Por si alguien tiene curiosidad, sabe a lata...
El spam (o correo basura, que a veces se nos olvida que estos términos tienen traducción) ha llegado a la blogosfera. Desconozco cual es el sistema por el cual los spammers eligen a sus víctimas, pero si un blognicho como el mio ha recibido 6 mensajes no deseados en un solo día quiere decir que no son muy selectivos. Así las cosas, me he visto obligado a activar la protección del sistema de comentarios, basada en una palabra retorcida y a veces ininteligible que hay que repetir para que el sistema sepa que el que escribe es humano. O algo parecido.
Dicen que la mayor pandemia del mundo civilizado es la basura. Sin embargo, en mi opinión todavía se hace un uso limitado del término, puesto que en general hace referencia a los deshechos que producimos los seres humanos. Pero pienso que existe mucha más basura que la que acabamos tirando a los contenedores (o a las cunetas). Como muestra tenemos precisamente el spam. Buscando información sobre el tema he descubierto que el origen de la palabra es precisamente lo que se puede ver arriba en la foto, una marca de carne de cerdo enlatada. A pesar de que se hizo muy popular en su época, los Monty Python lo encontraron tan risible que los convirtieron en un chiste habitual de su Flying Circus; tenían la costumbre de repetir la palabra constatemente, con todo tipo de entonaciones, llegando a superponerse al resto de los dialogos. Se puede decir que crearon la "palabra basura". Algún informático pensó que el concepto resultaba muy apropiado para la avalancha de mensajes publicitarios no deseados que comenzaba a invadir la red y desde entonces todo el mundo lo llama así.
En mi última visita al hogar paterno he descubierto horrorizado que cada vez se parece más a un basurero, en especial mi antigua habitación. Hasta hace algún tiempo manteniamos el orden e incluso cierta pulcritud a la hora de almacenar todo tipo de cosas, pero está claro que ya hemos perdido la batalla. Por todas partes se acumulan libros, discos compactos, recuerdos, aparatos electrónicos que no utilizamos, regalos e incluso algún mueble viejo. Y lo peor es que no somos ninguna excepción; cualquier domicilio en cuyos habitantes hayan pasado el suficiente tiempo se acaba convirtiendo en un gigantesco trastero. Los humanos tenemos la desagradable tendencia a guardar todo tipo de objetos que posean para nosotros un valor económico o sentimental, independientemente de si nos resultan útiles o no. En mi última mudanza tuve que hacer 6 viajes en el coche, tan solo para transportar dos años de vida en común de dos personas (mi hermana y yo) que practicamente han vivido con lo justo. No quiero ni pensar lo que hubiera ocurrido si hubieramos tenido la intención de quedarnos en ese piso de forma permanente y no solo temporal.
En la película Dentro del laberinto, la de David Bowie y Jennifer Connelly, la protagonista tiene que superar una prueba para continuar con su viaje. En determinado momento se encuentra en una habitación llena de todos aquellas cosas que había dado por perdidos: animales de peluche, una barra de labios, una caja con recuerdos... La criatura que la mantiene allí pretende que se quede encerrada en su pasado para que se olvide de su verdadero propósito: llegar a tiempo al castillo del rey de los duendes para rescatar a su hermano. Finalmente consigue recordar y al huir del lugar se da cuenta de que estaba dentro de un basurero. No es una metáfora gratuita: los años no solo nos traen arrugas y problemas de salud, sino que también depositamos nuestras vivencias en una serie de objetos a los que nos aferramos para no olvidar.
El origen de las hogueras de San Juan se basa en un rito compartido en muchas otras culturas alrededor del planeta: quemar en la hoguera esos objetos que nos encadenan al pasado para poder afrontar el futuro. En una palabra, se trata de renovación. Si nos plantearamos más a menudo hacer borrón y cuenta nueva podriamos solucionar muchos de esos problemas que a veces nos parece que no tienen salida. No es fácil, ya lo se, pero evolucionar significa cambiar y para eso tenemos que desprendernos de todo lo que nos impide avanzar. Estos días me he sorprendido a mi mismo negándome al cambio. Me he acomodado en esta monótona existencia de soledad, trabajos esporádicos y largas sesiones delante del ordenador hasta el punto de haber olvidado todo aquello por lo que luché mientras estaba en la universidad. Pero me aguardan cambios, grandes cambios y va siendo hora de que me plantee muchas cosas.
Un día de estos cojeré un avión y no se si volveré...
10 comentarios:
Recibí 6 spam hace unos días, de verdad es muy desagradable, ya no hay donde esconderse!
Para la basura ya tengo mi dormitorio.
Saludos
Yo también quiero subirme a un avión y desaparecer.
Hasta que implementen una rutina que lea la imagen.
Entonces te mandarán echurruflar la webcam y gesticular como ellos te manden antes de poner un mensaje.
Empezar de nuevo siempre es un reto, es el inicio de un nuevo camino, vale, pero claro, si en tu nuevo camino, habiéndote despojado de todos tus lastres anteriores, empiezas a recordar, a retomar viejos vicios, en realidad crearás otra vez el entorno del que huyes (representación o repetición del trauma creo que lo llamaban) vamos, que una huida hacia delante está bien, suena bien, pero no deja de ser una huida, como no cambies tus hábitos al final crearás un nuevo basurero allá donde vayas e iras dejando un rastro de basureros en tus nomadeos...
Sí, en eso teneis toda la razón. Pero también hay ocasiones en que hace falta desprenderse de tu pasado para poder conseguir una nueva perspectiva que te ayude a ser consciente de tus propios errores. Los dos meses que pasé en Brighton, lejos de todo y de todos, me cambiaron profundamente.
El problema, claro, es que llevo seis años viviendo de esos cambios...
Curiosa reflexión la de los trastos, Philip K. Dick en "¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?" desarrolla el concepto del Kippel donde deja a entender que todas esas cosas inservibles casi tienen vida propia y se reproducen por sí mismas, tal es la dejadez y dependencia de los humanos a conservar las cosas inútiles.
¿Alguien dijo "avión"? jaja desearía tanto hacer algo así... pero todo es tan difícil... en fin, nos quedan esos mini viajes que ayudan a desconectar, vamos que a cualquier viaje me apunto si puedo.
Por cierto, yo considero que es más un hobbie que un hábito, al menos en mi caso, guardar trastos, papeles, regalos... no son basura sino recuerdos y para mi es algo así como una afición no sé.
Lo del avion es el eterno sueño de la gente
A mí también me gusta guardar las cosas, pero que no abulten mucho.
Grrrr... otro con el anti-spam...
También me he apuntado al anti-spam, aunque me jode ¬¬
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