Imprescindible

Como el último mensaje ha sido un poco "espeso" y controvertido, y el próximo lo va a ser más todavía (ya verán, ya...), es hora de hacer una pequeña pausa para hablar de algo más agradable. Y que mejor ocasión para añadir otra musa a mi panteón particular, una actriz que se ha ganado a pulso un lugar entre mis fantasias más lúbricas y que, de cierta manera, se ha convertido en un icono subcultural. Hablamos, por supuesto, de ella:

Imposible dejar de mirar esos ojos...

Jennifer Ann Connelly nació hace 35 esplendorosos inviernos en Catskill Mountains (Nueva York), pasó cuatro años en Woodstock y se crió en Brooklyn Heights, en el lado opuesto a Manhattan del puente de Brooklyn. La mezcla de ambientes debió sentarle bien, porque a los 10 años llamaba tanto la atención que la llevaron a un casting y fue escogida para protagonizar diversos anuncios. Tuvo tanto éxito en el campo de la publicidad que de los EEUU fue llevada a Europa, donde Sergio Leone la escogió para ser la hija de un gangster en su película "Erase una vez en América...", su pequeño salto a la fama.

... y no solo los ojos

Tras diversos papeles menores, en 1986 se convirtió en protagonista de uno de las películas imprescindibles de nuestra infancia: "Dentro del laberinto" de Jim Henson, donde compartía cartel con un David Bowie que apenas si podía hacerle sombra (y eso que en la cinta era de todo menos comedido). Creo que la mitad de mi generación se enamoró de ella en ese momento. Desafortunadamente para nosotros (y afortunadamente para ella), tras ese exitazo decidió replantearse su carrera y dedicar más tiempo a sus estudios en Yale y Stanford. No obstante, una vez terminados quiso demostrar al mundo que ya no era la niña que habían conocido, y aceptó un papel con desnudo en la película "Hot Spot" de Dennis Hopper (¿como coño se llama esta película en español? ¡Tengo que bajármela!).

Otra Jennifer que aspiraba a desbancar a Betty Page

"Rocketeer" la devolvió al estrellato, y a partir de ahí se ha labrado un impresionante currículum que alterna "frikadas" como "Dark City", "Hulk" o "Dark Water" con dramas como "La brigada del sombrero", "El secreto de los Abbot" (en la que trabajó con otro icono lúbrico al que tengo que dedicarle un mensaje, Liv Tyler), "Casa de arena y niebla" o "Una mente maravillosa", entre otras. Fue precisamente en esta última donde consiguió por fin un merecidisimo oscar como mejor actriz secundaria, y en la que compartió cartel con el que es ahora su marido, Paul Bettany.

Los críticos la consideran una gran actriz, con mucho talento (especialmente para el drama) y sus películas nos han demostrado que es una excelente compañera de pantalla para grandes actores. Pero, seamos honestos, si hoy estoy hablando de Jennifer Connelly no es por su interesante carrera cinematográfica ni por el premio de la academia. No, si hoy estoy escribiendo un mensaje enteramente dedicado a ella, es porque es uno de las rostros de Hollywood más hermosos que conozco y, hasta hace dos o tres años, tenía uno de los bustos más impresionantes del cine. Para muestra, la foto de arriba extraida de "Mulholland Falls". En los foros de Rotten Tomatoes un fan pregunta desesperado que ha ocurrido con esos gloriosos pechos. Bueno, la maternidad (tiene dos hijos) y los años no perdonan, y todavía siento un escalofrio cuando recuerdo la imagen de aquella entrega de los oscars en las que apareció extremadamente delgada, casi consumida.

Con el tiempo la Connelly ha recuperado el tipo y su belleza, pero me temo que ya nunca será igual a la imagen que todos tenemos grabada en la mente de esa preciosa niña rodeada de marionetas y corriendo desesperada por un laberinto al encuentro del rey del glam.

Ehh... esto... ¿necesito hacer algún comentario?