15 de junio de 2006

Marathon man


13-06-06

18:30 - Media hora más tarde de lo previsto inicio mi maratón médica. A pesar del retraso aún tengo tiempo para llegar al Nido, coger la bolsa de viaje, fumarme un último cigarrillo y borrar todo rastro de nicotina en mi cuerpo. Dedico un par de segundos a pensar en lo ridículo que resulta que un tio de 27 años le oculte a sus padres que fuma y después echo a correr hasta la estación.

22:30 - Llego a La Mancha y mi padre, visiblemente borracho, me da las llaves del coche para que conduzca yo de vuelta hasta el pueblo. Cuando media hora más tarde nos para la Guardia Civil para un control rutinario empiezo a creer en los ángeles de la guarda. De hecho incluso llevaba el carnet de conducir encima, a pesar de que me lo suelo dejar en Alicante...

Nada más llegar al pueblo nos dirigimos a la cena familiar con la que una de mis tías-abuelas celebra su santo (y que ha originado la borrachera de mi padre). Muerto de hambre, engullo mas que mastico un puñado de croquetas frias, langostinos calientes y mejillones de aspecto sospechoso. No obstante sobrevivo a la comilona y una vez en casa, antes de que me venza el sueño, tengo tiempo de oir como mi madre le echa la bronca a mi padre por sus excesos.

Bienvenido al hogar...

14-06-06

06:15 - Entre cabreada y alarmada mi madre me despierta. Se me olvidó poner el despertador y el autobús sale en 15 minutos. En realidad siempre es ella la primera que se levanta, por lo que éste retraso me pilla desprevenido. En tiempo record me visto y mi padre, en ese nebuloso estado entre la borrachera y la resaca, me lleva a la estación sin decir una palabra.

09:05 - Tras varios intentos en vano de dormir en el autobús de línea, ese ataud colectivo con ruedas y los asientos más incómodos del mundo, llego a Madrid con los músculos contraidos y la vejiga a punto de explotar. Cuando salgo del baño me dirijo hacia el metro que me llevará a Atocha y de ahí en Cercanías al Hospital. Siempre la misma ruta, ya casi podría hacerla con los ojos cerrados. Ni siquiera piso la calle; el mundo se podría estar yendo al carajo y no me enteraría.

09:55 - Se dice que tenemos uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo, pero desde luego nuestra imagen deja mucho que desear. Lo primero que uno ve al llegar al Hospital es a media docena de residentes y otros tantos visitantes fumando en la puerta, entre posters de advertencia sobre el tabaco y carteles reivindicativos de los sindicatos anunciando huelgas. Siempre hay huelga por algo. Me dirijo a las escaleras (no me fio de los ascensores) y en el hueco entre dos plantas me encuentro a un paciente de aspecto demacrado con una bata que le queda grande y un cigarrillo en la mano, el cual me dirije una mirada que parece decir: "Ya ves como estoy, ¿acaso me lo vas a reprochar?".

Al torcer una esquina me cruzo con una enfermera joven y guapa, de tez y cabello oscuros y la mirada de quién aún no ha sufrido lo suficiente, y sé que será la última alegría de la mañana. Si el aspecto exterior del edificio da grima, el interior aún más. De paredes blancas y desnudas hasta donde alcanza la vista, los pasillos se abren a unas salas de espera igual de frías con sillones de skay, revistas viejas y secretarias amargadas. A pesar de los incontables horas que he pasado allí, sigo sintiéndome tan incómodo como un reo esperando su ejecución.

11:10 - Ocho suplementos dominicales atrasados más tarde se acuerdan de que estoy allí y me mandan pasar, aunque dos minutos después me vuelven a mandar a la sala de espera durante el tiempo necesario para que el doctor almuerce y los instrumentos se esterilicen. Una punzada en el estómago me recuerda que estoy en ayunas y aún tardaré un buen rato en poder llevarme algo sólido a la boca. Si es que puedo...

12:45 - Al salir del Hospital tengo una revelación: la verdadera etimología de la palabra "paciente" no es el verbo "padecer", sino el término "paciencia". Paciencia necesaria para soportar las dos horas de espera, la media hora de tratamiento ortodental avanzado (aunque más bien pareciera mecánica corriente: todo consiste en quitar unos hierros, poner otros y ajustar el resto) y los quince minutos de gruñidos de las secretarias hartas de todo que me hacen dar vueltas por la planta hasta conseguir lo que necesito. Cuando por fin me dejan en paz tengo el cuello rígido por la tensión, las mandíbulas doloridas y la lengua pegajosa por culpa del dulzarrón sabor del cemento dental. Hasta se me han quitado las ganas de comer, así que vuelvo a tomar el Cercanías y me dirijo a Atocha de nuevo para comprar el billete del siguiente trayecto antes de que se haga tarde. Me doy cuenta de que me tiemblan las piernas...

13:30 - Al salir a la calle Madrid me ofrece su peor cara posible: obras, gente pidiendo algo cada dos pasos, prisas, empujones, un tráfico infernal y un aire pesado y espeso. Toda morriña posible se desvanece tras el primer paso de peatones (con su correspondiente intento de atropello). Entonces el estómago me recuerda, casi me grita, que llevo 14 horas en ayunas, por lo que me dirijo a toda prisa a por un poco de comida rápida que mis puteadas muelas puedan masticar. Un yogurín justo enfrente de mi en la cola (no más de 20 años, pelo rubio largo y lacio, cadenas generosas, piel tersa) me despierta otro tipo de apetitos, pero decido postergarlo para más tarde. En cuanto tengo el menú en la mano salgo corriendo para refugiarme del sol, la gente y los coches en la calle de Santa Isabel, uno de esos lugares que apenas aparecen en las guías y espero que se mantenga así por muchos años.

14:10 - Jamás una hamburguesa me supo tan a gloria, sentado en una escalinata a la sombra del convento de Santa Isabel, viendo pasar (aunque juro que no estaba previsto) a las adolescentes del colegio contiguo. Cuando por fin enciendo el primer cigarrillo del día mis músculos finalmente se relajan, el cuerpo se me hace pesado y me sumo en un agradable sopor.

El único que protesta es mi pulmón izquierdo. Que se joda.

14:30 - Decido que una buena comida se merece un buen postre y no en vano los sex-shops de la calle Atocha están justo al lado...

14:50 - Oh, sí, nena, quítatelo todo...

15:20 - Tras un segundo cigarrillo (el de "después") me meto en el tren dispuesto a recuperar algo de sueño perdido. Imposible. Tengo la mala suerte de caer justo en medio del vagón, con un asiento enfrente del que me separa una estúpida e incómoda mesa semiplegable. Al menos la película de turno consigue distraerme la mitad del viaje. "El pasillo de la muerte", de Stephen King, hace el resto.

18:50 - Al llegar a Valencia busco los horarios de trenes para el día siguiente y descubro con horror que mi única opción es el Euromed, más rápido pero también mucho más caro que el resto. Los que se quejan de la SGAE es que no conocen a RENFE. Para quitarme el mal sabor de boca decido hacer una visita a las nuevas instalaciones de la librería Futurama y así hacer tiempo hasta reunirme con mi amiga.

20:00 - Me encuentro con ella y nos dirigimos a su casa. Tras presentarme a su marido (al que apenas conocía) el resto de la tarde pasa agradablemente: una horchata, cena en su casa y después una película, con su gata dormida en mi regazo. Pasada la medianoche caigo rendido en el sofá. Por esta vez el cansancio le gana el pulso al insomnio.

15-06-06

08:00 - A pesar de que los cónyuges se fueron un par de horas antes aún pude arrancar unos cuantos minutos más al sueño antes de levantarme y dirigirme a toda prisa en metro a la puerta de la clínica. Es temprano, así que me da tiempo a tomarme un café y desperezarme antes de entrar. El cielo está encapotado (¿quién lo desencapotará?) y amenaza lluvia. Tras el cigarrillo de rigor noto una punzada en la espalda y me doy cuenta de que a pesar de las horas de reposo apenas me tengo en pie. Me siento como si Doomsday me hubiera dado una paliza. Aunque no tengo mucho tiempo para pensar en ello. Unos minutos después ya estoy en la consulta, donde el cirujano ocular me da su aprobación. Estoy físicamente destrozado, pero veo de puta madre.

09:45 - Salgo de la clínica y me doy cuenta de que el próximo tren sale en 15 minutos. Me conviene cogerlo, si quiero llegar a tiempo a la oficina. Me rio de mi propio dolor y salgo corriendo hacia la estación.

10:05 - (jadeo) (jadeo) Lo conseguí... arf... he llegado a tiempo... cof, cof... Noto como si tuviera... (jadeo) ...ácido en los pulmones... pero lo conseguí, cof.... Joder... me pregunto como lo hará Mercurio...

11:45 - Por fin en Alicante. Parece como si RENFE quisiera reirse de mí, porque había vuelto a caer en medio del vagón, justo delante de la puta mesita semiplegable. Ésta tenía lámpara, para que se notara que hay nivel. Gracias a la novela (aún sin terminar) el viaje pasa rápido. Cuando vuelvo a pisar las calles de la millor terreta del mon me doy cuenta de que están instalando a toda prisa los arcos para la fiesta de Hogueras. Siento más miedo que alegría. Y también una punzada en las cervicales, que me recuerdan todas las incomodidades por las que les he hecho pasar en estos dos días. Pero el tiempo apremia, así que recorro en tiempo record la distancia que me separa de casa. Necesito una ducha. Pero ya.

13:25 - Después de comprobar el correo, ducharme y comerme un plato de macarrones de dos pisos empiezo a sentirme mejor. Jodido, sí, pero mejor. Con el postre aún en la boca salgo corriendo a la parada de autobús para llegar a tiempo al trabajo. Esta carrera parece no terminar nunca. Y pensar que la gente me acusa de no hacer nunca deporte...

14:10 - Llego a la oficina, ficho, resuelvo los asuntos más urgentes y decido empezar esta crónica desde el ordenador de recepción. Hoy es un día de poco trabajo. Y, de todas formas, tampoco pienso hacer mucho.

Hoy lo que tendrían que hacer es ponerme es una medalla de oro, coño...

5 comentarios:

Azena dijo...

me recuerda a mis viajes... toma la medalla, te la presto hasta el próximo...

¿hacemos un concurso?

vitalidad dijo...

Menudo viajecito y te lo querias perder. Yo te concedo la medalla. Descansa que falta te hace.

A pesar de mí dijo...

Más que un viaje parece una etapa de algún París-Dakar, la lectura de tu crónica ha conseguido estresarme, así que puedo imaginar cómo sería tu estado. Bienvenido a la "normalidad".

urfunny dijo...

Por una vivienda digna


El 14 de Marzo hubo una macro-manifestación de miles de personas en toda españa, de gente convocada por cadenas de emails de forma espontánea. Estamos viendo como sube el precio de las hipotecas, pero los sueldos continúan igual y cada vez la cosa pinta peor. ¿Por qué que la vivienda se está convirtiendo en un lujo cuando es un derecho fundamental? Es necesario frenar esta situación ¿¿Te vas a quedar sin hacer nada??¡ÚNETE O EL PRÓXIMO MUNDIAL TAMBIÉN LO VERÁS EN CASA DE TUS PADRES!

EL DOMINGO 2 DE JULIO habrá una concentración, EN TODA ESPAÑA y será MACRO, legalizada, y para 'jóvenes' de 120 a 0 años. Porque tus padres también siguen pagando la hipoteca, y para que tus nietos no tengan que continuar pagando tu hipoteca:

TODO EL MUNDO, EL 2 DE JULIO

Ciudades, recorrido y hora:

* MADRID, Puerta del Sol-Plaza de la Villa-Senado, 12 HORAS
* BARCELONA, Plaza Catalunya -Plaza Sant Jaume, 19 HORAS
* SEVILLA, recorrido por confirmar, 20 HORAS


POR UNA VIVIENDA DIGNA, DIFUNDE ESTE MENSAJE, ¡¡PASALO!!

http://viviendadigna.es/

El inadaptado dijo...

Un poco tarde. No solo ya estoy enterado sino que soy parte de la asamblea que está dirigiendo el cotarro aquí en Alicante. Pero gracias por el aviso.