6 de noviembre de 2005

El relato encadenado. Capítulo 7

(Escrito por Antifaz9100, del blog Pensamientos tullidos)


“Cuantos hoteles, cuantas camas desconocidas, cuantas botellas de whisky del malo, cuantos paquetes de cigarros abandonados sin acabar, cuantas fotos distintas, tantas como DNIs distintos, a cada cual más falso, a cada cual con más secretos, cada uno con una foto diferente, un nombre distinto. Deben estar callados, deben ocultar tantas cosas. No es fácil ser mujer…-¡y una mierda!- piensa la sin nombre. Sí que es fácil, y divertido, lo que es difícil es soportar algunas situaciones, miradas de desprecio, de superioridad, de infravaloración. –Yo pienso con la cabeza- afirma la sin nombre, ahora debía pensar con ella, ahora de verdad, esto no era un juego.


-¿Dónde coño estoy?-, ahí no debía estar, era un apartamento normal y corriente, ahí no había señales de vida, ahí no estaba el trabajo, ahí no había nada. La habían citado en ese mismo bloque, pero desde luego no en ese apartamento. Entró en la cocina, abrió la nevera y cogió un zumo de naranja y se lo bebió, lo dejo encima de la mesa. Se propuso salir con cautela, si el piso verdaderamente estaba solo en ese momento no era conveniente que lo vecinos escucharan ruidos provenientes de él. Al salir vio una foto, en un marco de plata que parecía regalado. Era un chico joven con su madre, con su madre o con su tía, qué sabía ella, lo único que sabía es que ella también había tenido madre, pero no tenía demasiadas fotos con ella, ni marcos de plata, ni esas cosas. Salió de la casa y subió las escaleras, las escaleras que le faltaban.


-¿Cómo he llegado hasta aquí?- se preguntaba mientras subía las escaleras, podría haber acabado peor, bueno… nunca se sabe, cualquier situación puede ser peor, cualquiera, todavía no se ha inventado el infierno en la tierra, ¿o sí?, puta, yonki, puta y yonki, ella le daba vueltas a su existencia, no, no era ni puta (a pesar de tratar de aparentarlo) ni yonki (a pesar de ser adicta, adicta en general) era… no tenía muy claro lo que era, se ocupaba de asuntos sucios, tan sucios como ella, ella se sentía así, sucia, pasaba horas y horas en la bañera, lavándose el cuerpo, con insistencia, luego los dientes, el pelo, las uñas, eso, eso era lo que mas le costaba limpiar, la sangre seca en las uñas.


Se sentía Dios, Dios con unas botas hasta las rodillas. Dios con aires de superioridad, un Dios con más cojones que quienes los tienen de verdad. Eso era ella, Dios, así se sentía, antes de llegar a su bañera. Ella sabía que no debía pensar en otras cosas, que tenía que estar bien atenta, no se podía distraer, y menos ahora, ahora que pisaba una vieja alfombra roja, que señalaba el camino hacía la puerta exacta, hacía la correcta, el 4ºB, ahí era, ahí la habían “citado”. -No hay nada como un trabajo bien hecho- le habían dicho, ella estaba de acuerdo, si lo haces lo haces bien, además el chico es un gilipollas, es un trabajo rápido que no te costará lo más mínimo. Ella no estaba de acuerdo, no solía fiarse de cualquiera, y mucho menos de un hombre que no conocía de nada, o mejor dicho, mucho menos de un hombre.


Metió su orquilla en la cerradura y empezó a buscar la palanca mágica que abría la puerta, estaba tranquila, en ese momento, lo estaba, incluso se permitió el lujo de pensar en sus cosas, y si hubiera acabado puta, y si hubiera acabado yonki, eso ya lo había pensado antes, ¿por qué estaba tan asustada?, quizás ella supiera que ese sería su futuro de aquí a unos diez años.


De repente se abrió la puerta con brutalidad, no le dio tiempo a reaccionar cuando ya estaba agarrada por los pelos, el hombre la metió en el piso y cerro la puerta de un portazo. Aun la sujetaba de los pelos y ella ni gritaba ni gemía, sabía lo que había. La lanzó fuertemente contra la pared, y ella chocó con la cabeza. Mierda. Ahora sangraba por la nariz. –Así que me han mandado a una putita, no, si al final hasta me voy a divertir-, ella sonrió, se podría decir que había hasta complicidad entre los dos, cierta complicidad, de hecho, se seguían mirando a los ojos mientras ella bajaba la cremallera de sus botas, seguían mirándose incluso cuando ella sacó la pistola de ahí abajo. Grandes botas, gran pistola. -¿Qué haces?-…-Nos lo vamos a pasar bien, sí, sobre todo yo-”


Continuará, si el autor no cambia de opinión, en... El fantasma de la máquina

P.S. Recuerdo a los participantes que, si bien no es obligatorio, la intención primigenea era que cada capítulo se publicase en un blog distinto. Más que nada porque empiezo a dar la impresión de querer acaparar la atención. Y tampoco es eso...

3 comentarios:

Lucky-Lilith dijo...

Hola. Creo que esto debería ponerlo en otro lado, pero... ¿Aún se puede participar? Me encantaría.

El inadaptado dijo...

Por supuesto, hasta que el relato no acabe cualquiera puede participar en él. Te añadiré inmediatamente a la lista.

Un saludo

Lucky-Lilith dijo...

Pues encantada entonces :D