20 de noviembre de 2005

PSYCHOVIEW: Los malos de la película

Inmersos como estamos todavía en una cultura de valores judeo-cristianos, resulta lógico que la mayor parte de las producciones cinematográficas estén dedicadas a ensalzar los valores de bondad, rectitud y, sobre todo, heroismo. Ya se sabe, los buenos siempre ganan. Incluso en aquellas películas en las que el protagonista es un tipo absolutamente despreciable se nos muestra su lado humano o salvando al prójimo de forma completamente desinteresada.

En los cómics, un medio supuestamente para niños y adolescentes, esta influencia es aún más clara. No en vano el grueso de la producción está dedicada a los superhéroes, gente que se dedica a salvar a los demás sin pedir nada a cambio. Y aunque en los últimos tiempos los cómics se hayan vuelto más introspectivos y se quiera mostrar a estos héroes en sus facetas más oscuras, no deja de ser una forma de demostrar que después de todo también tienen sentimientos y dudas, como los demás, y por tanto es más fácil identificarse con ellos.

Pero, ¿qué ocurre con los malos? Son realmente pocas las veces que algún medio se ha interesado por los villanos de la función, la mayor parte del tiempo simples comparsas para lucimiento del o los protagonistas. Nunca sabemos que ocurre realmente en sus vidas, que piensan, que sienten, a que dedican su tiempo cuando no están cometiendo un crimen o luchando contra su némesis. Es cierto que en la literatura escrita hay varios ejemplos, pero es más dificil de encontrarlos en el cine o en los cómics, especialmente en estos últimos. Por eso hoy quiero homenajear dos series que tuvieron la valentía de cruzar al otro lado del espejo y mostrar lo que nadie más quiso enseñar.


LA HERMANDAD




En el mundo Marvel los mutantes son repudiados y perseguidos como animales. La gente teme y desconfía de unas personas con poderes que no pueden comprender ni controlar. Los X-Men (o Patrulla-X, depende de los años que tengas) dedican su vida a defender a los mismos humanos que les odian y luchan por conseguir una convivencia pacífica entre el Homo Sapiens y el Homo Superior. Al otro lado se situa La Hermandad de Mutantes Diabólicos, fundada por Magneto y cuyo objetivo es que su raza se imponga sobre el hombre corriente.

Sin embargo un guionista, cuyo nombre nunca fue desvelado y se hacía denominar simplemente X, pensó que en unos tiempos tan difíciles no todos los mutantes estarían de acuerdo con las premisas de los dos bandos principales. A pesar de sus esfuerzos los X-Men son tan temidos como el resto, y los planes de Magneto casi nunca triunfan. Por eso imaginó que al igual que en el mundo real en situaciones extremas siempre hay grupos que tratan de hacerse oir con la fuerza de la violencia, en el universo Marvel tendría que ocurrir lo mismo. Hablando claro, era inevitable que surgiesen terroristas. Este grupo se autodemina "La Hermandad" (sí, como la de Magneto, ahí el señor X no fue muy original) y está liderado por un mutante llamado Hoffman y su lugarteniente Orwell. Su lema es "Revolución, no evolución" y se presenta en las dos primeras páginas volando por los aires una discoteca llena de gente inocente dentro para dejar bien claro que eso no era un cuento para niños.

A pesar de su prometedor comienzo la serie fue un fracaso. Se trataba de un tema muy duro y que exigía un enfoque completamente distinto a lo que nos habían ofrecido hasta ahora. Pero no supieron captarlo. Tras un primer arco argumental más o menos aceptable (aunque, eso sí, plagado de clichés y discursos fáciles), asistimos a una absurda recreación de la historia de Domino Harvey en versión mutante desprovista de cualquier interés y que seguramente ahuyentó a los lectores. Intentaron salvarlo con un número que devolvía el tono adulto de la historia, pero para entonces ya fue tarde. La serie fue cancelada y el guionista ató apresuradamente los cabos sueltos en las dos últimas entregas para que al menos hubiera un final. Quizás si les hubieran dejado continuar hubiera acabado en la línea Max (la línea de cómics para adultos de Marvel) y habría madurado hasta convertirse en una historia realmente interesante. Pero, tras el 11-S, ¿quien se atreve a escribir un cómic sobre terroristas?



EMPIRE



Hace algunos años el guionista Mark Waid y el dibujante Barry Kitson se hicieron una de esas preguntas que pocas veces se plantean en las editoriales de cómics: ¿qué ocurriría si, por una vez, fuera el supervillano el que venciera al superhéroe y lograse conquistar el mundo? Una cuestión en apariencia simple pero que no tiene nada de inocente. Ya sabemos que son los buenos los que ganan siempre, aunque sea en el último minuto, porque así está establecido el orden de las cosas. Dedicar una serie a esta idea era poco menos que subersivo, por lo que decidieron hacerlo en Gorilla, un sello independiente que habían creado junto a otros autores. El proyecto se fue a pique (mmm, ¿alguien dijo CrossGen?) y fue finalmente DC quien acudió a su rescate para que pudieran seguir publicando la serie.

Ante la imposibilidad de situar su historia en un universo ya creado anteriormente (donde, ya lo hemos dicho, los buenos siempre ganan), los dos autores habían decidido inventar un nuevo mundo a partir de la nada. Un mundo en el que el villano, Lord Gólgota, hubiera conseguido conquistar casi la totalidad del planeta gracias a su poder y su tecnología. Un mundo en el que el gran defensor de la humanidad, Endymion (un "homenaje" nada velado a Superman), haya sido derrotado por su enemigo, que ante la falta de rivales ha establecido un imperio en el que lo controla todo con puño de hierro. Un mundo en el que quien se opone al emperador muere, normalmente de forma dolorosa y cruel.

Tras un dibujo aparentemente sencillo y simple, bastante alejado de lo que se suele utilizar en las "historias para adultos", se encuentra uno de los cómics más salvajes que ha publicado DC fuera de su sello Vértigo. En cada número abundan la sangre y las mutilaciones, además de ocasionales escenas de sexo (tanto hetero como homo) entre sus protagonistas. Eso sí, ya conocemos la doble moral en la que vivimos hoy día: no importa mostrar un cadaver al que le hayan volado la cabeza por los aires, pero jamás aparececen genitales, vello púbico o un vulgar pezón femenino (bueno, sí, se ve uno pero de lejos). El resto de la trama lo componen los secretos, traiciones, chantajes y conspiraciones que cabría esperar de un imperio construido a base de muerte y destrucción.

Al contrario de lo que ocurrió con La Hermandad, en este cómic se aprecia la labor de un buen guionista que tenía claro lo que quería desde el principio. Es cierto que sobran algunos clichés y que hubiera sido deseable una libertad total a la hora de dibujar algunas escenas (especialmente las de sexo, claro), pero los personajes están solidamente construidos y la trama se desgrana a un ritmo uniforme a lo largo de los 8 números que lo componen.

La lástima es que ambas series fueran tan cortas, ya que en tan poco tiempo poco se puede profundizar en los mundos que han creado. Me pregunto si alguien tendría cojones de adaptarlas al cine...

6 comentarios:

scape95 dijo...

No sé nada de comics (me quedé en Mortadelo, Tintín, Astérix y esas cosas), pero sí sé que escribes de maravilla.

Salu2!!

El Tete dijo...

Te recomiendo el Se Busca (Wanted, en inglés). Pone a los malos de puta madre.

El inadaptado dijo...

Tomo nota de ese cómic, porque últimamente ya no se ni que comprar. Cada vez que me interesa una serie, o se retrasa o la cancelan. O es demasiado cara, que también suele ocurrir...

Jackal dijo...

Wanted es un bluff entero. Empire totalmente recomendable.

anilmanchego dijo...

yo la verdad es que nunca he sido muy lector de comics,
mi preferido es Superlópez, y leo habitualmente el Jueves.

Aparte te recomiendo, aunque no son de malos ni nada por el estilo, lo s de corum, elric y howkmoon, basados en libros de michael moorckok.
El de corum es un dibujo de mike mignola.
Un saludo

Queco dijo...

A mí me gustó WANTED, pero desde luego es mejor EMPIRE, una auténtica joya.