8 de noviembre de 2006

Viva la paranoia

En mi pueblo hay una estación de autobuses grotescamente grande. Proporcionalmente hablando, es posible que sea mayor que la estación Sur de Madrid. Y no le falta de nada: tiene casi una docena de taquillas, varios mostradores, un local comercial y un panel de información enorme. Pero, por supuesto, no usamos nada de eso. Desconozco en qué coño estaba pensando el alcalde de turno cuando decidieron construirla, pero lo cierto es que con los años no sólo no se ha ampliado su uso sino que en estos momentos es sólo una gigantesca sala de espera. Con un bar, eso sí.

El caso es que, con todo, tenemos mucha suerte. En otros pueblos los pasajeros tienen que conformarse con esperar en una minúscula caseta o directamente en una esquina en la calle, y comprarle el billete al conductor sobre la marcha. A veces literalmente. Por lo cual no puedo menos que tomarme a bufa el asunto de las nuevas medidas de seguridad en los aeropuertos. Todo el rollo de los 100 mm. de líquidos, las bolsitas transparentes y todas esas excusas para hurgar en nuestras maletas. Que sí, que me parece cojonudo que quieran proteger los aviones, pero, ¿y el resto?

Pienso que si a estas alturas de la película los terroristas siguen empeñados en volar aviones por los aires (valga la irónica redundancia), además de fanáticos son bastante gilipollas. Puedo entender que después del 11-S resulte muy propagandístico y tal, pero con todas las medidas de seguridad que hay en estos momentos (y las que aún han de poner) les costaría mucho menos trabajo poner explosivos en cualquier otra cosa. De hecho ya lo hicieron el 11-M y el 7-J. Y eso que aún no han reparado en los autobuses de línea ordinarios. Si quisieran, podrían poner una bomba atómica en el maletero de uno de estos y nadie se daría cuenta hasta que fuera ya tarde (y quien dice una bomba atómica dice una tonelada de coca, un cadaver o varios miles de discos piratas). Sin embargo las autoridades siguen manteniendo la máxima alerta exclusivamente en los aeropuertos. Oh, sí, ahora también han puesto escáneres en las estaciones de tren, pero no para todos las líneas. Solo, curiosamente, para las más caras.

Si realmente estuvieramos tan en peligro como nos dicen se miraría con lupa cada uno de los medios de transporte que confluyen en las capitales más importantes, por pequeños que sean. Pero todos sabemos que no es así. Así que una de dos, o al gobierno le importa un pimiento lo que nos pase a los que no nos podemos permitir viajar en AVE o realmente la cosa no está tan mal como nos la pintan. Porque por mucho que insistan en no querer cundir la alarma entre la población, en realidad la paranoia es un arma muy conveniente para mantener entretenida a la masa. No sea que nos de por pensar en lo bajo de nuestros sueldos y lo alto de nuestras hipotecas. Y, ya de paso, se aumentan los precios de los billetes de tren (hay que amortizar las máquinas) y se incentiva el consumo y las compras dentro del recinto del aeropuerto (que esas si se pueden meter en los aviones, faltaría más) sin que nadie rechiste. Que es por nuestro bien, tontos.

Quizás es que soy un malpensado. Aunque en vista de como están las cosas (esos trapicheos inmobiliarios, esos alcaldes detenidos de dos en dos por corrupción, ese aumento de la inflación) a lo mejor resulta que el que se ha vuelto paranoico soy yo...

4 comentarios:

Azena dijo...

¿son ilusiones mías o ascodevida ha vuelto? me alegro ;-)

volandosobrelatierra dijo...

la paranoia ademas de ser una herramienta para entretener a la gente tambien sirve para ganar dinero con ella, con el miedo se gana mucho dinero.

Saludos

ALMOST-EVIL dijo...

Yo aluciné las pasadas vacaciones en la estación de tren de Valencia capital. Pusieron a cuatro policías con perros a olisquear (los perros, no los policías, aunque mira, hubiera sido divertido) los equipajes de los pasajeros... Pero, AAAAAAAAAAAHHHHHHHH, no los de TODOS LOS PASAJEROS. Sólo los que iban a Barcelona. La marea humana que subió al tren que bajaba a Andalucía no importaba en absoluto. Si querían explotar una bomba en nuestro tren, sin problema. Más vale protejer a los que iban a Cataluña (que eran bastantes menos, todo hay que decirlo). Me pareció muy triste... ¿Los impuestos que pagamos TODOS sólo sirven para "proteger" a unos pocos?

El Tete dijo...

Ostras, pues no había caído en lo de los trenes.

La semana que viene cojo avión, y ya me estoy cagando en todo con lo de los frasquitos de aftershave...