10 de marzo de 2006

Phoenix oscuro

Artwork by Matt Willard


Para un fan de Fanhunter como yo es imperdonable caer en errores así. A estas alturas ya debería de confiar lo suficiente en mis conocimientos de cine, cómics y juegos como para aplicarlos a la hora de resolver problemas. Vale, aquí no tenemos a un tirano demente que prohiba todas las expresiones de ocio (al menos por el momento), pero también puede servir para cosas más pedestres.

Así, debería de haber recordado de la película Dragonheart que no es tan buena idea hacer un transplante de corazón por las buenas sin saber cómo será el resultado. Porque puede ocurrir que el transplantado te salga rana y en vez de agradecértelo se vuelva contra tí. Eso es lo que le ha ocurrido a mi ordenador, a la sazón denominado Phoenix (por todas las veces que lo he reparado y ha vuelto a la vida, y porque soy un friki tópico y predecible). Debería de haber hecho caso a esa nudo que se me formó en la base del estómago cuando los técnicos me dijeron que no solo había que cambiar la placa base, sino también el microprocesador. Sabía que algo iba a ir mal. Lo sabía y aun así seguí adelante, con la esperanza de equivocarme. Pero no fue así.

Ahora mi ordenador ya no es el mismo (de hecho le he cambiado tantas piezas que puedo decir que técnicamente es distinto al que compré al principio). No es el mismo equipo que se suicidó para cortar de raiz mi adicción (y lanzarme de cabeza al frikismo, aunque no creo que lo hubiera previsto). No, lo que tengo ahora en mi escritorio es un ente distinto, desconocido, más oscuro, más CABRÓN. A pesar de que en apariencia funciona perfectamente, se niega en redondo a permitirme que reinstale Windows para poder utilizarlo de nuevo. No se por qué, pero se niega. De hecho he intentado acceder de alguna otra forma al contenido del disco para rescatar mis documentos y tampoco me deja. Ni siquiera comprando otro módulo de RAM (que, por cierto, ya iba haciendo falta) he conseguido que entrara en razón.

Me gustaría pensar que, como la Phoenix de los cómics, ésta no es más que una entidad que ha suplantado a mi viejo ordenador, mientras que el auténtico está echándose una siesta dentro de una vaina en el fondo del oceano, pero se que no es así. Quizás se suicidió porque notaba que se estaba pasando al lado oscuro y quiso evitarme el trago (puestos a decir paridas...). En cualquier caso me temo que va siendo hora de deshacerme de él. Ya he llegado un acuerdo con el alto consejo (usease, mi padre) para enviarles este módulo cuando consiga que entre en razón (aunque tenga que entrar en la tienda con un lanzallamas y amenazar a los técnicos) y yo me compre un equipo nuevo. Con más memoria, más ram, mejor procesador y, ya que estamos, una tarjeta gráfica decente (que ya voy teniendo ganas de jugar al Doom III). Total, ya que voy a cobrar dos sueldos (si aguanto) digo yo que me lo puedo permitir.

Phoenix, donde quieras que estés, te doy las gracias por todo este tiempo que hemos compartido juntos. Tu sacrificio no será en vano. Y que sepas que te echaré de menos...

2 comentarios:

ZERO dijo...

Por lo menos no intenta destruir el universo conocido....


aun....

Azena dijo...

aviso, si has perdido información no reinstales nada en el disco duro... podrías perderlos del todo sin posibilidad de recuperación...

consejo de amiga... ;-)