Hace mucho tiempo hubo una guerra. La japonesa NINTENDO y la norteamericana SEGA se disputaban la supremacía del recién inaugurado mercado de las videoconsolas. Debido a los escasos recursos de que disponíamos, en mi pueblo tomábamos partido por una de las dos casas y permaneciamos fieles a ella, extendiendo el enfrentamiento al patio de la escuela.
Yo permanecí desde el principio en el bando de NINTENDO, gracias a una N.E.S. que mis padres me compraron unas navidades y a la fortuita elección de La leyenda de Zelda como juego con el que estrenarla. Enamorado de la obra de Shigeru Miyamoto, llevo tiempo intentando comprárme una Game Cube (sin fortuna, por lo poco que me duran últimamente los trabajos y los ahorros). Sin embargo he de admitir una cosa: los juegos siempre han sido muy infantiles. Aunque han buscado un público más amplio con el lanzamiento de juegos como Resident Evil para la videoconsola cúbica, sus propias creaciones adolecen de un "buen rollito" irritante. Por eso cuando hube jugado a casi todas las entregas del Zelda (via emulador, por supuesto), tuve que buscarme otra saga que mantuviera ese espíritu de acción-aventura-plataformas pero con un tono más adulto. Y todos los dedos apuntaban en la misma dirección: Legacy of Kain.
Aunque no lo parezca, ellos son los buenos...
Allá por 1995, y tras más de dos años de trabajo, los chicos de Silicon Knights presentaron un juego con una perspectiva aerea y un modo de juego bastante parecidos a algunas entregas de La leyenda de Zelda, pero con unos gráficos y un tono adulto abismalmente distintos. El juego se llamaba Blood Omen y el protagonista era nada menos que un vampiro que para recargar la barra de energía no duda en chuparle la sangre a cualquier humano que se cruzara en el camino. Ni que decir tiene que estaba destinado al éxito...
Sin embargo no fueron solo la sangre, las vísceras y los (por aquella época) excelentes gráficos en 3 dimensiones lo que hizo que saltara a la fama. Al contrario que muchos otros juegos, el guión de Blood Omen es uno de los más elaborados y retorcidos que se habían visto hasta el momento. La historia transcurre en Nosgoth, una tierra protegida por 9 pilares mágicos y 9 guardianes asignados a ellos. Estos decidieron un día crear un ejército de guerreros fanáticos, los Sarafan, para acabar con los vampiros que viven en su tierra. Miles de no-muertos murieron, hasta que uno de los más poderosos, Vorador, mató a cuatro de los guardianes y al lider de los Sarafan, Malek. Entonces dos asesinatos inician la trama del juego. El primero fue el de Ariel, guardiana del pilar del equilibrio; su amante Nuraptor, guardían del pilar de la mente, enloqueció con su muerte y decidió contagiar su locura al resto de guardianes. El segundo fue el del protagonista del juego, Kain, un joven noble de buena familia muerto por un grupo de salteadores de caminos. Entonces es rescatado por Mortanius, un nigromante, quien le ofrece la oportunidad de regresar a la vida convertido en vampiro y así tomarse su justa venganza.
El prota, luciendo los resultados del gimnasio...
Este argumento, bastante asequible, comienza a enredarse nada más arrancar (y aquí es donde comienzan los SPOILERS). Tras vengarnos de nuestros asesinos nos encontramos con el espíritu de Ariel, que ha regresado del más allá. Esta nos cuenta que los pilares se han contagiado de la locura de sus guardianes y para restaurar el equilibrio hay que matarlos a todos. Con la promesa de una cura a su vampirismo, Kain se pone a la tarea. Durante todo el camino lucha contra su condición y por eso aún mantiene un cierto espíritu humano que le impulsa a ayudar a la gente. En determinado momento se encuentra en medio de una guerra contra un sanguinario rey llamado "La Némesis" y decide unirse a la causa. Para evitar la guerra retrocede al pasado gracias a una invención de Moebius, el guardián del tiempo, y mata al rey (que en aquella época es llamado William "el justo") antes de que haga más daño. Sin embargo al volver descubre que desde el principio ha sido una marioneta: Moebius lo había planeado todo para lanzar una campaña de odio contra los vampiros y masacrarlos. Vorador es ejecutado ante sus ojos y Kain se da cuenta de lo injusta que resulta esta persecución contra los que ahora son sus hermanos. No obstante tras matar a Moebius siguen las sorpresas. Se descubre que el responsable de todo era Mortanius, en realidad el guardián del pilar de la muerte, quien poseido por un espíritu maligno decidió matar a Ariel para corromper los pilares y también al que iba a ser su sucesor, el propio Kain. Con esta perfecta trampa el protagonista se encuentra con una dificil decisión: ya que él también está corrupto, para devolver el equilibrio debería matarse a sí mismo.
Al final de Blood Omen te dan a elegir dos opciones: sacrificarte para que Nosgoth recupere su esplendor o pasar de todo y condenar la tierra para siempre. Sin embargo un tiempo después descubrimos que la primera opción era falsa, ya que amparados por el éxito del juego se creó una continuación llamada Soul Reaver que partía de la segunda premisa.
Continuando con la referencia a La leyenda de Zelda, el modo de juego de esta nueva entrega es sospechosamente parecido al de Ocarina of Time, el salto a las tres dimensiones de Link y cia. en la olvidada Nintendo 64. Sin embargo ahí acaba el parecido. Como no podía ser de otra manera, Soul Reaver es un juego muy oscuro que aprovecha los cabos sueltos dejados en el anterior juego para crear una nueva trama. Aquí se presentan a los otros dos protagonistas de la saga. El primero es el que da título al juego: la segadora de almas, una poderosa espada que Kain utiliza para matar a la Nemesis en Blood Omen y que tiene mucha más importancia de la que parece.
El segundo es probablemente uno de los personajes más fascinantes que ha surgido de un videojuego en los últimos años: Raziel, el recolector de almas. Tras negarse al sacrificio por el bien de Nosgoth y ser corrompido por su vampirismo, Kain extendió un reinado de terror por todo el territorio. Con la ayuda de sus lugartenientes, los humanos fueron cazados y los clanes de los no-muertos impusieron su ley. Raziel era su mano derecha, pero cometió un error: evolucionó antes que su señor (concretamente le salieron alas). Por ello fue arrojado al lago de los muertos, donde debería haberse desvanecido. Sin embargo algo extraño ocurrió: aunque su cuerpo estaba casi consumido, aún seguía vivo. Una extraña criatura que se hace llamar "el dios antiguo" le había mantenido en el plano espiritual, cambiando su antigua sed de sangre por una sed de almas. Y, al igual que hizo Mortanius con Kain, este le ofrece la oportunidad de vengarse de sus antiguos hermanos para así conseguir sus propios fines: que los vampiros, de vida eterna, se reintegren a la rueda de la vida.
Este juego aporta varias novedades. Además de alternar puzzles y acción (al más puro estilo Zelda), se incorpora el plano espiritual. Raziel en realidad es un espíritu que solo se puede hacer corporeo mientras le dure la energía. Cuando esta se acaba cae al otro plano, donde las cosas son ligeramente distintas y nos enfrentamos con otras criaturas que se alimentan de almas. Pero si se le acaba la segunda barra de energía tampoco muere, sino que regresa al principio con la ayuda del dios antiguo. Además al poco de empezar el juego nos encontraremos a Kain, tras cuyo primer enfrentamiento adquirimos de forma permanente la "segadora de almas", unida a nosotros como un apéndice espiritual.
En principio este iba a ser el último juego de la saga, y prueba de ello es el guión original de Soul Reaver, al final del cual Raziel daba muerte a todos los vampiros de Nosgoth. Sin embargo debido a su excesiva duración se decidió recortar el juego. Al final de todo Kain escapa gracias a la máquina de Moebius, Raziel se lanza detrás de él y todo queda en un "continuará...". No es para menos, ya que la historia se enreda hasta la paranoia. Además del misterioso protagonismo de la "segadora de almas", en el juego nos lanzan insinuaciones sobre el destino de los dos protagonistas, sobre el origen de los pilares de Nosgoth, sobre las verdaderas intenciones del "dios antiguo" y sobre la auténtica naturaleza de Raziel. Y por si esto fuera poco, comienzan los viajes en el tiempo que serán la pesadilla del resto de entregas.
Tras Soul Reaver llegó Soul Reaver 2, con el mismo motor y gráficos ligeramente mejorados. Raziel sigue siendo el protagonista, buscando respuestas sobre su verdadera naturaleza y tratando de encontrar la forma de alcanzar a Kain para vengarse. A mi particularmente me pareció algo tedioso, ya que se repiten los mismos escenarios pero en épocas distintas (lo cual, a mi entender, es hacer trampa) y el final, aunque irónicamente poetico, resulta bochornosamente fácil de superar.
Visto que la historia comenzaba a estar demasiado explotada, los guionistas decidieron retroceder un poco en el tiempo y desmarcarse con algo distinto. En Blood Omen 2 cambiaron el motor gráfico y la concepción artística (sospechosamente cercana a Vampiro: La mascarada) para contarnos la historia de Kain tras la corrupción de los pilares y antes de que se convirtiera en el líder del mundo. Este suele ser el juego peor valorado de todos, pero a mi me gustó mucho. Se retoma la variedad de escenarios y el enfrentamiento a "jefes de fin de fase", y además dan una nueva vuelta de tuerca a la historia introduciendo a una raza de demonios, los Hylden, con la que los vampiros tienen un pasado en común. Y hasta aquí leo la tarjetita.
Finalmente llegó el gran momento que esperaban los fans. Kain y Raziel estaban destinados a enfrentarse algún día, o eso es lo que afirmaban en Soul Reaver, y este era el momento. Con literalmente decenas de cabos sueltos por atar y una pelea largamente esperada, llegó hace pocos años Defiance. Con un motor gráfico muy parecido al de Soul Reaver 2, en este juego tomamos el control de no uno, sino de los dos protagonistas. Cada uno por su lado, perdidos en el tiempo y en el espacio, se dedicarán a buscar las respuestas que necesitan hasta que llegue el inevitable final en el que uno de los dos debe morir.
Me hubiera gustado explicar la historia en su totalidad, pero no solo este mensaje hubiera sido aún más largo de lo que ya es, sino que aún no ha acabado. Quedan muchos cabos por atar, muchas preguntas por resolver, y todo apunta a que aún ha de aparecer una nueva entrega de la saga. ¿Llegará a haber algún día una "Crisis en los Nosgoth infinitos"...?
El segundo es probablemente uno de los personajes más fascinantes que ha surgido de un videojuego en los últimos años: Raziel, el recolector de almas. Tras negarse al sacrificio por el bien de Nosgoth y ser corrompido por su vampirismo, Kain extendió un reinado de terror por todo el territorio. Con la ayuda de sus lugartenientes, los humanos fueron cazados y los clanes de los no-muertos impusieron su ley. Raziel era su mano derecha, pero cometió un error: evolucionó antes que su señor (concretamente le salieron alas). Por ello fue arrojado al lago de los muertos, donde debería haberse desvanecido. Sin embargo algo extraño ocurrió: aunque su cuerpo estaba casi consumido, aún seguía vivo. Una extraña criatura que se hace llamar "el dios antiguo" le había mantenido en el plano espiritual, cambiando su antigua sed de sangre por una sed de almas. Y, al igual que hizo Mortanius con Kain, este le ofrece la oportunidad de vengarse de sus antiguos hermanos para así conseguir sus propios fines: que los vampiros, de vida eterna, se reintegren a la rueda de la vida.
Este juego aporta varias novedades. Además de alternar puzzles y acción (al más puro estilo Zelda), se incorpora el plano espiritual. Raziel en realidad es un espíritu que solo se puede hacer corporeo mientras le dure la energía. Cuando esta se acaba cae al otro plano, donde las cosas son ligeramente distintas y nos enfrentamos con otras criaturas que se alimentan de almas. Pero si se le acaba la segunda barra de energía tampoco muere, sino que regresa al principio con la ayuda del dios antiguo. Además al poco de empezar el juego nos encontraremos a Kain, tras cuyo primer enfrentamiento adquirimos de forma permanente la "segadora de almas", unida a nosotros como un apéndice espiritual.
En principio este iba a ser el último juego de la saga, y prueba de ello es el guión original de Soul Reaver, al final del cual Raziel daba muerte a todos los vampiros de Nosgoth. Sin embargo debido a su excesiva duración se decidió recortar el juego. Al final de todo Kain escapa gracias a la máquina de Moebius, Raziel se lanza detrás de él y todo queda en un "continuará...". No es para menos, ya que la historia se enreda hasta la paranoia. Además del misterioso protagonismo de la "segadora de almas", en el juego nos lanzan insinuaciones sobre el destino de los dos protagonistas, sobre el origen de los pilares de Nosgoth, sobre las verdaderas intenciones del "dios antiguo" y sobre la auténtica naturaleza de Raziel. Y por si esto fuera poco, comienzan los viajes en el tiempo que serán la pesadilla del resto de entregas.
Tras Soul Reaver llegó Soul Reaver 2, con el mismo motor y gráficos ligeramente mejorados. Raziel sigue siendo el protagonista, buscando respuestas sobre su verdadera naturaleza y tratando de encontrar la forma de alcanzar a Kain para vengarse. A mi particularmente me pareció algo tedioso, ya que se repiten los mismos escenarios pero en épocas distintas (lo cual, a mi entender, es hacer trampa) y el final, aunque irónicamente poetico, resulta bochornosamente fácil de superar.
Visto que la historia comenzaba a estar demasiado explotada, los guionistas decidieron retroceder un poco en el tiempo y desmarcarse con algo distinto. En Blood Omen 2 cambiaron el motor gráfico y la concepción artística (sospechosamente cercana a Vampiro: La mascarada) para contarnos la historia de Kain tras la corrupción de los pilares y antes de que se convirtiera en el líder del mundo. Este suele ser el juego peor valorado de todos, pero a mi me gustó mucho. Se retoma la variedad de escenarios y el enfrentamiento a "jefes de fin de fase", y además dan una nueva vuelta de tuerca a la historia introduciendo a una raza de demonios, los Hylden, con la que los vampiros tienen un pasado en común. Y hasta aquí leo la tarjetita.
Finalmente llegó el gran momento que esperaban los fans. Kain y Raziel estaban destinados a enfrentarse algún día, o eso es lo que afirmaban en Soul Reaver, y este era el momento. Con literalmente decenas de cabos sueltos por atar y una pelea largamente esperada, llegó hace pocos años Defiance. Con un motor gráfico muy parecido al de Soul Reaver 2, en este juego tomamos el control de no uno, sino de los dos protagonistas. Cada uno por su lado, perdidos en el tiempo y en el espacio, se dedicarán a buscar las respuestas que necesitan hasta que llegue el inevitable final en el que uno de los dos debe morir.
Me hubiera gustado explicar la historia en su totalidad, pero no solo este mensaje hubiera sido aún más largo de lo que ya es, sino que aún no ha acabado. Quedan muchos cabos por atar, muchas preguntas por resolver, y todo apunta a que aún ha de aparecer una nueva entrega de la saga. ¿Llegará a haber algún día una "Crisis en los Nosgoth infinitos"...?
7 comentarios:
A mi el primer Soul Reaver me encanto.
Una pena que nunca haya pasado de la Play1.
aish..yo es que a esas cosas no jueboooooooooooo!! nunca me sedujeron las consolas..
Las consolas son de la familia del consolador??
Supongo que sí..será xk también apaciguan vuestros instintos más básicos!!:))
Mira, acabas de recordarme que hace años (tantos como que pasó en el 2000) me alguilé el Soul Reaver de PSX, y no llegué a completarlo. Ahora tengo el de Dreamcast y apenas he probado si funciona. Voy a ver si ato ese cabo suelto. Va por tí.
Te lo agradezco, adultolescente. Lo malo es que la trama es tan retorcida que un solo juego no resulta suficiente. Bueno, a decir verdad yo he jugado a todos y todavía no lo tengo muy claro.
Por cierto, Masky, si quieres jugar al resto de la saga se la puedes pedir a la mula. A mi me trajo los dos Blood Omen y el Defiance para PC. La única pega es que para adaptarlos al ordenador apenas han hecho cambios. Aunque, claro, yo tengo un pad para este tipo de juegos...
Vaya, te lo has currado, jeje. Hay gente que ve los videojuegos como obras de arte, en fin.. no tengo nada en contra de ellos, yo antes era de los que se pasaban los días y los días enganchado, me pasé algun Final Fantasy (espectaculares), casi todas las Tomb Raider (ahora me estoy jugando otra vez.. el aburrimiento) y siempre me encantaron los juegos de peleitas, como se decía antaño, Tekken, Street Fighter.. en fin.. yo me quedé en la Playstation I.
te recomiendo el Ninja Gaiden de x box. creo que te gustaria....
El Soul Reaver está bastante bien, muy entretenido. Yo si me lo permitís os recomendaré el Castlevania Symphony of the Night de PSX una auténtica maravilla.
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