27 de mayo de 2005

A mitad del ciclo

Esto también parece un chiste, y quizás lo sea, pero yo no le encuentro la gracia. Si consideramos que el inicio de mi sexualidad fue al alcanzar la pubertad (hormonas, primeros deseos, primeras masturbaciones), mi "vida sexual" se ha regido por ciclos de 4 años y medio.

Desde ese inicio hasta mis primeras relaciones, 4 años y medio.
Desde esas relaciones hasta las siguientes, 4 años y medio.

Han pasado 2 años y 8 meses desde mi última experiencia sexual. Y nada indica que se vaya a romper el ciclo, por lo que las siguientes supuestamente no llegarán hasta dentro de 1 año y 10 meses. Se que parece una gilipollez (de hecho, ES una gilipollez), que va en contra de cualquier pensamiento racional y lógico, pero tengo que rendirme a la evidencia. Los números no mienten.

Durante ese espacio de tiempo paso por una serie de fases que se repiten siempre. Durante el primer año, con el recuerdo aún fresco de las relaciones, me encuentro permanentemente excitado, como un animal en celo. Juro que en esos dias puedo detectar la presencia de una mujer mucho antes de verla. Mi autoestima está bastante alta al principio y soy mucho más atrevido que de costumbre, pero conforme pasan los meses la frustración me devuelve a la realidad.

Tras ese primer año voy alternando periodos de auténtica euforia (en los que estoy tan excitado que tengo ganas de bajar a la calle y follarme a lo primero que vea), con otros en los que pierdo por completo el deseo. Dicen los budistas que cuando desaparece el deseo también desaparece el dolor, y en parte es cierto (estos periodos suelen ser balsámicos), pero lo que no tienen en cuenta que no esto no trata solo de deseo, sino también de sentimientos. Y lo que no te abandona durante todo el ciclo es la sensación de soledad.

Hay otros dias en los que me encuentro terriblemente sensible. Todo me afecta, las lágrimas me saltan con facilidad y me encierro en casa para evitar el contacto con los demás. Llego a sentirme tan mal, que la situación normalmente se invierte: siento un odio terrible hacia todo y hacia todos. Me encuentro huraño, de mal humor, todo me cabrea. Es el eterno ciclo de acción-reacción.

Pero hay dias, dias como el de ayer, en que me levanto por la mañana y me encuentro cara a cara con la verdad desnuda, con la realidad más absoluta. Ahora que estoy a mitad del ciclo, de repente soy consciente de que lo he olvidado todo. Ya no recuerdo lo que era un beso. Ya no recuerdo la sensación de una piel rozando con la mia. Ya no recuerdo lo que era estar al lado de alguien que siente algo por ti. Ya no queda nada de las intensas sensaciones que experimentas con el sexo o con el amor.

Ya no queda nada de nada. Solo queda el vacio. Solo quedas tu y tu soledad.

Y en esta inmensa nada dejas de sentirte persona. Es como si te hubieran arrebatado parte de tu humanidad, como si te hubieran amputado un miembro, como si te hubieran cortado las alas. La sexualidad, el amor (¿hay diferencia?) ya no son parte de ti, olvidalos, eso no va contigo, tu no has nacido para eso, no pienses más en ello, todo eso se acabó. Eres un tullido, un ser extraño, una especie diferente.

Cuando llega ese momento de brusca conciencia de la realidad, siempre hago el mismo gesto: me miro las manos. No sabría decir exactamente la razón. Quizás porque de repente recuerdo que soy de carne y hueso, que mi piel puede sentir, que mis manos pueden tocar aunque ya nunca lo hagan. De repente recuerdo mi humanidad, porque me han arrebatado parte de ella.

Siempre nos acordamos de lo que tenemos cuando lo hemos perdido...

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