Alicante siempre ha sido una ciudad un poco acomplejada. A pesar de ser capital de provincia y un conocidísimo lugar de vacaciones nunca ha destacado ni por su desarrollo (de todos es sabido que nuestros vecinos ilicitanos mueven más dinero que nosotros), ni por sus recursos turísticos (la playa del Postiguet es pequeña y fea y el castillo de Santa Bárbara está muy desaprovechado), ni por su casi inexistente oferta cultural. Siempre ha sido un destino de segunda, de turismo barato, que lleva mucho tiempo viviendo de los universitarios, las fiestas para Erasmus, las despedidas de soltero y la venta de apartamentos a británicos y alemanes.
Sin embargo hoy hemos dado el gran salto. Con un simple gesto hemos cruzado la barrera que separa a las ciudades mediocres de las grandes capitales. Por fin podremos codearnos de igual a igual con Madrid, Barcelona o Valencia. Y todo gracias a la fiesta de Hogueras y a una de las más acertadas decisiones que ha tenido nuestro consistorio en años: cerrar el centro al tráfico.
Para favorecer el desarrollo de la gran fiesta alicantina se han cortado los accesos al centro por las calles y avenidas habituales (invadidas por hogueras y barracas) y se ha desviado el tráfico a calles secundarias, muchas veces de un solo carril, cuyo efecto embudo está provocando retenciones de hasta una hora para trayectos de apenas unos minutos. ¿Quién necesita la M-30 o la M-40? Y además nosotros podemos ver el mar mientras intentamos avanzar...
Una de estas calles secundarias es la mía, por lo que esta mañana he podido disfrutar de un privilegio reservado a unos pocos: despertarme a las 8 de la mañana con el ensordecedor estruendo de claxon de los coches atrapados en un monumental atasco. Ah, qué bellos recuerdos me trajo de mi paso por la capital del país. Los conductores irritados, las exclamaciones obscenas, el humo acumulándose en la calle, la policía desbordada por las circunstancias.... Y todo con unos pequeños cortes. Una jugada maestra digna de una mente brillante, para que luego se quejen de los políticos levantinos. Si mi economía no fuera tan precaria le mandaría un jamón al concejal de tráfico por haberme permitido sentirme como en una gran ciudad sin moverme del Nido.
Por eso, que tiemble Gallardón. Tenemos mafias, tenemos asaltos, tenemos obras y ahora también tenemos retenciones kilométricas. Pronto los telediarios sólo hablarán de nosotros...
Sin embargo hoy hemos dado el gran salto. Con un simple gesto hemos cruzado la barrera que separa a las ciudades mediocres de las grandes capitales. Por fin podremos codearnos de igual a igual con Madrid, Barcelona o Valencia. Y todo gracias a la fiesta de Hogueras y a una de las más acertadas decisiones que ha tenido nuestro consistorio en años: cerrar el centro al tráfico.
Para favorecer el desarrollo de la gran fiesta alicantina se han cortado los accesos al centro por las calles y avenidas habituales (invadidas por hogueras y barracas) y se ha desviado el tráfico a calles secundarias, muchas veces de un solo carril, cuyo efecto embudo está provocando retenciones de hasta una hora para trayectos de apenas unos minutos. ¿Quién necesita la M-30 o la M-40? Y además nosotros podemos ver el mar mientras intentamos avanzar...
Una de estas calles secundarias es la mía, por lo que esta mañana he podido disfrutar de un privilegio reservado a unos pocos: despertarme a las 8 de la mañana con el ensordecedor estruendo de claxon de los coches atrapados en un monumental atasco. Ah, qué bellos recuerdos me trajo de mi paso por la capital del país. Los conductores irritados, las exclamaciones obscenas, el humo acumulándose en la calle, la policía desbordada por las circunstancias.... Y todo con unos pequeños cortes. Una jugada maestra digna de una mente brillante, para que luego se quejen de los políticos levantinos. Si mi economía no fuera tan precaria le mandaría un jamón al concejal de tráfico por haberme permitido sentirme como en una gran ciudad sin moverme del Nido.
Por eso, que tiemble Gallardón. Tenemos mafias, tenemos asaltos, tenemos obras y ahora también tenemos retenciones kilométricas. Pronto los telediarios sólo hablarán de nosotros...
3 comentarios:
Mientras solo cierren el centro por unos dias no pasa nada. Peor seria que al alcalde de Alicante le diese la idea, como les está dando a otros, de peatonalizar el centro y no permitir la entrada a vehiculos.
¿Y que sus preciosos parkings del centro pierdan beneficios? No caerá esa breva. Con decirte que piensan abrir al tráfico una parte peatonal de la Explanada...
En Madrid de vez en cuando cortan la Gran Vía un domingo para ver el impacto. EL reultado aumento del público y de la venta de los comercios. Quizá por ello se está en pleno proceso de cerrar medio centro y algunas otras zonas. Lo malo y de lo que nadie se acuerda es de los que tienen una pequeña calle paralela a la cortada y por la que se desvía el tráfico.
Buenas fiestas las de Alicante.
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