30 de abril de 2006

Secretos y mentiras



Una de las ventajas de ser un inadaptado, de estar al margen de todo, de ser un mero observador de la vida, es que los demás te acaban considerando imparcial. Y colocarse en esa posición te permite arbitrar en conflictos, dar consejos y, lo más importante, que la gente te cuente sus secretos.

Cuando ves y escuchas todo pero no dices ni haces nada te acabas enterando de muchas cosas, más de las que realmente quisieras. Es lo que ocurre si aceptas ser el paño de lágrimas de todos o si estás tan distanciado del problema que puedes aportar un punto de vista distinto, más neutral, más frio. En bastantes ocasiones esos hechos son tan solo anédoctas inocentes que no tienen ninguna importancia, más allá de la moral de cada uno. Pero de vez en cuando compartes un gran secreto, algo que llevas en tu conciencia como una carga que con el tiempo se hace más y más pesada. Hasta que llega un día en el que no puedes más y dejas tu imparcialidad de lado para actuar según tus principios.

Ese día ha llegado. Básicamente, acabo de destruir una relación. Bueno, eso no sería del todo preciso. Más bien podríamos decir que acabo de eliminar cualquier posibilidad de que una pareja rota pudiera reconciliarse. Y lo peor es que todavía no tengo claro si obré bien u obré mal.

La historia es bien sencilla, nada sobre lo que el cine y la literatura no hayan hablado un millón de veces. Un chico engaña a su novia (con la que hace muchos años que sale) con otra chica, a la que ve de forma esporádica en otra ciudad. Después de un tiempo llevando esta doble vida al chico le entran dudas y tras mucho pensarlo decide dejar a "la otra" para seguir con su pareja actual. Sin embargo posteriormente ésta descubre un mensaje de móvil de "la otra" (antes eran cartas atadas con un lazo en el armario), se huele el pastel y rompe con él.

Hasta ahí todo perfecto. El problema es que cuando a este chico le entraron dudas me lo contó todo a mí, el observador neutral, el amigo que siempre da consejos (de temas sobre los que generalmente no tiene ni puta idea), para que pudiera analizar la situación. El problema es que conozco a su novia, me cae bien y pienso que no se merecía llevar esos cuernos. El problema es que anteayer me la encontré en un bar y me contó que se sentía mal porque en realidad no tenía ninguna prueba de la infidelidad, que él por supuesto negó.

El problema es que ayer no me pude callar.

No tendría que haberlo hecho, no tendría que haberme metido en esto, no tendría que haber abierto la boca. Es un tema que tendrían que haber resuelto entre ellos y en el que yo no pinto nada. Pero no pude evitarlo. La ví allí, una chica guapa e inteligente con un nudo en el estómago porque pensaba que había sido demasiado dura al cortar con un chico que en realidad estuvo follando con otra a sus espaldas, y no pude evitarlo. Dejé toda mi neutralidad a un lado y se lo dije a las claras: te han puesto los cuernos. El chico te quiere, cortó con la otra y te eligió a tí, pero te han puesto los cuernos.

Creo que se merecía saber la verdad.

Ella ha prometido cubrirme las espaldas por haberle contado lo que estaba pasando, pero al desprenderme de ese secreto tengo que cargar con otro. Tengo que ser capaz de volver a mirar a la cara a este chico y fingir que no le he traicionado. Es un cabrón, se lo merecía y si no hubiera tirado de la manta ella posiblemente nunca se hubiera enterado de la verdad (sepultada por una tonelada de mentiras), pero después de todo él la quiere. Y rompiendo mi promesa de silencio le he hecho sufrir. Les he hecho sufrir a los dos.

De repente he sido consciente del poder que tengo en mis manos. Y empiezo a preguntarme si mis hombros estarán preparados para tan pesada carga...

9 comentarios:

carol dijo...

me parece genial lo que has hecho chico

Dr.Benway dijo...

La culpa no es tuya, no debes sentirte mal por los errores de los demas

Pablo Díaz dijo...

La verdad siempre triunfa...

Anonymous dijo...

Le tuvieses que haber dicho a la chica que te chupara la polla a cambio de información priviliejada. Ya has dejado pasar una oportunidad más. Ejerce el poder que tienes y sacale partido. La informacion tiene un precio.

Angie dijo...

No voy a negar que yo soy de las que prefieren sufrir enormemente por una verdad que vivir con la duda... Ademas, tu ya lo sabes. La incertidumbre... duele mas que la verdad, a largo plazo, la verdad se asimila, pero la duda no te dejara vivir. Asi que no te preocupes por nada.

Besitos miles!

A pesar de mí dijo...

Uff! terreno muy peligroso, el que media o aconseja en una relación de pareja suele llevarse todas las hostias. No se, si creías que se lo debías decir, pues has hecho lo que debías hacer. De todas formas, al final, la bronca caerá sobre tus espaldas. O, a lo mejor no.

El inadaptado dijo...

No me tendría que haberme metido en este asunto, pero si alguien no le hubiera dicho la verdad posiblemente no la hubiese conocido nunca. Es más, me juego un cojón (los dos no, pero uno sí) a que sin mi oportuna intervención este chico habría inventado una docena de coartadas convincentes, arropado seguramente por sus amigos, y ahora volverían a estar juntos.

Solo me reconforta una cosa: si no se lo hubiera dicho yo, posiblemente hubiera sido otro. En un pueblo todo se sabe, sobre todo si son cuernos...

nad dijo...

Que se jodan los dos, ¿a quién le importa?

Gorguel dijo...

Exactamente, ¿qué importa que a ella le pongan los cuernos? Si no lo sabe...

Y eso sí, te lloverán hostias por entrometerte, que al final todo se dice.