28 de junio de 2006

Recepcionistas: manual de supervivencia



Me repito. Más que el ajo. No es algo necesariamente malo, porque las películas de James Bond son todas prácticamente iguales y de hecho nos gustan así. Los libros de Palahniuk también son bastante repetitivos y no por ello he dejado de leerlos. Y que decir de Bendis. ¿Bendis? Sí, Bendis.

Así pues, voy a repetirme. Ante todo en cuanto a temática, porque como ya he dicho yo no he tenido una sola idea original en mi vida y en el blog me limito a plasmar lo que me va pasando día a día (con más o menos acierto, claro está). También en cuanto a estructura, porque esta debe ser la quinta o sexta vez que escribo un mensaje así (a pesar de haber prometido no volver a hacerlo). De hecho el título es un guiño a mí mismo, acerca de un comentario de un popular mensaje anterior que, precisamente, es el que estoy tomando como modelo para escribir este. Todo repetido, nada nuevo.

Teniendo en cuenta los dos mensajes de referencia (es decir, el de ayer y también el que he mencionado aquí), se pueden deducir dos cosas. Lo primero, que voy a hablar de los distintos tipos de gente que viene a consultarme cosas a la recepción y sus características principales. A fin de cuentas es una de mis obsesiones, la de analizar y clasificar a diferentes colectivos dentro de un determinado contexto. Al final va a resultar que tendría que haber estudiado sociología...

Y lo segundo, significa la vuelta de... oh, sí, ¡los NTP! Es decir, el Nivel de Tocamiento de Pelotas de cada uno de los subgrupos analizados. Una forma de clasificación cruel, arbitraria y poco objetiva pero... bueno, que me la suda. Que para eso esto es mi blog.

He aquí lo que ha necesitado cuatro párrafos de introducción innecesaria:

  • El indeciso (NTP: bajo) - El típico tio que entra con miedo en la oficina (casi siempre cuando está medio vacia) y empieza a mirarlo todo como si hubiera llegado a un mundo paralelo. En realidad es inofensivo, porque le da tanto miedo preguntar que se limita a leer los carteles, cojer algunos folletos y lanzarte miradas de reojo. Lo malo es que aunque sabes que no supone ningún peligro te obliga a dejar la partida de solitario a medias y mantener la atención en él. Existe una variante:
  • La bomba humana (NTP: medio) - Al igual que el indeciso es alguien que entra por la puerta casi con miedo y da la impresión de que no se atreve a hablar contigo. En ese primer estadio suele dedicarse a leer los folletos con mucha atención, como si hubiera un código secreto o algo así. Pero al cabo de unos minutos parece que reune fuerzas y se dirige a ti con un millón de preguntas, algunas increiblemente retorcidas, tras las cuales ha aprendido más de la burocracia en quince minutos que tu en todo los meses que llevas ahí.
  • El guiri (NTP: alto) - Lo peor de los extranjeros no es, ni con mucho, la dificultad para comunicarse. A fin de cuentas quien más quien menos chapurrea el suficiente inglés o francés para hacerse entender. No, si hay algo por lo que hay que temer y mucho a los guiris es por su desconocimiento de la burocracia española, que se puede resumir en: "esto es así, y si no te gusta te jodes". Resulta muy difícil explicarles que los horarios no siempre se cumplen, que a veces los oficinistas se ausentan sin motivo aparente, que hay documentos que se traspapelan y que todo es así de lento. No es que los españoles lo entendamos, pero al menos ya nos hemos acostumbrado a ello.
  • La maruja (NTP: medio) - Siempre le ocurre algo. Puede que le duela alguna parte del cuerpo, o que tenga prisa, o esté la comida en el fuego, o le pase algo a sus hijos, o su marido sea un gilipollas, pero la cuestión es que te lo tiene que contar. Aunque no te importe (que no te importa una mierda), aunque no tenga nada que ver con el asunto, aunque esté cabreando al resto de la cola, el caso es contártelo. Lo único que se puede hacer es fingir que le estás prestando atención hasta que se desahogue y se marche.
  • El universitario (NTP: bajo) - Completamente perdido, inocente y pardillo, especialmente los de primeros cursos que acaban de salir del cascarón y todavía no se han enfrentado al mundo real. Suelen enfadarse al comprobar lo mal que funciona todo, pero no se atreven nunca a protestar o a levantar la voz, salvo en casos aislados. Y, de todas maneras, basta con darle alguna explicación rimbombante y en tono firme para que se convenza de que lleva las de perder.
  • Don importante (NTP: alto) - Un tipo trajeado y que entra hablando por el móvil (aunque sea con su suegra), que sin dirigirte la mirada te ordena que le des cierta información (esa misma que aparece en internet y en los folletos), dándote a entender que tiene prisa y que debido a su estatus se merece un trato de favor. En realidad suele ser un vulgar comercial al que le da vergüenza admitir que tiene los mismos problemas que cualquier currito. Restregarle por la cara que le falta algún papel o se le ha pasado el plazo es una delicia. Existe también una variante a la que hay que tener mucho miedo:
  • El VIP (NTP: variable) - Un señor (o señora) con aspecto respetable que se acerca a la recepción y te pide hablar con el director u otro cargo similar. Es bastante frecuente que no te hayan avisado de que vendría alguien, por lo que cada vez que ocurre esto te acojonas vivo. Los suele haber de dos tipos: el de buen rollo (un amigo o familiar del jefe), al que no le importa que le preguntes quién es antes de hacer el aviso, y el de mal rollo (un cargo importante de otro departamento o empresa), al que no le hace ni pizca de gracia que no le reciban como se merece. Un mal paso y te pueden echar del puesto, así que hasta que finalmente cruzan la puerta pasas más miedo que en toda tu vida.
  • El neuras (NTP: muy alto) - Alguien que se ha leido demasiados números de OCU: Compra maestra y viene dispuesto a elevar su reclamación hasta al mismísimo rey si hace falta. Apenas te deja decir una sola palabra: desde que entra por la puerta viene gritando, mascullando y perjurando, con una retahila de frases solemnes que ha ensayado en casa para luchar por lo que el considera una injusticia. En realidad muchas veces no lleva razón, lo cual no hace sino cabrearle más aún y pedir como un disco rayado que le pases con un superior (algo que evitas porque si lo haces podría caerte una bronca importante). Y si realmente la lleva, decirselo sólo servirá para envalentonarle más y que te trate como si fueras el anticristo. Es por esta gente por la que muchas oficinas tiene seguridad privada.
  • El profesional (NTP: medio) - Alguien que lleva manejando papeles incluso antes de que tu nacieras y se conoce hasta los más recónditos vericuetos de la administración. Nunca te deja acabar las frases y te bombardea con referencias a leyes y normas. Es consciente de que sabe mucho más del tema que tu, por lo que suele tratarte con un cierto desprecio. Poder restregarle en la cara alguna normativa que acaba de cambiar y aún desconoce es un placer indescriptible.
  • El "dame algo" (NTP: bajo) - El primo del cuñado de una amigo del vecino de su compañero de trabajo le ha dicho que allí puede conseguir una subvención o beca, por lo que entra en la oficina sin tener muy claro de que va el tema pero convencido de que conseguirá un montón de dinero. Es muy fácil desengañarle e incluso desanimarle, puesto que la gran mayoría de las veces no entra ni de lejos dentro de los parámetros descritos por ley para ser beneficiario de la ayuda. En cuanto sale de ahí le compra un cupón al ciego de la esquina.
  • La tia buena (NTP: inexistente) - Desde que entra hasta que sale lo único que puedes fijarte es en sus tetas y en su culo. Ya pueda ser una bellísima persona o una zorra insufrible, todo te da igual. Puede robarte media oficina delante de tus narices y posiblemente ni te enterarías, demasiado ocupado como estás en babear sobre su escote. A veces incluso intentas flirtear con ella, pero sabes que lo único que conseguirás es un calentón de narices. En realidad no te importa, es posiblemente lo mejor que te ha pasado en toda la semana.

Seguramente me olvido de unos cuantos, pero, en fin, si se me ocurre algo ya lo escribiré desde la oficina. Total, para lo que tengo que hacer hoy...

2 comentarios:

wave dijo...

Yo soy un poco o del primero o del segundo, pero cada vez menos, pero es que con los demás no me siento identificada...

Lucecilla dijo...

jajajjaaj
qué bueno!!
me ha encantado "el dame algo", y sobre todo la nota final del cupón de la ONCE, Total.

Un beso!