25 de julio de 2007

Madridleñismos (IX)

Ese día había algo peculiar en el ambiente, aunque nadie pudo precisar qué era. Hubo quien se sintió extrañamente aliviado, como si se hubiera desprendido de una pesada carga. A otros les acosó una cierta incomodidad, un indefinible desasosiego. Muchos no notaron nada, demasiado preocupados como estaban en sus propios asuntos. A unos pocos les persiguió esa desagradable sensación en el fondo de la cabeza de quien se ha olvidado algo.

La explicación, empero, era bien sencilla. Ese día, por azares de la vida, no había ni un solo andamio, ni una sola zanja, ni una sola grúa, ni un solo obrero; en resumen, ni una sola obra en casa o calle alguna de la capital.

1 comentario:

El Otro dijo...

Utopias que nos hace desear la vida....

El Otro