12 de mayo de 2006

Confesionario (IX) Mi tele y yo



Mucho antes de que vinieran a vendernos la moto de la TDT y la interactividad de los telespectadores, yo desarrollé la manía de hablar e incluso discutir sobre lo que veo en el televisor: comento en voz alta, aplaudo o rebato argumentos, insulto, amenazo, hago cortes de mangas... Algo así como el que no se calla cuando está viendo una película, pero sin vergüenza y delante de la pequeña pantalla.

Esta manía ("de viejos", dice mi madre) al principio sólo se hacía patente si estaba solo frente a la caja tonta, pero cada vez me cuesta más reprimir mis comentarios cuando hay gente delante. Lo cual, por cierto, suele provocar sustos, protestas y que mis compañeros se planteen internarme en un psiquiátrico.

Eso es porque no saben lo que podría llegar a hacer si tuviera una pantalla de plasma 5 veces más grande que nuestro viejo televisor...

4 comentarios:

Neurax dijo...

Yo comento la jugada cuando hay más gente para discutir y buscar la polémica, pero ¿cuando estas sólo también?, esto sí que es un poco extraño. Saludos

Jesús León dijo...

Eso no es tan extraño, a veces uno se muerde la lengua porque el improperio salta con facilidad ante la estupidez catódica que emite la caja tonta en muchas ocasiones.

Un saludo

Tharos dijo...

Pues yo estoy en las mismas… ¿para que callarse si uno tiene que decir algo? Lo que pasa que lo que suelo hacer yo, es insultar o despreciar a alguien que me cae mal… esto ya es un impulso inevitable.

Anonymous dijo...

pue zi es inevitable