13 de febrero de 2007

¡A por ellos!



Y por "ellos" me estoy refiriendo a los Estados Unidos. Sí, los de América, la superpotencia mundial, defensores de la democracia, la libertad, el McDonald's y tal. Los mismos. Esos a los que ponemos a caer de un burro cada vez que hay ocasión -bueno, y cuando no la hay- y de cuyos presidentes nos reímos más que de los nuestros propios. Que ya es decir. Porque vamos a admitirlo de una vez: les tenemos ganas. Joder si les tenemos. Como a ese matón que te estuvo amargando la vida en el instituto y por cuya culpa aún te siguen llamando "cagoncete". O ese primo empollón que siempre sacaba buenas notas y con el que tu madre te comparaba una y otra vez. Y ahora que por fin has pegado el estirón, que ya tienes un trabajo estable (de mierda, pero estable) y una novia con las tetas grandes (operadas, pero grandes), no puedes dejar de pensar en otra cosa. Exacto. En esas dos hostias que le debes, en darle una paliza y humillarle en público para poder quitarte la espinita y dejar por fin atrás la adolescencia. Que ya tienes 35 años, joder.
Ese odio irracional, visceral y animal (ser latino es lo que tiene) hay que aprovecharlo. Porque, en mi opinión, el gran problema de este país es que nos aburrimos. Demasiado. Nos estamos aburguesando tanto (aunque no lleguemos ni al sueldo base, pero ese es otro tema) que ya no sabemos en qué malgastar el tiempo. Aparte de la tele, quiero decir. Y como nos aburrimos, nos peleamos. Ya sea con las vecinas, con Jazztel, con los compañeros de oficina, con el banco, con tu cuñado que se cree que todo lo sabe o con la cerradura de la puerta (que cómo se mueve, la condenada), el caso es discutir. Y por chorradas. Que si no me gusta esta pancarta, que si quiero un referéndum, que si tú me has llamado esto, que si no me toques esta palabra... Excusas que no falten. Sin llegar a las manos -por supuesto- pero la cuestión es pelearse. Y esa furia, esa testosterona, esa energía que podríamos estar aprovechando para hacer otras cosas más útiles (como, qué se yo, repoblar la península o echar a patadas al corrupto del alcalde) hay que canalizarla de alguna forma.

Una invasión, mismamente.

La historia nos ha demostrado (y si no que se lo pregunten a Napoleón) que si hay algo que nos jode más que que nos moleste el vecino es que nos molesten los de fuera. Hasta ahí podríamos llegar. Y los americanos se la están buscando, vaya si se la están buscando. Vamos, que no es que tengan todas las papeletas, es que se han comprado la rifa entera. Y el bingo de al lado. Tanta hamburguesa, tanto pollo frito y tanta leche, con lo bien que se comía aquí. Coñoya. Así que es hora de tomar la revancha y, ya que estamos, matar dos pájaros de un tiro. O tres. O los que se tercien. Porque no solo podríamos desquitarnos por fin de [insértense motivos históricos aquí], sino que ya tendríamos algo en lo que matar el tiempo (nunca mejor dicho), además de todos los beneficios que traería para el país. Que los habría. A puñados. Esa creación de puestos de trabajos en primera línea. Esa inversión inusitada en investigación, aunque sea militar. Esa recalificación de suelo en cuanto empiecen a caer las bombas. Esas cadenas de televisión con algo interesante que contar, por una vez y sin que sirva de precedente. Esos políticos unidos en amor y compañía en su bunker militar superseguro y ultrasecreto...

Por supuesto no podríamos hacer esto solos (más que nada porque ya no queda sitio para hacer campos de prisioneros) pero aliados no nos faltarían. Pues no andan calientes los franceses con los velos. O los italianos con el fútbol. O los alemanes con la recesión. Así hasta Moldavía. Vamos, que ganas les tenemos todos. Te digo. Igual hasta se apuntan los ingleses. Y entonces sí que seríamos una unión de verdad. Ni tratado ni euro ni pollas. Todos juntos codo con codo en una trinchera de Pennsylvania empuñando el CETME, fumando caldo y comparando las fotos de las churris a ver quien tiene las tetas más grandes (operadas, pero grandes), mientras los misiles canadienses silban por encima de nuestras cabezas con las palabras "Allez te faire, Bush" escritas en la carcasa. Cubriéndonos de gloria. Y de barro, y de chinches y de metralla, pero sobre todo de gloria, joder.

Sí, bueno, es bastante probable que perdiéramos la guerra y al final todo el mundo occidental se convirtiera en territorio de los Estados Unidos. Pero, la verdad, a estas alturas ya no creo que notáramos la diferencia...

8 comentarios:

Azena dijo...

¿y dónde dices que hay que firmar?

Alvaro dijo...

Yo abogo por preparar el desembarco con el lanzamiento de bocatas de jamon serrano y calamares, para que luego la población civil nos vea con mejor cara... ¿no?

Un saludo

Inadaptado dijo...

:x Me encanta este blog!! Es muy bueno...

Me dirijo a los sapos con acné y dos coletas:
-Si cumples estas características entra en http://www.soyinadaptadosocial.blogspot.com

Lyd dijo...

Pero yo creo que sería más efectivo llenarles el país de sucursales del Tío Pepe, carteles del toro de Osborne, bares de tapas, mesones, asadores y chiringuitos de playa. Y de embutido. Y declarar siesta obligatoria de tres a cinco, prohibir cenar antes de las 9 y comer antes de la 1. Y quitarles la patata de la boca.

kuroi_yume dijo...

plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas, plas!!!!
A las armas!!
Piensen que media (o entera) sudamerica y centroamérica estaría con nosotros.

Eso es globalización, leñe!!

Steam Man dijo...

Pozi, a mi me gustaría pegarme un poco con ellos, a lo Fight Club. Pero nada de guerra de la que quieren. Además que hay americanas tan encantadoras.... o si! lo digo por experiencia. Saludos

Haganlo dijo...

Haganlo... Soy norte Americano, les aseguro que si hacen eso nos haran mas fasil la "supesta conquista" que queremos hacer al mundo... Aunque se juntase toda Sur America Centro America y La pobre Union Europea y la China... No habran pasado 5 dias cuando ustedes estaran mas destruidos que la democrasia en Cuba... Por que ustedes no entienden que U.S.A somos todos, todos los que queremos salir de abajo, somos un filtro y las impuresas como ustedes quedan por fuera... Pero por Cristo que nunca miraras al norte y no veras una Bandera Americana... Piensalo--- : )

Azena dijo...

dios mío, otro yanqui que no sabe dónde estamos...