27 de agosto de 2005

Invisibles


A ver quien tiene cojones a encontrar a Wally... Posted by Picasa


"Ya sabéis cómo miramos todos a las chicas feas y jorobadas, y la suerte que tienen. Nadie las invita a salir por las noches, y pueden terminar su tesis doctoral [...] Quería la seguridad diaria de estar mutilada. Buscaba la felicidad de una chica tullida, deforme y desfigurada, que puede conducir con las ventanillas abiertas sin preocuparse de que el sol no les ha estropeado la piel"

Monstruos Invisibles, de Chuck Palahniuk (el puto amo)

Para los que hemos estado muy metidos en el tema, los chats son como el tabaco: nunca lo dejas del todo. Tarde o temprano el aburrimiento vence y te dices: "bueno, vamos a entrar un ratito, solo un ratito". Afortunadamente para mi personalidad adictiva los chats ya no son lo que eran y sería incapaz de engancharme durante horas como hacía antes. Sin embargo hay cosas que nunca cambian, como por ejemplo que un nick normal de tio (lo que no implica que haya un tio detrás, por cierto) pasará completamente desapercibido a menos que se empeñe en llamar la atención. Y si estamos hablando de un canal de sexo (o de ligue, básicamente son lo mismo) lo tendrá aún más difícil para destacar entre los otros cientos de usuarios que haya conectados en ese momento.

En el mundo real, y sin querer entrar en debates metafísicos sobre qué es real y qué no, las cosas son básicamente iguales. En cualquier lugar de Europa o Norteamérica un hombre blanco adulto, afeitado, con el pelo corto y vestido de forma estándar (pongamos unos vaqueros y una camiseta de algodón) puede andar por dónde le de la real gana sin que nadie se fije en él. Eres invisible. En una sociedad hecha por hombres y para hombres, curiosamente los hombres somos lo de menos: toda la atención se centra en las mujeres. Ellas son las reinas de las pasarelas, las que nos observan desde las grandes vallas publicitarias, las destinatarias de la mayor parte de los anuncios, las receptoras de las miradas.

Una noche cualquiera de un fin de semana cualquiera, en una ciudad occidental cualquiera, un tio solo caminando entre los bares o los pubs es una sombra proyectada contra las paredes. Nadie repara en tu presencia; los relaciones públicas que reparten descuentos te ignoran; donde las mujeres entran gratis, tu pagas; hay que realizar aspavientos para que los camareros te atiendan; las mujeres se cuelan delante de tí en la cola del baño; la gente te aparta de su camino como si fueras un mueble viejo; acabas arrinconado contra la pared por una multitud que no considera que tengas derecho a ocupar un espacio para tí solo. Juro que hay veces que tengo ganas de sacar una escopeta recortada y abrirme hueco a balazos...

En los chats, especialmente en los de sexo o ligue (que, como ya he dicho, son básicamente iguales, aunque para ser honestos en TODOS los canales la gente busca lo mismo) muchos optan por utilizar nicks sugestivos, provocativos o directamente ofensivos. Lo importante es que te miren, aunque te miren mal. De pequeño soñaba con convertirme en un monstruo, en alguien que diera miedo, mucho miedo. De esa manera no solo superaría mis propios temores sino que además dejaría de ser invisible para todos. Supongo que, aun a pesar de ser un inadaptado, quería que me prestaran atención. Por eso nunca me he dejado impresionar por una forma de vestir escandalosa, una actitud rebelde o una lengua viperina. En este mundo en el que vivimos donde cada vez sobra más gente, cualquier cosa es válida para no convertirse en uno más, para no desaparecer entre la masa.

Quizás por eso empecé este blog. Para gritar bien alto, "eh, estoy aquí, pedazo de cabrones, y tengo mis propias ideas sobre este asco de vida". En cualquier caso últimamente me conformo con desahogarme aquí para no liarme a tiros en el pub por la noche....

8 comentarios:

Dr.Benway dijo...

Cierto, muy cierto Sr. Inadaptado.

Cumplo los requisitos que usted enumera: varón, blanco, sin signos de pertenencia a tribu urbana alguna. A las mujeres no les cobran por entrar en sitios y a nosotros parece darnos igual, no protestamos; si es que somos gilipollas.

De todas maneras me queda el "consuelo" de que los sitios que frecuento cuando voy de marcha son antros en los que no se tienen en cuenta la ropa con la que vas, ni las mujeres que vayan contigo, ni si has pagado la consumición mínima o no... pagar por entrar en un local para escuchar la basura del riguitón ese, bah, anda y que les den.

Walrus dijo...

Yo estoy convencido de que ser mujer, en general, no tiene menos desventajas que ser un hombre anodino. Simplemente se trata de mundos diferentes. El equilibrio tiende a guardarse solo.

porlacara dijo...

Lo mejor de la noche es disfrutarla a tu aire... sin que nadie te venga a tocar las...

Wishcure dijo...

Te leo desde hace tiempo y la verdad es que, aparte de yo mismo considerarme un inadaptado (y ya tengo una edad) es que además comparto muchas cosas de las que comentas en tus posts...

Y nada, otro para el cupo. Yo desde que tengo uso de razón, me siento invisible...lo que pasa es que me he habituado tanto que ahora cuando por x razones me convierto en el centro de atención (y eso pasa de pascuas a ramos) hasta me molesta...

...y es que en el fondo, en el fondo, me gusta pasar desapercibido por la vida...aunque eso implique que ni siquiera se lea este comentario :P

Un saludo de otro inadaptado.

La-Ruina dijo...

Me niego a ser un inadaptado. Me niego a adaptarme a nada.
Me niego.

mary poppins dijo...

creo q es más sano q escribas acá a 'liarte' a tiros en algún bar!
besos

gracias por linkear a Rincón de Lectura!

scape95 dijo...

Propias y, añado, interesantes ideas. Me gusta leerte. Un saludo!

El inadaptado dijo...

Aunque esto no deja de ser una de mis pajas mentales, en algo sí que he exagerado: también existen mujeres invisibles. Y yo he conocido a bastantes: la "fea" del grupo de amigas; la que está eclipsada por su pareja; la que se pasa la vida trabajando; las que se dejan arrastrar por el peso de los años...

No obstante, detrás de un "¡Los hombres me ignoran!" no hay necesariamente una mujer invisible. También las hay demasiado exigentes...