencia. te quiero.

vladen dijo...

Azena me has abierto los ojos xD y también sucumbí...

Porqué no dar detalles inesperados?, creo son los mas hermosos...

Así sin esperarlo te regalen una carta, una tarjeta o un detalle hecho con tus propias manos...

Que lindo es eso...

mycroft dijo...

Todos caen supongo... Aunque no deja de ser un síntoma de adaptación. Personalmente odio el hecho de que sea una pauta social tan estúpida la que dicte cuando y dónde regalar algo. No deja de ser, como se dice en "Olvidate de mi", una maniobra de los grandes almacenes para que te sientas como una mierda. A mi nadie me dice cómo tengo que amar, ni cómo ni cuando demostrar ese amor.
En cuanto a lo del sistema, hay que estar realmente pirado para no formar parte, hay que vivir en un tonel y cagar en un hoyo, como Diógenes el Cínico. Un amigo mío y yo, más que hablar de estar "fuera del sistema" hablamos de vivir "a las afueras del sistema", en la periferia, conscientes de la mierda, pero incapaces de tener los santos cojones de romper la baraja y convertirnos en mendigos megalómanos que se creen Buda.

Kanchu dijo...

Cuando niña siempre sucumbí ante el poder del sistema y es más declaro que lo exigía (inconcientemente también). Este año, ese día...si bien tuve con quien compartir el sentimiento... opte por un "ya sabes que te quiero no?" y no vernos hasta que llegó el fin de semana (la verdad no se por qué cuento esto)... ahhh... el punto es que, mientas lo hallamos dicho el día anterior y el posterior, ese día aunque llegues sin un regalo, no se acaba el mundo!
saludos!