Hace bastantes años, mientras cursaba el segundo curso de la carrera, hubo un festival de cine setentero en la universidad que tuvo como colofón una maratón de películas. Fue una noche de junio, en el anfiteatro al aire libre del campus, tumbados sobre las franjas de cesped que hay a los pies de los asientos.
Fue algo más que una sesión de cine. Fue un viaje iniciático, una lección de vida, uno de esos momentos por los que todo el mundo debería pasar:
Tiburón, The Rocky Horror Picture Show, Supervixens y La matanza de texas.
Una detrás de otra, sin apenas pausa, con las estrellas como techo y la ilusión como abrigo. Recuerdo que fui solo, pero no me sentí así en ningún momento...
Llegada la última película, el cansancio pudo más que el morbo y decidí regresar a casa. Fue muy extraño estar en la universidad a esas horas, sentir el silencio y la ausencia del ajetreo diario. Sólo hubo un problema: no tenía medio en el que volver y era todavía pronto para que llegara el autobús, así que decidí plantar cara al sueño y caminé los 7 kilómetros que me separaban de mi piso.
Aún puedo sentir las edificios a oscuras, la carretera sin coches, la tranquilidad, la paz...
Entonces sucedió algo mágico. Ocurrió que esa era la noche elegida para probar la iluminación de la fiesta de Hogueras. Y allí me encontraba yo, caminando por las calles vacías en una borrachera de luces y colores, como si hubiera dado un salto en el tiempo y el espacio y me encontrara en otro lugar, en otro tiempo. Solo para mí, solo para mis ojos.
Resulta curioso, pero soy incapaz de reconocer las calles por las que deambulé en esos momentos. Quizás estuve sin saberlo en otro Alicante, en una ciudad paralela de una dimensión paralela. Y a veces me pregunto cómo podría volver a entrar en ella...
Fue algo más que una sesión de cine. Fue un viaje iniciático, una lección de vida, uno de esos momentos por los que todo el mundo debería pasar:
Tiburón, The Rocky Horror Picture Show, Supervixens y La matanza de texas.
Una detrás de otra, sin apenas pausa, con las estrellas como techo y la ilusión como abrigo. Recuerdo que fui solo, pero no me sentí así en ningún momento...
Llegada la última película, el cansancio pudo más que el morbo y decidí regresar a casa. Fue muy extraño estar en la universidad a esas horas, sentir el silencio y la ausencia del ajetreo diario. Sólo hubo un problema: no tenía medio en el que volver y era todavía pronto para que llegara el autobús, así que decidí plantar cara al sueño y caminé los 7 kilómetros que me separaban de mi piso.
Aún puedo sentir las edificios a oscuras, la carretera sin coches, la tranquilidad, la paz...
Entonces sucedió algo mágico. Ocurrió que esa era la noche elegida para probar la iluminación de la fiesta de Hogueras. Y allí me encontraba yo, caminando por las calles vacías en una borrachera de luces y colores, como si hubiera dado un salto en el tiempo y el espacio y me encontrara en otro lugar, en otro tiempo. Solo para mí, solo para mis ojos.
Resulta curioso, pero soy incapaz de reconocer las calles por las que deambulé en esos momentos. Quizás estuve sin saberlo en otro Alicante, en una ciudad paralela de una dimensión paralela. Y a veces me pregunto cómo podría volver a entrar en ella...
8 comentarios:
Let's do the time warp again!!!
Ya quisiera yo volver a 2º de carrera. Mi año de gloria, en todos los sentidos.
O a los 11 años, antes de que empezaran los problemas.
El Jose, que sale de trabajar con un estrés que mas que estrés es escuatro, necesita desconectar, de hecho antes de folletear necesita desconectar y pasa cada día por una experiencia comparable y bastante barata:
fase 1. "compresé" el juego Nosferatu, la cólera de malaquias
fase 2. juege al juegecito de los cojones, ambiente oscuro, armas patéticas, enemigos que salen de la nada, música enervante y acojonante
fase 3. cuando sus nervios esten desquiciados, deje de jugar
fase 4. durante unos minutos andará por la casa paranoico perdido, oyendo cosas raras, buscando cruzifijos con un patético vasito de agua, mirada ausente y nervios destrozados, alejándose de los rincones mas oscuros, acojonaete perdío
fase 5. vuelta paulatina a la realidad, alegría por descubrir que no es mas que su imaginación, olvido instantaneo de las preocupaciones cotidianas, leve fobia a la pantalla y el teclado, búsqueda de otras sensaciones gratificantes, tendencia a consumo de sustancias excitantes y prácticas sexuales
fase 6. normalidad absoluta, vuelta a la rutina, añoranza de sensaciones previas.
fase 7. reinicio del bucle, vuelta al castillo de malaquías
las meigas han entrado en mi antiguo bloj y me han echado, asi que te dejo la dirección de mi nueva casa (mil disculpas):
http://elaviaducto.blogspot.com
(seguimos la ronda y sorry por el cuasi-spam)
En algunas ocasiones se me mezclan los sueños y las realidades, los recuerdos y las fantasías y no puedo difereciarlos, pero ¿importa?.
Un saludo, Inadaptado
estaba usted con subidón post-Vixens, eh? :)
si hubiese visto la matanza de marras, digo de texas, es probable que hubiese vuelto a casa de mal humor...
Hugh Hefner es Dios, pero antes de Dios estaba Russ Meyer...
¡qué momento tan especial!
me encantan esas vivencias, incluso cuando las cuentan otros...
yo copio, fotocopio y pirateo cuanta pelicula, disco, cd, cae en mis garras, lo unico quie compro original son los libros, ya que los piratas, se desarman y sus hojas se pierden
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