27 de junio de 2005

Pusilánime

Eso es lo más suave que puedo decir de mi mismo. Soy un pusilánime, sin caracter, que se deja llevar facilmente, que le cuesta decir "no", que se lo cree todo, que no tiene personalidad.

Ayer vino un turista pidiendo habitación. Le habían robado, tenía signos de haber recibido una paliza y por supuesto no llevaba dinero. Cualquier otra persona en mi lugar le habría mandado de vuelta a la calle, pero ¿qué hice yo? Me dio lástima y le di alojamiento. Me creí su promesa de que el lunes lo resolvería todo. Y hoy se lo han llevado detenido por querer irse sin pagar.

Como este, mil ejemplos. Por pusilánime, por imbecil, mi última compañera de piso se marchó dejandome a deber 120€. Por pusilánime, por gilipollas, he dejado escapar todas las oportunidades de tener una relación, o simplemente sexo, con alguna mujer. Por pusilánime, por idiota, dejé pasar una gran oportunidad para tener un trabajo de traductor del que podría haber estado viviendo desde entonces. Y no pasa un día sin que deje de acordarme y de sufrir por todo ello.

Voy por la vida dejándo que me pisen, que pasen por encima de mi. Me cuesta creer que haya llegado tan lejos. Mis propios padres apenas si tienen fe en mi, piensan que soy incapaz de hacer nada por mi mismo. Muchas veces siento que sigo siendo un crio de 10 años, que no he madurado nada, que no he aprendido nada.

Si añadimos a esto el hecho de que no tengo apenas autoestima, resulta muy fácil anularme. Basta con echarme una bronca, no hace falta que sea muy fuerte, para reducirme a la nada. El simple hecho de hacer algo mal me derrumba. Y las críticas me duelen como si me clavaran agujas. Este estúpido y exacerbado sentido de la culpabilidad hace que aun me estremezca con errores cometidos hace muchos años. Y por más que lo intento, no consigo deshacerme de ese sentimiento.

En dias como hoy, que la culpa y el miedo me hacen un nudo del estómago, desearía enterrarme en una agujero muy profundo y no salir de allí más. O poner fin a una vida tan absurda que ni siquiera puedo vivir plenamente. Vivo prisionero del miedo a hacer las cosas mal, a molestar a los demás, a crearme enemigos, a vivir incluso. Y por eso no vivo. Por eso trato de pasar de puntillas por el mundo, aunque se que eso es absolutamente imposible. Soy extremadamente perfeccionista, aun a sabiendas que la perfección no existe, que errar es humano y yo cometo más errores de los que debiera, errores facilmente evitables pero en los que caigo una y otra vez. Si tenemos en cuenta que ese mismo miedo es lo que me provoca ansiedad, a nadie debe extrañar que finalmente tuviera que ponerme en tratamiento.

Sin embargo está claro que no fue suficiente. Me digo a mi mismo que no pasa nada, que no todo el mundo está hecho para ser unos triunfadores, unos líderes, alguien que pise fuerte por la vida, que se atreva a todo, que no tenga a miedo a nada. Me repito una y otra vez que el mundo también necesita personas sensibles, que no pise a los demás para conseguir sus objetivos, que se mantengan en un discreto segundo plano. Pero no me lo creo. Ser como soy duele. Sufro, lloro, me lamento, tengo miedo, soy infeliz.

Me gustaría pedir ayuda, pero no hay recetas mágicas. Lo que para uno les sirve, no tiene que funcionar necesariamente conmigo. Corro el riesgo de perder el tiempo en algo que solo me hunda más en la miseria. A fin de cuentas, ¿cual es la mejor solución? ¿Un psicólogo al que tenga que acudir de por vida? ¿Un deporte que ni tan siquiera me guste? ¿Alistarme en el ejército, donde no duraría ni una semana?

Algún día cometeré un error que afecte a alguien que quiera, y no solo a mi como hasta ahora. Y ese día no se si podré soportarlo...

3 comentarios:

cober dijo...

muy sincero tu comentario,,eso de algun modo(pekeño) rompe tu pusilanimidad.

Azena dijo...

todos cometemos errores... y eso nos hace más humanos. te quiero tal como eres, no te cambiaría ni un pelo de la cabeza. sólo tienes que quererte tú un poco más y te darás cuenta de que tienes mucho que ofrecer...

Yo dijo...

Pues ya somos dos pusilánimes. Me identifico totalmente contigo.