Septiembre

Ba de ya - say do you remember
Ba de ya - dancing in september
Ba de ya - never was a cloudy day

September - Earth, Wind & Fire
(de cuando la música de discoteca molaba...)

Adiós, verano. Puede que haga calor, puede que el sol todavía no haya llegado a la posición en la que oficialmente termina el estío, puede que incluso haya gente que se marche ahora de vacaciones, pero para mí el otoño ha comenzado.

Septiembre es un mes especial. Tiene algo de extrañamente mágico, pero no de una forma brillante sino más bien gris. Es un mes de transición entre el acelerado verano y el pausado otoño, el mes en que la sociedad se despereza y comienzan de nuevo los estudios. Es también un mes temido, por los exámenes, la vuelta al trabajo, la llegada de las lluvias y el frio. Es un tiempo que parece flotar en medio de ninguna parte, un periodo que todos queremos dejar atrás cuanto antes, una de esas piezas de engranaje feas pero absolutamente imprescindibles para que la máquina del año funcione.

Qué poco han cambiado las cosas en 50 años...

En Septiembre, justo antes de que arranque la vendimia, el ambiente de mi pueblo natal se enrarece. Con las fiestas recién terminadas, las calles se llenan de caras tristes por el fin de las vacaciones y los exámenes de recuperación, por la vuelta a la rutina que mantendrán durante los próximos 10 meses, por la partida de los universitarios a sus residencias temporales. La tensión se podría cortar con un cuchillo. Las calles se vacían al caer la tarde, las terrazas de verano cierran, vuelven los atascos en las horas punta (demasiados coches para un lugar tan relativamente pequeño).

Entonces, todo estalla. Aunque normalmente se establecen unas fechas oficiales para comenzar la recogida, los vendimiadores suelen escoger otras, más adecuadas. Y las calles, de repente, se llenan de tractores entrando y saliendo del pueblo; de temporeros llegados de todas partes buscando trabajo; de remolques llenos hasta arriba de uvas, gomas para el goteo, melones, a veces personas; de camiones que transportarán fruta y alcohol a toda España (y también a buena parte de Europa); de tratantes, comerciales, viajantes, ganaderos. El pueblo rebosa actividad, de día y de noche, gente yendo y viniendo, vehículos por todas partes; se convierte en un gigantesco ser vivo, que se mueve, respira y se alimenta.

Septiembre es muerte y es vida. Es el fin del calor, del ocio, de los excesos, de la tiranía de la música pachanguera, de los turistas insufribles, de la falta de acontecimientos relevantes y, con un poco de suerte, de los mosquitos cabrones. Y también es la vuelta a la rutina, sin la cual algunos ya no sabemos vivir; la aparición de trabajos con posibilidad de contrato indefinido; el regreso de los universitarios (especialmente de LAS universitarias); la vuelta de las lluvias, con un poco de suerte; el comienzo del curso político (que tantos temas nos dan para comentar en la blogosfera); la llegada de novedades musicales, cinematográficas y de cómics.

Joder, me encanta este mes...