Una maleta hecha con prisas. Correr hasta la estación. Punzadas en el estómago, todavía lleno. Llegar temprano (como siempre) y matar el tiempo ojeando una revista. Un aviso por megafonía. Esperar el tren en el andén atestado de gente. Subir y buscar un asiento. No encontrarlo y dormitar en el suelo. Incorporarse y mirar por el cristal.
Siempre los mismos paisajes, los mismos pueblos, las mismas vías oxidadas, las mismas estaciones abandonadas, los mismos campos, los mismos castillos centenarios, las mismas ganas de llegar a nuestro destino...
Levantarse antes de llegar y hacer fila frente a la puerta. El frio de la noche golpeándote en la cara. Dos besos de saludo. La olvidada sensación de tener un volante en mis manos. Una procesión de coches a la salida de la estación. Tomar un atajo. Salir a la oscuridad de la carretera comarcal. Curvas, glorietas y señales de tráfico en penumbra. Conversar sobre lo humano y lo divino. Las luces de mi pueblo en el horizonte.
Llegar, de repente, a un oasis de vida en medio de un desierto de viñedos...
Aparcar. Dejar la maleta tirada en cualquier parte. Más saludos, más besos, más noticias. Darse una larga ducha y cenar en abundancia. Amodorrarse viendo la televisión. El tacto de las sábanas en mi vieja cama. Dormir... soñar...
Comidas caseras, viejas amistadas, recuerdos agradables y otros no tanto. Patearse las calles y ver que ha cambiado. Visitar a familiares que hace tiempo que no ves. Descansar, recordar, dejarse querer.
Hogar.
Hasta el lunes...
Siempre los mismos paisajes, los mismos pueblos, las mismas vías oxidadas, las mismas estaciones abandonadas, los mismos campos, los mismos castillos centenarios, las mismas ganas de llegar a nuestro destino...
Levantarse antes de llegar y hacer fila frente a la puerta. El frio de la noche golpeándote en la cara. Dos besos de saludo. La olvidada sensación de tener un volante en mis manos. Una procesión de coches a la salida de la estación. Tomar un atajo. Salir a la oscuridad de la carretera comarcal. Curvas, glorietas y señales de tráfico en penumbra. Conversar sobre lo humano y lo divino. Las luces de mi pueblo en el horizonte.
Llegar, de repente, a un oasis de vida en medio de un desierto de viñedos...
Aparcar. Dejar la maleta tirada en cualquier parte. Más saludos, más besos, más noticias. Darse una larga ducha y cenar en abundancia. Amodorrarse viendo la televisión. El tacto de las sábanas en mi vieja cama. Dormir... soñar...
Comidas caseras, viejas amistadas, recuerdos agradables y otros no tanto. Patearse las calles y ver que ha cambiado. Visitar a familiares que hace tiempo que no ves. Descansar, recordar, dejarse querer.
Hogar.
Hasta el lunes...
4 comentarios:
Hasta el lunes. y disfruta
Espero que te sirva para descansar y desconectar un poco de la dura rutina.
Un saludo.
Hac lo como yo. Vivo en el pueblo y me olvido de la gran cuidad. Para compensar, a veces huele de cerdo con el viento del oeste.
Saludo
A disfrutar, aunque sea de no hacer nada! :D
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