30 de marzo de 2006

La estatua


Nunca me ha gustado el deporte. Eso es un hecho. Lo interesante es saber por qué.


Ayer tuve que acudir a la consulta de una fisioterapeuta por culpa de unos fuertes dolores en la zona lumbar. Hace ya muchos meses que dejé de fingir que me preocupaba mi forma física y por eso me abandoné a una vida lo más sedentaria posible. Pero la inacción tiene sus consecuencias. Si te dan un trabajo en el que tienes que acarrear bombonas de agua, cajas de material y paquetes de 2500 folios casi a diario acabas destrozándote la espalda. Tal y como yo he hecho.

La "fisio" no me dijo nada que no supiera ya. Que tuviera cuidado al cargar peso y, lo más importante, que debía hacer ejercicio físico. Si me hubieran dado 10 céntimos por cada vez que alguien me ha recomendado que haga deporte, a estas alturas me podría comprar una tienda de cómics entera. Se perfectamente que no me conviene pasarme el día delante del ordenador; se que si me moviera más se solucionarían varios de mis problemas de salud, incluida la ansiedad; se también (por mucho que me joda admitirlo) que con un cuerpo mejor esculpido tendría más éxito con las mujeres (o, cuanto menos, llamaría más la atención). Sin embargo, a pesar de todo, sigo resistiéndome a ponerme el chandal y salir a correr, o hacerme unos cuantos largos en la piscina, o machacarme los biceps, triceps y cuadriceps en un gimnasio.

La decisión es mía, eso lo se. Con 27 años recién estrenados ya debería ser lo suficientemente adulto como para preocuparme de mi salud. Pero eso no quita que mi propia experiencia vital haya conseguido que vea el deporte como algo negativo. Ya he dicho que, sin llegar a los extremos de ahora, estuve muy puteado en el colegio y el instituto. No solo del resto de compañeros, sino sobre todo de aquellos a los que considero (¿consideraba?) mis amigos. Se que suena a excusa fácil, pero no era en absoluto agradable ser el chaval tímido, callado, empollón, escuálido, torpe y con gafas del colegio. Fui insultado, fui humillado, fui vejado, fui incluso agredido. No llegaron a darme palizas (eramos más civilizados en aquellos tiempos), pero tampoco me libré de empujones, collejas y otras cosas que prefiero olvidar. "Eso no es nada", me han dicho muchas veces. Bueno, depende de qué lado estuvieras. Para un crio de 12 años con la autoestima por los suelos es una razón más que suficiente para acabar odiando tu vida. Y puede que para sentir que debes acabar con ella.

En estas condiciones a nadie le debería extrañar que no destacara precisamente en los deportes. Si ya de por sí nací con un mayor apego al desarrollo intelectual que al físico, el hecho de ser enclenque, desgarbado y torpe hizo que siempre quedara relegado a las posiciones que los demás no querían o simplemente apartado de los equipos. Tampoco hubo nadie en aquel momento que me animara en sentido contrario, por lo que nunca me tomé esos juegos en serio y no llegué a desarrollar un espíritu competitivo. Mis "amigos" también acabaron por cansarse del poco interés que me tomaba en los partidos de fútbol del fin de semana y dejaron de llamarme. Así llegue a un punto en el que no hacía más ejercicio que el obligatorio, además de alguna escapada que otra en bicicleta por los alrededores. Estaba claro que ese mundo no era para mí.

La visita a la fisioterapeuta ha despertado fantasmas que ya creía olvidados y desterrados. De repente me he visto otra vez con 12 años, en la portería del campo de fútbol, esperando a que llegara el equipo contrario e inevitablemente me metieran un gol, para recibir después las amonestaciones de mi propio equipo. También me vi un poco después, con 16 años, en las mediciones de fuerza, elasticidad y resistencia que hacíamos periódicamente en el instituto, en algunas de las cuales daba menos puntuación que las chicas y me convertía en objeto de burla de casi todo el mundo. Y sos pensamientos me han llevado a otros momentos de los que no quería acordarme, situaciones humillantes por las que tuve que pasar en esos años, frustraciones y tristezas que me empeño en enterrar en lo más profundo de mi memoria. Sin darme cuenta, por un tiempo, había olvidado mis temores. Pero me he dado cuenta de que no los había superado, simplemente los estaba ignorando. Ayer, en el viaje de vuelta a casa, me asaltó un pensamiento como una ola gigante que lo barre todo a su paso. Algo en lo que ya no quería pensar.

El hecho de que me sigue dando miedo la gente.

Se que necesitaría un blog en exclusiva y muchos mensajes para indagar profundamente en esta cuestión, así que ni siquiera voy a hablar de ello. Es una realidad tangible y palpable que no puedo eludir por mucho que me empeñe. Está ahí, cada vez que me interesa una chica, aunque solo sea sexualmente; cada vez que tengo que enfrentarme a un profesor, aunque sea agradable y simpático; cada vez que tengo que hablar con un funcionario público, aunque lo haya hecho miles de veces; cada vez que tengo que pedir ayuda a una dependienta, aunque ese sea su trabajo. Y se que algún día tendré que hacer algo con respecto a ello.

En cualquier caso, hay cosas más urgentes que resolver antes. Como mis problemas de salud, por ejemplo. Lo gracioso del tema es que soy un tio alto, delgado y con piernas largas, lo que me convierte en alguien perfecto para practicar atletismo, por ejemplo, o para practicar deportes como el baloncesto o el balonmano. Sin embargo no me siento cómodo practicando deportes de equipo (por razones obvias) y me aburro soberanamente en los deportes en solitario, como correr o nadar. Necesito algo que me haga moverme sin tener que competir y que sea entretenido.

Creo que me pondré a hacer aerobic. No puede ser tan malo ponerse a dar saltos rodeado de mujeres en mallas...

11 comentarios:

Un Gerente dijo...

aerobicos. . . suena bien. . .rodeado de mujeres sudorosas y en mallas. . .suena bastante bien. . .hasta sexo se consigue en los gimnasios. . .facilito

Dr.Benway dijo...

Yo considero lo de los gimnasios bastante estúpido, eso de pagar por levantar peso... me parece una tontería

Por cierto tengo muy buenos amigos a los que no les gusta el fútbol y por eso no dejo de llamarles ni de quedar con ellos; lo que pasa es que los que eran tus amigos eran unos hijos de puta si me permites que me tome esa libertad...

Prueba a apuntarte a un club de ciclismo hay gente que se lo pasa bien y no vas sólo, simplemente van a hacer kilómetros.

El inadaptado dijo...

Puedes tomarte esa libertad y cualquier cosa en lo que respecta a mis "amigos". No entrecomillo esa palabra por nada. Más de una vez me preguntaron, "todavía no se por qué sales con nosotros". En aquella época simplemente no quería estar solo. Ahora los rehuyo abiertamente. Y lo gracioso es que están cabreados conmigo porque no entienden el motivo. Putos cabrones...

En cuanto a lo del ciclismo tomaré nota, aunque debo decir que rutas naturales aparte me da bastante acojone salir en bici por las carreteras de esta provincia, habida cuenta de como conduce la gente...

jashugun dijo...

Buah, lo mas humillante fué mi caso. El ultramachista profesosr de etica (buen contrasentido) explicando por algun motivo peregrino la superioridad fisica de los hombres. Por supuesto saltó una diciendo que no estaba de acuerdo. Y claro, segun el tipo había que probarlo mediante el sencillo expediente de estrujarle la mano hasta que le doliera y propuso a un "voluntario"
Claro que la tal una era una jugadora de baloncesto en un equipo y bastante fibrada (y muy buena jugando, lo que pasa que los tipos que eran medianamente buenos jugando median casi 20 cm mas que ella). y el "voluntario" era yo. Evidentemente no le arranqué ni una mueca.

Y lo del deporte, a mi tambien me haría falta, los gimnasios y similares me aburren profundamente. La bicicleta me gusta peor para llegar a un sitio adecuado hay que atravesar bastante ciudad o montar el numerito para llevarla en el coche, y encima no tengo bici adecuada (las de montaña baratuchas son francamente incomodas y las de carretera valen una pasta).

Y mis "amigos" tambien eran unos hijos de puta.

fulano le tal dijo...

jajaja no se porque pero me parece que varios nos sentimos identificados como que tener un asco de vida no es muy dificil a mi me paso lo mismo mis "amigos" eran unos hijos de puta tambien.
Yo lo arregle de una manera un poco diferente me agarraba a madrazos con todo el que quisiera problemas al final acaban por respetarte cuando ven de lo que puedes ser capaz
yo te recomiendo que practiques judo, yo lo hago a mi tampoco me gusta hacer ejercicio pero prefiero hacer judo a otra cosa y aunque es de competencia no te lo tienes que tomar asi, de verdad sirve aprender a combatir, y me gustan las cosas japonesas ademas simpre es muy desestresante, y la verdad es que se nota cuando tu salud empieza a mejorar y se nota mucho, a veces me dan ganas de dejar de ir, pero la verdad es motivante ver como te superar a ti mismo cada dia que entrenas y es mas a alentador ver como pierdes condicion por dejar de entrenar

JaviWoll dijo...

Te aconsejo el karate, y digo karate, no full-contact ni rollos del estilo que solo son darse hostias. Yo soy un enclenque pero llevo practicando karate regularmente desde hace casi 20 años, te obliga a usar cuerpo y mente. Por probar no pierdes nada.

El Tete dijo...

Yo iba a decirte lo mismo que javiwoll. Nunca he sido muy alto, y de niño se metían mucho conmigo.

Pero 15 años de tu vida entrenando karate hacen que le pierdas el miedo a muchas cosas.

El inadaptado dijo...

Las artes marciales me pillan un poco mayor, pero... mmmm, podría ser interesante...

mr modular dijo...

Pienso que deberías considerar la natación como una buena opción, y te cuento porqué: actualmente estoy hecho cisco de la espalda y de las piernas, incluso he tenido que dejar hace poco un trabajo buenísimo por culpa de ello. Y claro todos los médicos que me han visto han acabado las consultas con el típico 'tienes que hacer algún deporte'. Los motivos por los que nunca he hecho deporte en la vida son los mismos que cuentas en el post, por lo que opciones como futbol, baloncesto y cosas del estilo no me van, sobre todo por el caracter competitivo, incluidos judo, karate y artes marciales. Pues al final, un poco por desesperación, me acabé apuntando a la piscina y la verdad que me siento como pez en el agua. Como todos los que estamos en el grupo inicial somos unos 'mataos', pues a veces nos hechamos unas risas cuando nos vemos los unos a los otros parados con la lengua fuera sin haber alcanzado siquiera la mitad del recorrido. No necesitas ni bicicleta ni trasto alguno, un bañador y al agua, y si te apetece competir sólo podrás hacerlo contigo mismo.

vitalidad dijo...

Eres como todos, solo que tú lo expresas. Todos tienen miedo. Yo la primera. Todos son tímidos. Al final nos parecemos todos mucho más de lo que nos distinguimos.

La próxima vez que te enfrentes a una chica ponte en su cabeza, ella estará pensando soy bajita, o demasiado alta, o tengo este defecto o el otro.

Cuando te enfrentes a un funcionario público piensa que él está pensando soy un inútil, mi vida está vacía, no tengo motivaciones.

En vez de pensar que estarán pensando de ti ponte a pensar qué pensarán de sí mismos y es exactamente lo que tú piensas de ti.

Porque hasta los que van de triunfadores lo hacen solo en apariencia, cuando se quedan solos son unos mierdas. O peor no saben que lo son.

Todos estamos inseguros, el que tiene pareja nunca se cree que le quieren por mucho que se lo demuestren y sueña con no tenerla y poder hacer lo que le de la gana. El que no la tiene aspira a tenerla.

Todos queremos lo que no tenemos. Cuando lo conseguimos aspiramos a otras cosas. Siempre vemos al de enfrente mejor que a nosotros y solo hay que escarbar un poquito y sales tú, ese que te da miedo eres tú.

Yo escucho a mucha gente, me cuentan su vida, y he llegado a esa conclusión, todos somos iguales, todos queremos que nos quieran y nunca lo conseguimos.

GothKiller dijo...

Yo tenía un problema parecido. Comenzaba a "enfermar" de algún modo por mi carencia deportiva. Encontré algo divertido, solitario y que se ha convertido en una obsesión personal.

Hablo del DDR (Dance Dance Revolution). Es original de las recreativas. En resumen es una alfombra con botones que tienes que presionar con los pies al ritmo de la canción que escuchas, siguiendo las direcciones que aparecen por pantalla. Seguro que una imagen lo explica mejor.
http://www.8ttb.com/_images/pics/pictures/mini-6%20-%20injik%20is%20a%20DDR%20junkie.JPG

La alfombra me costó 23 euros gastos de envío incluidos, desde Barcelona (en la tienda de Hardcore Gamer). La compré por internet y en menos de 24 horas la tenía en casa.

Quizá no sea tu solución, pero personalmente es la única manera a través de la cual puedo pasarme horas y horas sudando y pasándomelo en grande.

Se me olvidaba, la alfombra se conecta al PC por USB. Luego tienes que descargar un emulador de recreativas, el StepMania y packs con canciones. Podrías probar el emulador con los botones del teclado para hacerte una idea.

En cualquier caso suerte y ánimo.