Ya he dicho con anterioridad que como buen manchego de origen soy absolutamente incapaz de entender el concepto de nacionalismo. En la época en la que los dirigentes de los distintos mini-reinos de la península aún andaban a la greña por el tema de las fronteras, en el lugar dónde ahora está situado mi pueblo solo había un pozo y algunos pastores acampados. Mi comunidad es un invento, un artificio, una forma de clasificar esa tierra de nadie situada entre Madrid y Andalucía que a todos los gobiernos centrales siempre les ha importado una mierda. Por eso a mí y a mis paisanos nos cuesta comprender por qué hay gente que reclama derechos históricos a cuenta de una situación sociopolítica que acabó mucho tiempo. Es decir, ¿no sería como si Francia o Italia reclamaran el imperio que conquistaron a golpe de campaña militar hace siglos?
De igual manera, soy absolutamente incapaz de entender el concepto de tradición. Según el socorrido DRAE, en su tercera acepción, es una "Doctrina, costumbre, etc., conservada en un pueblo por transmisión de padres a hijos". Vale, ahora que alguien me señale por favor en qué parte de esa definición pone que una tradición es sagrada e intocable, está por encima de la moral y de la ley, justifica cualquier acto por muy sangriento que sea, y además su erradicación no está permitida. ¿Existe algún artículo del Código Penal Español en el que se especifiquen penas de carcel por anular una costumbre existente desde hace siglos? ¿Nos lanzarán los dioses antiguos o modernos una maldición por dejar de repetir la misma estupidez en las fiestas celebradas en su honor? ¿Se hundirá una población en la miseria sólo por buscar formas alternativas de diversión?
La cordura nos dicta que nada de eso ocurrirá, pero eso es precisamente lo que menos se utiliza a la hora de perpetuar costumbres que han perdido todo sentido en el mundo moderno. La mayor razón que aportan los que defienden una tradición, es que una tradición es una tradición. Esto es, que no hay razones. O bueno, quizás si las haya, pero no es algo que la gente vaya a asumir nunca. Pongamos por ejemplo la gran bronca que está a punto de producirse con respecto al toro de la Vega en Tordesillas. Para los que no conozcan esta bonita ofrenda a la Virgen, se trata de matar un toro a golpe de lanza mientras el resto del pueblo mira. Precioso, ¿verdad? Pues aparte de ciertos balbuceos sobre la conservación de la "cultura castellana" (que no se creen ni ellos, porque estoy convencido de que la mayoría ni tan siquiera conoce la historia de su población), no he oido ni una sola justificación inteligente sobre los motivos para conservar semejante acto de barbarie. Bueno, sí, que llevan 500 años haciéndolo, lo que significa que en medio siglo a nadie del pueblo se le ha ocurrido pensar por sí mismo. Es mucho mejor ser borrego y seguir al rebaño.
Y si no he oido ninguna justificación para ese o cualquier otra de las tradiciones que implica torturar y matar animales, es porque no las hay. Solo existe un motivo para su existencia: la sed de sangre. En este mundo tan aparentemente civilizado (solo aparentemente) donde una palabra más alta que otra te puede llevar a un juzgado, la gente necesita actos en los que puedan dar rienda suelta el ser salvaje que todos llevamos dentro. ¡Qué cultura ni que ostias! La gente lo que quiere es regresar a un estado primitivo y matar, cazar con sus propias manos, derramar las vísceras de algún ser vivo, sentir corriendo por las venas el subidón de adredalina que supone enfrentarse a la naturaleza al tiempo que se desconecta toda posible sinapsis cerebral. Las costumbres sangrientas se conservan porque son una droga. No hace falta más que oir el tono de voz de un orgulloso seguidor de esas tradiciones cuando siente que su fiesta está amenazada: es exactamente el mismo que el de un yonki al que se le niega una papela. Y pueden llegar a reaccionar con idéntica violencia.
Existen infinitas formas de divertirse. Algunas de ellas posiblemente satisfarían a los adictos a la sangre más que lo que hacen actualmente para quitarse el mono. Sin embargo, como ya he dicho, existe un temor casi sobrenatural a desechar una costumbre de siglos. Pero yo me pregunto, ¿es que no podemos inventarnos tradiciones nuevas? Por ejemplo, la localidad valenciana de La Pobla del Duc decidió este año cambiar su habitual fiesta del agua por una batalla de uvas en solidaridad con los pueblos afectados por la sequía Y, pásmense, no solo no se han muerto, ¡sino que fue un éxito! Bueno, vale, la mitad de los participantes acabaron sufriendo reacciones alérgicas a los pesticidas que contenían los frutos, pero con lavarlos antes de lanzarlos será suficiente. El próximo verano se repetirá y es posible que dentro de un tiempo sea igual o más famosa que la tomatina (porque el ketchup no coloca, pero el vapor que desprende el mosto sí).
Así que siguiendo este ejemplo, quiero sugerir una serie de tradiciones que puede que en este momento se consideren absurdas, pero dentro de medio siglo serán absolutamente intocables:
Sí, algunas de estas cosas carecen de sentido común, pero dentro de unos años podremos decir: ¡Eh, es una tradición!
De igual manera, soy absolutamente incapaz de entender el concepto de tradición. Según el socorrido DRAE, en su tercera acepción, es una "Doctrina, costumbre, etc., conservada en un pueblo por transmisión de padres a hijos". Vale, ahora que alguien me señale por favor en qué parte de esa definición pone que una tradición es sagrada e intocable, está por encima de la moral y de la ley, justifica cualquier acto por muy sangriento que sea, y además su erradicación no está permitida. ¿Existe algún artículo del Código Penal Español en el que se especifiquen penas de carcel por anular una costumbre existente desde hace siglos? ¿Nos lanzarán los dioses antiguos o modernos una maldición por dejar de repetir la misma estupidez en las fiestas celebradas en su honor? ¿Se hundirá una población en la miseria sólo por buscar formas alternativas de diversión?
La cordura nos dicta que nada de eso ocurrirá, pero eso es precisamente lo que menos se utiliza a la hora de perpetuar costumbres que han perdido todo sentido en el mundo moderno. La mayor razón que aportan los que defienden una tradición, es que una tradición es una tradición. Esto es, que no hay razones. O bueno, quizás si las haya, pero no es algo que la gente vaya a asumir nunca. Pongamos por ejemplo la gran bronca que está a punto de producirse con respecto al toro de la Vega en Tordesillas. Para los que no conozcan esta bonita ofrenda a la Virgen, se trata de matar un toro a golpe de lanza mientras el resto del pueblo mira. Precioso, ¿verdad? Pues aparte de ciertos balbuceos sobre la conservación de la "cultura castellana" (que no se creen ni ellos, porque estoy convencido de que la mayoría ni tan siquiera conoce la historia de su población), no he oido ni una sola justificación inteligente sobre los motivos para conservar semejante acto de barbarie. Bueno, sí, que llevan 500 años haciéndolo, lo que significa que en medio siglo a nadie del pueblo se le ha ocurrido pensar por sí mismo. Es mucho mejor ser borrego y seguir al rebaño.
Y si no he oido ninguna justificación para ese o cualquier otra de las tradiciones que implica torturar y matar animales, es porque no las hay. Solo existe un motivo para su existencia: la sed de sangre. En este mundo tan aparentemente civilizado (solo aparentemente) donde una palabra más alta que otra te puede llevar a un juzgado, la gente necesita actos en los que puedan dar rienda suelta el ser salvaje que todos llevamos dentro. ¡Qué cultura ni que ostias! La gente lo que quiere es regresar a un estado primitivo y matar, cazar con sus propias manos, derramar las vísceras de algún ser vivo, sentir corriendo por las venas el subidón de adredalina que supone enfrentarse a la naturaleza al tiempo que se desconecta toda posible sinapsis cerebral. Las costumbres sangrientas se conservan porque son una droga. No hace falta más que oir el tono de voz de un orgulloso seguidor de esas tradiciones cuando siente que su fiesta está amenazada: es exactamente el mismo que el de un yonki al que se le niega una papela. Y pueden llegar a reaccionar con idéntica violencia.
Existen infinitas formas de divertirse. Algunas de ellas posiblemente satisfarían a los adictos a la sangre más que lo que hacen actualmente para quitarse el mono. Sin embargo, como ya he dicho, existe un temor casi sobrenatural a desechar una costumbre de siglos. Pero yo me pregunto, ¿es que no podemos inventarnos tradiciones nuevas? Por ejemplo, la localidad valenciana de La Pobla del Duc decidió este año cambiar su habitual fiesta del agua por una batalla de uvas en solidaridad con los pueblos afectados por la sequía Y, pásmense, no solo no se han muerto, ¡sino que fue un éxito! Bueno, vale, la mitad de los participantes acabaron sufriendo reacciones alérgicas a los pesticidas que contenían los frutos, pero con lavarlos antes de lanzarlos será suficiente. El próximo verano se repetirá y es posible que dentro de un tiempo sea igual o más famosa que la tomatina (porque el ketchup no coloca, pero el vapor que desprende el mosto sí).
Así que siguiendo este ejemplo, quiero sugerir una serie de tradiciones que puede que en este momento se consideren absurdas, pero dentro de medio siglo serán absolutamente intocables:
- Se prohibirá tajantemente ser virgen con más de 21 años. Todo aquel que llegue a esa edad sin haberse iniciado en el sexo será atendido con urgencia por su médico de cabecera y, tras certificar su estado de salud, puesto a los "cuidados" de un enfermero o enfermera (a elegir) entrenados a tal efecto.
- A partir de esa fecha, será obligatorio recibir una sesión de sexo oral el día de nuestro cumpleaños. Si certificamos que no hay nadie dispuesto a hacérnoslo, podremos volver a acudir al enfermero o enfermera.
- Cuando un alcalde sea acusado de corrupción, desfalco o fraude, será expulsado de la localidad a pedradas. Si estuviera implicado en una trama inmobiliaria, a ladrillazos.
- En vista de que supuso un gran éxito de audiencia, dio pie a miles de chistes y además ha renovado el "skyline" de Madrid, todos los años se quemará un rascacielos que se haya quedado viejo en una gran ciudad española. Y, al igual que ocurrió con el Windsor, lo patrocinará una gran superficie comercial.
- Si la programación de televisión nos parece aburrida, estúpida o simplemente no nos gusta, lanzaremos nuestros televisores por la ventana como protesta. Y deberán comprarnos uno nuevo entre todas las cadenas.
- Todos los políticos que aspiren a la presidencia del gobierno deberán participar en los siguientes concursos: Pasapalabra, para que demuestren que tienen vocabulario suficiente y no nos cuenten siempre las mismas gilipolleces; Grand Prix, para que sepamos si tienen o no sentido del humor; y ¿Quieres ser millonario? para que aprendan por una vez a depender de la opinión del público.
- Y una vez lleguen al cargo, todo presidente del gobierno tendrá que trabajar una vez al año durante una semana como peón en alguna de las obras públicas que parecen no acabar nunca, como los colegios de la Comunidad Valenciana, y dormir en uno de esos pisos que se comparten entre 30 inmigrantes.
- Todo peaton que carezca de coche podrá salir a la calle con lanzallamas, granadas de mano o misiles tierra-tierra. Si algún conductor se salta un semáforo en rojo, aparca en un lugar que dificulte el paso a los minusválidos, no respeta los pasos de peatones o lanza piropos groseros a las mujeres, su coche podrá ser destruido en el acto y sin consecuencias penales.
- No reciclar, ensuciar las calles, dibujar tags o grafitis feos en las paredes, verter productos químicos al río o depositar escombros en zonas prohibidas estará penado con un internamiento en una habitación llena de basura maloliente, entre una noche y un mes (o hasta que el preso muera de asco, lepra o sarna).
- No recoger la ropa sucia, mear fuera de la taza, ir siempre con la bata y los rulos, no saber cocinar ni un huevo frito, obligar al cónyuge a tragarse siempre el futbol o las telenovelas, no satisfacer en la cama, o no colaborar en las tareas domésticas; todos estos motivos de divorcio serán apuntados en un expediente personal que podrá ser consultado por la futura pareja del afectado para saber si le conviene o no.
- Y, finalmente, las universidades deberán habilitar literas en la parte trasera del aula para que puedan dormir los alumnos que no soporten las tediosas y, en muchos casos, inútiles clases pero que sean de asistencia obligatoria para tener derecho a examen.
Sí, algunas de estas cosas carecen de sentido común, pero dentro de unos años podremos decir: ¡Eh, es una tradición!
12 comentarios:
Uf que distopía, da miedo
Abajo el 'toreo'.
Y ciertas de las tradicciones propuestas por el señor inadaptado harían de este mundo un lugar mas mágico.
He hecho eso de evaluar tu blog para saber cuando de diablo y cuanto de dios hay en él, 40% y 60% respectivamente. No estoy del todo satisfecho, no sé que pinta dios en mi blog.
Acabo de repasar mi clasificación y me he dado cuenta de que mi blog se envilece por momentos. Y lo peor es que no se si preocuparme o alegrarme...
Suscribo todas esas normas que usted apunta.
En cuanto a lo de prohibir ciertas tradiciones por macabras y crueles tiene usted toda la razón con lo de la sed de sangre, si no no se explica... parece mentira pero no hemos avanzado nada desde la epoca de los romanos, el populacho sigue pidiendo lo mismo: pan y circo.
¿Existe un temor casi sobrenatural a desechar una costumbre de siglos?
Sí, sí, ya me gustaría ver a mi si esos adictos a la sangre también estarían de acuerdo en perpetuar otras costumbres ancestrales, como por ejemplo el derecho de pernada sobre sus hijas, aunque, vsito lo visto no me extrañaría que fueran ellos mismos quienes lo practicaran.
La tradición es muy cómoda para aquellos que son incapaces de crear nuevas cosas, la tradición es cojonuda para los que necesitan creer que solo lo antiguo es bueno, la tradición es cojonuda para el párroco de sotana, el empresario machista y la beata reseca.
En mi tierra hay tradiciones absurdas tales como el tema del rocio, las ferias o la semana santa, sin embargo la feria no tiene justificación alguna, se trata de beber todo lo que uno pueda durante una semana, vamos que de tradición le queda ya poco, el rocio, jerez no es muy rociera, pero si conocemos bien el rocio, el rocio es una excusa para ponerse ciego a alcohol, porritos y follar entre los pinos, eso es algo que fuera no se sabe, pero es la realidad bajo la supuesta tradición, a voz de pronto no creemos que mas del 15% de los rocieros sientan esa devoción que dicen, como no sea la devoción por el vino, la coca y los porros, la semana santa, otra supuesta tradición, pues a parte de capillitas y beatas como abril este bueno, todo quisqui se pira de vacaciones, como abril no este bueno un jueves santo esta todo quisqui bolillón por el centro.
Resumiendo, las tradiciones de los cojones no se sostienen por si solas, si, un puñado de sujetos creen en ellas, pero la mayoría de la peña no las sigue, a no ser que haya dos tradiciones, una oficial y otra que hable de cojerse un cebollón con cualquier excusa...
Que sabia elección en el tema del post, me da una envidia casi plagiante. Yo sugiero otra costumbre a implantar. En las localidades en las que se celebre una fiesta recordando tal o cual victoria en no se que batalla, sortear entre los participantes quien se muere, queda tullido, viuda o huérfano; respetando escrupulosamente el porcentaje histórico.
La tradición, esa aberración...
Las fiestas hoy en día se basan en ponerse "ciegos" de alcohol, en mi pueblo por la sequí sustituyeron la fiesta de tirar agua por unos vídeos sobre la importancia de ahorrar agua, la plaza se llenó como cualquier año. La cuestión es pasarlo bien, no hace falta torturar a nadie para ello, solo tener ganas de pasarlo bien.
Plas, plas, plas! Has usado el estoque virtual con maestria y poderío! Que le den la oreja! que le den la oreja!
Perdona por el lenguaje...Cosa de las tradiciones, sin duda. ;-)
Para bárbaros los de fuera de nuestro país que entre peleas de perros, luchas de gallos y cazas de zorros, quitan protagonismo a nuestros toros alfileteros, nuestras cabras voladoras y nuestras gallinas descabezadas.
Hace tiempo leí una entrada curiosa sobre la tradición, no creo que sea verídica pero es bastante clarificadora:
http://spaces.msn.com/members/sandawe/Blog/cns!1pwpXHm-85rNPKmJR0zIh6OQ!889.entry
el martes 12 es el toro de la vega, y, pese a quien pese, alli estare encantado.
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