Estos días vuelvo a sentirme extraño. Puede que sea por culpa del tiempo, que cambia cada 10 minutos; puede que se deba a los analgésicos que tomo a diario para ¿curar? mi pequeña lesión; quizás tenga parte de culpa la maratón de capítulos de Twin Peaks y Smallville; puede, incluso, que la abstinencia de tabaco y sexo me hayan afectado más de lo que creía; o quizás sea por todo a la vez. En cualquier caso últimamente siento que soy un extraño en mi propia vida, como si acabara de despertar en un cuerpo que no es el mío. Miro lo que tengo y lo que soy, pero no lo reconozco. No entiendo qué hago aquí ni por qué. Como el tío ese de la serie Los 4400; se que soy yo, pero no soy yo.
También estoy mucho más salido que de costumbre, que ya es decir. De hecho, aparte de matarme a pajas llevo varios días con una extraña obsesión por la práctica del sexo oral (usease, comerme un coño). Pero supongo que eso significa que mi ansiedad vuelve a estar por las nubes, lo que también explicaría el nerviosismo, el exceso de sueño y por qué alterno la gula con la pérdida de apetito con tanta facilidad.
Al menos esta situación tiene algo bueno, y es que es el único momento en que me atrevo a cuestionarme a mí mismo. Como si una parte de mi cerebro se desvinculara de todo lo demás y pudiera echar un vistazo alrededor de forma fría y objetiva. Es cuando dejo de lado todo y me pregunto por qué hago lo que hago. Por qué siempre cocino los mismos platos. Por qué voy a ese pub cada fin de semana. Por qué vivo en este piso. Por qué no tengo nada parecido a un grupo de amigos en Alicante. Por qué a pesar de que odio no tener dinero no consigo decidir a qué me quiero dedicar para empezar a buscar trabajo en ese campo. Por qué a veces me encuentro en la habitación a las 2 de la mañana con tantas ganas de follar que me subo a las paredes pero sin embargo soy absolutamente incapaz de hacer algo por solucionarlo, aunque sea pagar por ello. Por qué me he abandonado tanto físicamente, si en realidad me gustaría pesar unos cuantos kilos menos y tener los músculos más marcados. Por qué estoy tan jodidamente reprimido que soy incapaz de abandonar mis rutinas, de hacer algo que se salga de la norma, de transgredir las reglas, de tirar mi vida por el retrete solo por el mero placer de hacerlo. Por qué paso tanto tiempo delante del ordenador si en realidad ya apenas tiene algo que ofrecerme que no haya visto o vivido anterioremente. Por qué escribo los mensajes que escribo y como los escribo si a los 5 minutos de hacerlo ya me estoy arrepintiendo.
Cada vez que me ocurre esto consigo arrancarme algunas promesas y mover unos cuantos hilos para tratar de cambiar un poco las cosas. Mirar más ofertas de trabajo, buscar actividades de ocio, revisar mi ropa, aprender una receta nueva, cambiar algún mueble de sitio. Pero sé que todo se quedará en una anécdota. Que tarde o temprano las aguas volverán a su cauce y yo volveré a ser yo, el yo de antes, el yo de siempre. El yo del que no puedo escapar...
También estoy mucho más salido que de costumbre, que ya es decir. De hecho, aparte de matarme a pajas llevo varios días con una extraña obsesión por la práctica del sexo oral (usease, comerme un coño). Pero supongo que eso significa que mi ansiedad vuelve a estar por las nubes, lo que también explicaría el nerviosismo, el exceso de sueño y por qué alterno la gula con la pérdida de apetito con tanta facilidad.
Al menos esta situación tiene algo bueno, y es que es el único momento en que me atrevo a cuestionarme a mí mismo. Como si una parte de mi cerebro se desvinculara de todo lo demás y pudiera echar un vistazo alrededor de forma fría y objetiva. Es cuando dejo de lado todo y me pregunto por qué hago lo que hago. Por qué siempre cocino los mismos platos. Por qué voy a ese pub cada fin de semana. Por qué vivo en este piso. Por qué no tengo nada parecido a un grupo de amigos en Alicante. Por qué a pesar de que odio no tener dinero no consigo decidir a qué me quiero dedicar para empezar a buscar trabajo en ese campo. Por qué a veces me encuentro en la habitación a las 2 de la mañana con tantas ganas de follar que me subo a las paredes pero sin embargo soy absolutamente incapaz de hacer algo por solucionarlo, aunque sea pagar por ello. Por qué me he abandonado tanto físicamente, si en realidad me gustaría pesar unos cuantos kilos menos y tener los músculos más marcados. Por qué estoy tan jodidamente reprimido que soy incapaz de abandonar mis rutinas, de hacer algo que se salga de la norma, de transgredir las reglas, de tirar mi vida por el retrete solo por el mero placer de hacerlo. Por qué paso tanto tiempo delante del ordenador si en realidad ya apenas tiene algo que ofrecerme que no haya visto o vivido anterioremente. Por qué escribo los mensajes que escribo y como los escribo si a los 5 minutos de hacerlo ya me estoy arrepintiendo.
Cada vez que me ocurre esto consigo arrancarme algunas promesas y mover unos cuantos hilos para tratar de cambiar un poco las cosas. Mirar más ofertas de trabajo, buscar actividades de ocio, revisar mi ropa, aprender una receta nueva, cambiar algún mueble de sitio. Pero sé que todo se quedará en una anécdota. Que tarde o temprano las aguas volverán a su cauce y yo volveré a ser yo, el yo de antes, el yo de siempre. El yo del que no puedo escapar...
11 comentarios:
Es ironico como a veces parece que lo que a uno le pasa le sucede a otros, pero a pesar de que muchas veces, casi diario (mas triste), me he sentido como te sientes tú y al igual que tú lo único que hago es prometerme que desde hoy empezaré a ver las cosas con otro matiz, desde otro angulo y casi siempre termino del mismo modo: un poco mas solo y triste...
Interesante espacio el tuyo.
Efectivamente, otros muchos como tú, pasamos por lo mismo; soledad, aislamiento (por distintos motivos). Nadie es único ni especial, probablemente tu caso, (como el mío) está recogido en algún sesudo tomo de una enciclopedia de psiquiatrico.
No hay solución. Las cosas cambiarán por pura potra, chiripa y caos, o no cambiarán.
Por mi parte, cansado de todo, apuesto mi vida por cualquier cosa para darle algún sentido. Primero fue la bici (en una gran ciudad, moverse con una bici entre monstruos de tonelada y media de masa es bastante kamikaze), ahora la moto. Y una detrás de otra. Al menos me divierto. Una detrás de otra.
Bueno, yo de momento tengo el blog. Porque aunque a menudo eche pestes de mis propios mensajes, lo cierto es que es divertido y reconfortante poder expulsar la bilis por escrito...
Nadie cambia sustancialmente, cada uno es como es y hay que vivir con ello. Incluso en casos terriblemente trágicos, de esos que piensas que van a cambiar tu vida, solo lo hacen temporalmente. Cuando se pasan vuelve la mala leche de siempre.
Por lo tanto, valorate, busca lo bueno y deja de regodearte en la mierda, porque con estas mulas hay que arar. No vale mirar a las mulas del vecino. Esto es lo que hay. Has tenido mucha suerte aunque no te lo creas. Vive y acéptate.
no te preocupes, todos pasamos por esas caóticas epocas vitales... la mia empieza precisamente hoy, que he roto con mi novia y ya empiezo a sentirme como una gran mierda en medio de una carretera deseosa de que la chafe algun coche conducido por un insufrible pijo de provincias. lo bueno es que mucha gente se siente así pero no todo el mundo es capaz de demostrarlo, y tu si.
Llorar como un niña esta bien de vez en cuando.
Pero mejor acompañalo de drogas, ginebra y sexo, (aunque no sea pagado)
Yo no lloro como una niña. Lloro como una niña pequeña cobarde y asustada, que no es lo mismo. Por cierto, supongo que querías decir "aunque sea pagado", porque en estos momentos las posibilidades de hacerlo sin pagar son más bien escasas, por no decir nulas.
Siento lo de tu novia, Maribel. Yo también rompí con la mia hará un par de meses. Espero que al menos haya sido para bien. Cuando una relación no funciona, no funciona y punto...
Ya... es esa mezcla de apatía y nerviosismo momentáneo que te hace capaz de pensar en soluciones reales a tus problemas, pero inexplicablemente no de llevarlas a cabo...
En fin, estoy igual que tú. Créeme, si supiera la solución te la diría. El único consuelo es que (quiero pensar) que esta situación es temporal.
No es que yo sea un buen ejemplo para nadie, en este aspecto (y creo que no lo soy en ningun otro), pero siempre he pensado que por muy oscuro que se vea todo, siempre hay una luz en el camino, aunque sea para seguir al borde del abismo y no caerte en el.
Y ven a verme, que ya nos esta haciendo falta otra terapia de grupo no crees?
muacks!
Deberías irte de Alicante, o cambiarte de piso.
Busca trabajo de lo que sea. Que tengas tiempo libre, y dedicalo a algo que te guste de verdad. Y lee algún libro, verás como te distraes.
Bueno, la verdad es que no se que consejo darte, de hecho, creo que yo estoy igual o peor....
Un saludo
No, no.
Habia dicho bien.
"aunque no sea pagado"
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