Los grandes creadores de etiquetas (empresas, periodistas, gobiernos, sociólogos...) parece que no se ponen de acuerdo sobre cual es la más apropiada para designar a mi generación. De acuerdo con las definiciones establecidas pertenezco tanto a la Generación X, como a los JASP (Jóvenes Aunque Sobradamente Putea... esto... Preparados), como al recién inventado adjetivo Mileurista, y puede que a alguna otra que ahora no recuerdo. Todas englobando a aquellos nacidos en los 60 y 70, que ahora rondan la treintena y que a pesar de estar mejor preparados que sus predecesores parece que no consiguen medrar.
Sin embargo me niego a incluir a los nacidos en el mismo año que yo, 1979, bajo esos epígrafes. Oh, sí, somos jóvenes con una buena preparación académica que no consiguen encontrar un trabajo digno y por eso una gran parte de nosotros viven con sus padres o comparten un piso mientras subsisten en puestos laborales precarios con sueldos miserables. En eso no nos apartamos del canon establecido. Pero en lo que no estoy para nada de acuerdo es con las actitudes, influencias o iconos culturales que se presuponen a cada una de esas etiquetas. Yo no me crié escuchando a Nirvana y viendo la MTV; yo no pretendo dirigir una multinacional al tiempo que conduzco un utilitario; yo no trato de llevar un rollo neo-hippy-urbano para contrarrestar la falta de dinero y de perspectivas. Yo no sigo ningún movimiento, ningún estilo, ninguna moda, ninguna tribu. Yo solo trato de que me dejen vivir la vida a mi manera.
1979 fue, definitivamente, una mala fecha para nacer. Todas las acabadas en 9 lo son, de hecho, porque se encuentran entre una década y la siguiente, sin llegar a pertenecer realmente a una u a otra. Los que vinimos al mundo ese año somos, sin haberlo pedido, una generación de transición entre dos formas de entender el mundo, entre los viejos valores tardo-franquistas y la España constitucional. Precisamente la atención mediática está centrada en esos dos grupos de población, entre los treintañeros educados "a la antigua" que subsisten en precario y los adolescentes que salen cada dos días en las estadísticas sobre consumo de drogas en España. Somos, de alguna manera, el hermano mediano, el que se encuentra entre el mayor responsable y el pequeño sinvergüenza. Y eso nos toca mucho las pelotas.
Si hubiera que poner una etiqueta a los que nacieron el mismo año que yo, la más adecuada sería Generación cabreada. Porque eso es lo único que realmente nos une a todos, la sensación de que el mundo entero se está riendo de nosotros y nadie nos hace ni puto caso. Cada vez que me reuno con mis ex-compañeros de clase acabamos intercambiandonos quejas como los ancianos que hablan de sus achaques. Los que están parados porque resulta realmente difícil encontrar un puesto; los que trabajan porque les pagan una miseria o no tiene nada que ver con lo que estudiaron; los que están opositando porque salen 2 plazas para 1000 o 2000 aspirantes; los que buscan vivienda porque los precios están por las nubes (y con nuestros sueldos es imposible); los que buscan pareja porque se sienten perdidos con ese culto a la imagen que se está imponiendo en estos días; en general todos porque parece que estorbamos.
Y lo peor es que lo único que recibimos por nuestras quejas son palmaditas en la espalda. Somos del 79, o del 78, o del 80, aún no hemos salido de la veintena y por eso somos demasiado jóvenes para quejarnos de nuestro futuro; aunque también somos demasiado adultos para pedir ayudas o, al menos, un poquito de atención. No, nosotros no salimos en los reportajes de EPS, ni tampoco en las estadísticas. Pero como nos sigan tocando las narices, donde vamos a empezar a aparecer con más frecuencia es en la sección de sucesos de los periódicos....
Sin embargo me niego a incluir a los nacidos en el mismo año que yo, 1979, bajo esos epígrafes. Oh, sí, somos jóvenes con una buena preparación académica que no consiguen encontrar un trabajo digno y por eso una gran parte de nosotros viven con sus padres o comparten un piso mientras subsisten en puestos laborales precarios con sueldos miserables. En eso no nos apartamos del canon establecido. Pero en lo que no estoy para nada de acuerdo es con las actitudes, influencias o iconos culturales que se presuponen a cada una de esas etiquetas. Yo no me crié escuchando a Nirvana y viendo la MTV; yo no pretendo dirigir una multinacional al tiempo que conduzco un utilitario; yo no trato de llevar un rollo neo-hippy-urbano para contrarrestar la falta de dinero y de perspectivas. Yo no sigo ningún movimiento, ningún estilo, ninguna moda, ninguna tribu. Yo solo trato de que me dejen vivir la vida a mi manera.
1979 fue, definitivamente, una mala fecha para nacer. Todas las acabadas en 9 lo son, de hecho, porque se encuentran entre una década y la siguiente, sin llegar a pertenecer realmente a una u a otra. Los que vinimos al mundo ese año somos, sin haberlo pedido, una generación de transición entre dos formas de entender el mundo, entre los viejos valores tardo-franquistas y la España constitucional. Precisamente la atención mediática está centrada en esos dos grupos de población, entre los treintañeros educados "a la antigua" que subsisten en precario y los adolescentes que salen cada dos días en las estadísticas sobre consumo de drogas en España. Somos, de alguna manera, el hermano mediano, el que se encuentra entre el mayor responsable y el pequeño sinvergüenza. Y eso nos toca mucho las pelotas.
Si hubiera que poner una etiqueta a los que nacieron el mismo año que yo, la más adecuada sería Generación cabreada. Porque eso es lo único que realmente nos une a todos, la sensación de que el mundo entero se está riendo de nosotros y nadie nos hace ni puto caso. Cada vez que me reuno con mis ex-compañeros de clase acabamos intercambiandonos quejas como los ancianos que hablan de sus achaques. Los que están parados porque resulta realmente difícil encontrar un puesto; los que trabajan porque les pagan una miseria o no tiene nada que ver con lo que estudiaron; los que están opositando porque salen 2 plazas para 1000 o 2000 aspirantes; los que buscan vivienda porque los precios están por las nubes (y con nuestros sueldos es imposible); los que buscan pareja porque se sienten perdidos con ese culto a la imagen que se está imponiendo en estos días; en general todos porque parece que estorbamos.
Y lo peor es que lo único que recibimos por nuestras quejas son palmaditas en la espalda. Somos del 79, o del 78, o del 80, aún no hemos salido de la veintena y por eso somos demasiado jóvenes para quejarnos de nuestro futuro; aunque también somos demasiado adultos para pedir ayudas o, al menos, un poquito de atención. No, nosotros no salimos en los reportajes de EPS, ni tampoco en las estadísticas. Pero como nos sigan tocando las narices, donde vamos a empezar a aparecer con más frecuencia es en la sección de sucesos de los periódicos....
12 comentarios:
Uno que también pertenece a esa "generación cabreada" del 79... A veces nos da la sensación de que todo va a peor y nada a mejor... somos una cantera de pesimistas... A medida que las generaciones vengan, ellas vivirán peor que nosotros, y nosotros viviremos peor que nuestros padres... Fijae que con 26-27 años, una buena carrera acabada o a punto de terminar y un master o 678 cursos te cuesta llegar a final de més con una mínima tranquilidad... ¿Comprarte un piso? Una odisea... Vivir en el centro... olvidate. Leo hoy por ahí... que "el nivel cultural medio español se está nivelando por abajo" y tienen toda la razón... Somos una generación de pesimistas. Que vamos a hacer...
Aquí uno de la quinta del 80
Nosotros, uno de la quinta del 71, la otra de la del 73, no podemos hablar de lo mismo que tu, pero compartimos algo, somos la primera generación que intentó ser etiquetada por las corporaciones, leer generación X es darte cuenta que nada tienes que ver (si exceptúas la precariedad laboral) con los tontoelhaba que retrata el coupland en su libro (folleto, lo definiría yo) y lo de jasp fué una idea de una marca de coches, para intentar vendernos un utilitario (a los que no tenian como pagarlo) antes hubo yuppies, hippies, decada prodigiosa...en realidad los de los 70 y primeros 80 si tenemos algo en común, el boom demográfico y la accesibilidad a la formación libre y gratuita, en un mercado laboral en retroceso (y luego transformación), solo eso, el resto son etiquetas fatuas y absurdas que se inventan los publicistas o gurúses de turno...
Eso si, los que nacieron a mediados de los 80 son la generación de la ESO, esos si que darán que hablar (una pena, una idea tan buena echada a perder por falta de medios y por no saber que hacer con los desmotivados y los caprichosos) el resto, desde 1970 hasta 1982-85 somos, los pre-naranjito, los pre-exppo, los pre-olimpiadas, los que llegaron al mercado laboral con su título flamante y cargados de ilusiones y les dijeron que el contrato fijo ya no existía, que el título solo para adornar la pared, que el paro era una cosa habitual...
Bueno, una cosa si, por lo menos los de mi quinta...La Bola de Cristal, eso si es una referencia, la bruja avería, los electroduendes...
Yo también soy casi de tu generación, nacida en el 80 y me incluyo igualmente en la de los cabreados.
Hace tiempo Pérez Reverte escribió un artículo sobre esto, contando que estaba en la librería de un colega cuando llegó un chico de unos veintipocos y le dejó un currículum para poder trabajar en la librería. El chaval era licenciado, tenía un máster en nosequé y había trabajado en toda clase de oficios.
Y la conclusión era más o menos a la que llegas tú. Que a lo mejor, dentro de unos años, ese mismo chico llega a otra librería hasta las pelotas y en vez de sacar un currículum saca un cóctel molotov o una recortada.
Pero bueno, eso en el fondo es lo que decía Marx, de que cuando uno no tiene nada que perder todo le da igual.
Estoy de acuerdo contigo... siempre he dicho que los de mi generacion (78) y metamos tb a los anteriores y posteriores... estamos en medio de todo, no pertenecemos a nada en particular y supongo... que asi nos tratan...sabes lo que mas me jode? (aparte de que ya me llamen señora en todas partes??) que los que rondan los 50 (padres, padres de otros... jefes.... etc) siempre te dicen... -no se como os quejais... si hubierais nacido en nuestra epoca... con la de oportunidades que teneis...- donde??? que me den una lista de esas oportunidades!!!
O un padrino... se aceptan ofertas.
Acaso sea la perspectiva histórica que da el la edad. Acaso sea por pertenecer a una (o más) generaciones anteriores. Pero el caso es que quienes nos incorporamos, tiempo ha, al mercado laboral cuando no se había inventado aún la palabra "máster", y que, por mor de circunstancias que no vienen al caso (negarse a los lametones anales, por ejemplo) hemos dado con nuestros papeles en la oficina del INEM, no te creas que lo tenemos mucho mejor.
Es más, en nuestra infancia no se llevaba eso de los idiomas, y si alguno se aprendía era el francés (que ya me dirás a dónde va hoy uno con el malfrances como segundo idioma). Tampoco se habían inventado los ordenadores, si acaso existian computadoras, pero sólo en las películas. Si como digo, en estas circunstancias tienes la obligación de visitar las oficinas del INEM cada tres meses menos un día, entonces comprobarás que todos los conocimientos que has ido adquiriendo a lo largo de un periodo de formación y una larga experiencia laboral, son obsoletos. Para qué van a pagarte en consonancia con tu saber y experiencia, si no es necesario que el trabajo se haga bien. Ya encontraremos otro que lo haga por la mitad de su precio, aunque no lo haga bien. Es lo mismo. Al final, el público comprara esté bien o mal hecho. ¿Por qué vamos a intentar hacerlo perfecto? ¿Por qué pagar salarios justos porque las cosas se hagan bien? No es una cuestión de generaciones. Es una cuestión de individuos. De los individuos que toman decisiones valorándo exclusivamente los números. Pero tambien de los individos que compramos bienes (o servicios) a sabiendas de que están mal hechos, sólo porque son más baratos.
a- Quinta del 75.
b- Pérez Reverte es un CAPULLO.
c- Me paso las etiquetas por el mismísimo forro.
Saluditos!
Joder qué casualidad, yo también nací en 1979, en mi caso en diciembre, y estoy de acuerdo en que somos una generación cabreada pero que quizás compartamos cosas con el resto que has mencionado.
Y por si te sirve de consuelo yo también tengo un trabajo de mierda y vivo con mis padres
niño, "has sido elegido", pasate por mi blog y no me odies..sacia mi curiosity!jiji
GWEEEEEEEEEE este post debería estar en todos los libros de historia, debería leerse por todos los polícos asquerosos y todas las putas que nos rodean.
Me parece perfecto este analisis de personas que somo tu han nacido como yo en 1979!!!!!!
Venga, que resuenen los tambores de las hostias de la generación joven y sobradamente puteada, nuestra mente está agil como una pantera... se VAN A ENTERAR!! juegan con nuestras caquitas.... jjejejej les zurraré!
Supongo que en realidad una gran parte de los que nacimos en los 70, ya fuera a principios o a finales, estamos igual de puteados. Pero yo tengo que responder por los de mi quinta, como es lógico. Además, los que ya superan la treintena no tienen que aguantar que les digan:
"Pero si todavía eres muy joven, coño, no se por qué te quejas tanto".
Cuando entre con una semi-automática en la oficina de empleo, a lo mejor empiezan a tomarme un poco en serio...
Una cosa graciosa de la etiqueta "mileurista" es que no se la inventaron los periodistas graciosos, sinó una tía muerta de asco (becaria, creo) que estaba mosqueada y empezó a mandar cartas a los periódicos contado su vida, sus estudios y su sueldo, y al final decía la coña "soy mileurista!".
Su palabro se popularizó, pero creo que no ha visto ni un duro por este lado.
Los de la SGAE tendrían que buscarla y luchar por sus derechos de creadora de palabros, que las estrellas del pop-rock ya tienen mucho dinero.
Mileuristas todos, hagan la revolución o hagan oposiciones, que quejándonos no arreglamos nada.
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