2 de mayo de 2006

De vuelta


Se que esto va a sonar muy mal, pero lo cierto es que cada vez me gusta menos ir al pueblo a visitar a mis padres. Tengo mis motivos, aunque creo que la explicación va a sonar aún peor.

En mi pueblo (como supongo que en tantos otros lugares de este país y el resto del mundo) sólo hay dos formas de abandonar definitivamente la casa de tus padres: para irte a vivir con tu pareja o cónyuge, o para mudarte a un país extranjero. Irte a vivir por tu cuenta dentro del municipio está más que descartado, ya tengas 18 años o 42. Y mudarte a otra ciudad por motivo de trabajo o estudios ni siquiera se considera emanciparse, ya que el vínculo que nos une (o más bien nos ata) a nuestra localidad es igual de fuerte por muchos kilómetros que pongas de por medio. Este último es mi caso.

No pretendo ser hipócrita y por eso vamos a dejar esto claro: yo no estoy emancipado. Mis frecuentes cambios de trabajo (normalmente en contra de mi voluntad) y mis aún más frecuentes épocas de paro no me han permitido todavía vivir de mis propios ingresos, razón por la que dependo económicamente de mis padres. Unas veces menos, otras totalmente, el caso es que sin este apoyo (y la herencia que tan oportunamente recibimos hace un par de años) hace mucho que tendría que haber vuelto a casa con las orejas gachas para intentar iniciar allí la misma vida tópica y aburrida (y en muchos casos desgraciada) que el resto de mis paisanos. Es por ello que lo que me vincula a mis parentela hace mucho que trascendió el mero ámbito familiar para convertirse en una cuestión de mecenazgo o de asociación empresarial. Y como los resultados no están siendo los esperados lo menos que puedo hacer es visitarlos con la mayor frecuencia posible.

El problema es que a pesar de haber pasado ya 9 años desde que abandoné el nido familiar para instalarme en Alicante (con el paréntesis de mi estancia en Madrid), siento que absolutamente nada ha cambiado. En realidad, si lo pienso bien, todo sigue igual que entonces. Sigo viviendo en un piso compartido; sigo sin haber terminado la carrera (aunque insisto en que eso es meramente circunstancial); sigo sin ganar lo suficiente para ser independiente; y sigo aprovechando las fiestas y algunos fines de semana para poner algo de ropa en la mochila, coger el tren, pasar un par de días en casa (en los que aprovecho para ver a los mismos familiares y amigos) y volver cargado de tuppers con comida casera. Exactamente igual que cuando tenía 18 años. Pero ya no tengo 18 y esta rutina empieza a cansarme.

Puede que alguien piense que la solución sería mover el culo y buscarme un trabajo que me permita ganar lo suficiente para no sentirme tan dependiente de mis padres. Eso es porque no conoce a las madres manchegas. Da igual que tenga 35 años, trabaje de banquero, conduzca un Porsche y viva en un ático de lujo; puede que eso contentara a mi padre (que lo único que quiere es que deje de suponerle un gasto extra al mes), pero mi madre me seguirá llamando casi todos los días, me seguirá preguntando en cada llamada que cuando iré a visitarla y una vez que esté allí seguirá insistiendo en meterme tuppers en la maleta porque piensa que no como bien. Y lo seguirá haciendo hasta que tenga pareja, puede que incluso hasta que me case. Eso si tengo suerte y le cae bien mi compañera, claro, porque de lo que se trata es de que nunca sea independiente. De lo que se trata es de que siempre esté atado a alguien, para que me cuiden, me mimen y me vigilen. Si no puede ser ella, que sea una sustituta, pero una mujer al fin y al cabo. A fin de cuentas yo soy un hombre y se supone que no puedo vivir solo.

Ya he dicho que sólo existen dos formas de romper los lazos que me atan al pueblo. Me pregunto si necesitarán traductores de inglés en Australia...

5 comentarios:

Masky dijo...

se k no viene a cuento, pero vease usted el video de la linea caliente friki aki http://lordnegro.blogspot.com/

vitalidad dijo...

La dependencia nunca acaba, yo tengo 41 y ahora dependen de mi en vez de yo de ellos. Y no sé qué es peor. Hubo un tiempo en el que creí como tú que casándome se rompería el vínculo pero no es así. Y yo soy mujer y se supone que sí podría vivir sola.

Tienes que transformarlo pero desde ti, ellos no van a cambiar. Tienes que tomartelo todo como si fuera la primera vez que vas al pueblo, como si descubrieras cuanto se preocupa tu madre por ti, porque es la primera vez, es irrepetible.

Las cosas no son como son, son como nosotros nos las tomamos. Si le ves el lado divertido te descojonaras por dentro y dejarás de hacerte mala sangre.

El Tete dijo...

Aprovecha lo que tienes, rey. A ver si eres capaz de encontrar una mujer que te lave la ropa, te prepare buena comida casera... sin pedirte regalos caros a cambio.

Ups, me ha quedado un comentario muy à la www.soistodasunasputas.com

En una cosa sí que tienes razón: búscate un trabajo, el que sea. Cuanto antes entres en la rueda laboral, antes encontrarás uno acorde a tus gustos / capacidades.

Yo di tumbos unos años hasta que recabé donde estoy ahora. Y bien contento que estoy.

Hazme caso. Y llama más a tu madre, que no hay más que una.

El inadaptado dijo...

Supongo que en el fondo me quejo de vicio. La que tendrá auténticos motivos para quejarse será mi pareja (si llego a tener una estable algún día) cuando su suegra (usease, mi señora madre) le llame día sí y día también para saber qué vamos a comer, de qué color queremos las cortinas y si nos vamos a decidir a darle nietos antes de que se muera...

Anonymous dijo...

Vamos a comer lo que yo cocine (se que no te importara), las cortinas en tonos neutros, a ser posible en arena o algo asi, pa no lavarlas tanto x el humo del tabaco, le daremos hijos, ofrezco dos embarazos, si el primero es multiple, solo uno. Cocino, lavo, plancho y todas esas cosas, pero solo al 50% (cosas de la igualdad), y tu futura suegra es una madre andaluza (practicamente igual que las manchegas pero con el acento diferente). Eso si, soy cocinera, mi madre no nos metera tuppers de comida en ninguna parte, mas bien cada noche cuando llame (que llamara) me volvera a pedir por enesima vez que le haga un pastelito de chocolate! y que vayamos a verla... Ya tienes dos sobrinos, 5 y 3 años, inteligentes, rubios y preguntones. Un cuñado tipo leñador (grande y fuerte), y toda una retahila de familia (del tipo dios cuanto te echamos de menos). Eso si, te prohibo terminantemente mirarle las tetas a mi cuñada. :) Aceptadas esas reglas... ¿Para cuando la boda? informacion adicional: tengo un trabajo con sueldo decente!!! mudate aki, ke el alkiler es mas bajo :)


Besossssssss maridito!