¡Segundos fuera!

Ni dialogo ni leches...

La política es un juego, que tiene mucho de militar: campañas, conquistas, ofensivas, defensa y ataque. Es un gigantesco ajedrez donde cada movimiento está (a priori) perfectamente estudiado para obtener un resultado específico. Es también un guiñol donde cada personaje representa su papel, aunque no sean ellos quienes mueven los hilos. Si los políticos al menos respetaran las reglas que ellos mismos han inventado, no pondriamos tantas objecciones a su trabajo. Pero sabemos que hacen trampas, que llevan el juego por terrenos personales y que rara vez respetan el guión establecido. Por eso cuando las cosas se hacen bien, es dificil de creer (y muchas veces es mentira).

He de reconocer que me sorprendió gratamente saber que el PP ha decidido presentar una proposición de ley contra el canon sobre las líneas ADSL. No es ningún secreto que no simpatizo con la SGAE y su desmedido afán recaudatorio, y acojo con agrado cualquier iniciativa en contra. La organización de Teddy Bautista es como la garra de un gigante moribundo (la industria de la música) que, viendo cerca su fin, decide arrasar con todo lo que se encuentra a su paso, incluso a aquellos que hasta el momento les estaban dando de comer. Los internautas les han plantado cara, los tribunales les están dando la espalda e incluso los músicos están adheriéndose al movimiento Copyleft para evitar más abusos de los intermediarios. Que alguien haya decidido presentar batalla política, sea el partido que sea, se merece un aplauso. Por supuesto la noticia tiene trampa, ya que la proposición se limita a tan solo uno de los artículos de la muy cuestionada LSSI, pero es un comienzo.

Decía que me sorprendió gratamente esta noticia, y no solo porque al menos un partido se haya puesto del lado de los internautas (que ya iba siendo hora), sino porque es una de las primeras iniciativas concretas del PP como oposición de las que tengo constancia en mucho, mucho tiempo. Desde que el PSOE llegó al poder, los populares han iniciado una auténtica campaña de acoso y derribo al gobierno que está llegando a límites absurdos. Además de su política de presentar enmiendas a la totalidad de casi cualquier proyecto socialista, muchos hemos sentido vergüenza ajena con la comisión del 11-M, por esas insinuaciones nunca materializadas sobre la implicación del PSOE en las manifestaciones de la jornada de reflexión, o por la supuesta utilización partidista de la masacre para ganar las elecciones. Que digo yo, si hubiera pruebas concretas va siendo hora de que las presenten a un tribunal. Sin embargo siguen pidiendo testimonios para demostrar sepa dios que, mientras que algunos de sus militantes más extremistas gritan sin ningún rubor "Zapatero, asesino" (introduzcan esos dos términos en Google y estremézcanse). Por cierto, que lo más irritante de dichas insinuaciones no es lo que concierne a los políticos, sino la parte que nos toca. Porque si hemos de hacerles caso, todos los que votaron al PSOE (entre los que no estoy incluido, que conste) lo hicieron movidos por sus sentimientos y no con la cabeza, lo que supuestamente desacredita los votos. Por esa regla de tres, la Asociación de Víctimas del Terrorismo (que dicen está muy vinculada al PP, aunque se dicen tantas cosas...) no tendría derecho a intervenir en asuntos políticos, ya que su dolor les incapacita para tomar decisiones. Sin embargo, se han convertido en un poderoso lobby que no solo lucha por sus derechos, sino que también ejerce presión para retirar lo suyos a músicos como Fermín Muguruza o cineastas como Julio Médem con acusaciones y denuncias de colaboración con ETA.

Sin embargo no son los únicos que están pervirtiendo las reglas del juego. He de expresar mi más absoluta repulsa por los comentarios que se hicieron en la fiesta sorpresa de Santiago Carrillo, calificando al PP como los "malos" y al resto como los "buenos" y "no tan buenos". Un respeto a nuestra inteligencia, señores políticos. Quizás los más radicales dentro de cada corriente se hayan creido que esto es una guerra, pero les recuerdo que ya hubo una, que se llevó muchas vidas y dudo que quieran repetirla. Además, cada vez encuentro menos diferencias de fondo entre unos y otros. A fin de cuentas lo que más les importa son sus propios intereses, y si tratan de complacer a sus electores es porque la permanencia en el poder es el principal de estos intereses. Sin embargo, aunque las ideologías subyacentes sean aparentemente distintas, a todos les pierden las formas. No se ustedes, pero empiezo a estar muy cansado de que se haga leña del arbol caido. Estoy harto de las acusaciones sobre Acebes en el 11-M, porque empieza a parecer que las bombas las puso el mismo, de igual manera que estoy harto de oir hablar del "pásalo". Dejen el pasado en el pasado, y si creen que lo pueden hacer mejor, háganlo de una vez.

Eso también va por el PP, que ha dejado de lado sus labores como oposición para convertirse en parte, juez y jurado. Se diría que no les interesa vigilar los movimientos del gobierno, sino ponerles la zancadilla a cada paso con quien sabe si la esperanza de verlos caer. Por eso su proyecto contra el nuevo canon de la SGAE y sus acólitos es toda una declaración de principios, ya que se van a enfrentar a una organización muy poderosa que ha extendido sus tentáculos a todos los aspectos de la cultura. A nadie se le escapa que con ello tratan de perjudicar al PSOE, que no está escatimando esfuerzos para complacer a Teddy Bautista (y quien sabe si pagar una deuda no solo moral contraida durante la campaña electoral). Pero aunque haya sido una tímida iniciativa, quizás sea un indicador que vuelven a tomarse en serio su papel. ¿Nadie se dio cuenta de cómo Rajoy cambió de tema cuando le preguntaron sobre la retirada de la estatua de Franco? Parece que empiezan a darse cuenta de que convirtiéndose en los "malos" de la película no van a llegar a ninguna parte y lo que necesitan es volver a hacer política. Ojalá no me equivoque. Este gobierno no es perfecto, están cometiendo errores, van a cometer aún más, y necesitamos una oposición seria que ponga las cosas en su sitio. Que para eso les pagamos...