Empiezo a sospechar que esa pequeña obsesión por la movida madrileña no es tanto por la nostalgia de los que lo vivieron sino un desesperado intento de aquellos que ni siquiera estuvieron allí por tratar de recuperar un mito y empaparse de su magia en unos tiempos en los que ninguna leyenda dura más de un mes...
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