3 de febrero de 2005

El invencible Pater

Pese a que en mi perfil aseguro ser políticamente incorrecto, me he dado cuenta de que hasta ahora he sido bastante comedido. Quizás me da miedo que, pese a la esperada escasa audiencia que tiene mi blog (tampoco lo cree para ganar ningún premio), pueda herir demasiadas susceptibilidades y me echen a patadas de Blogspot, como suelen hacerlo en los canales de chat. Pero si sigo a este ritmo jamás podré emular a nuestra musa, la gran Deborah, y hay que reconocer que a ella no le va precisamente mal. Así que voy a armarme de valor para comenzar a desarrollar la principal labor social a la que quiero dedicar mi rinconcito en la red: decir en voz alta lo que el resto de la gente se calla. Y ya que está tan de moda, vamos a empezar con nuestro enfermito.











Luchando contra la gripe... Posted by Hello





Esta es una realidad que subyace a cada noticia y cada comentario que se hace del señor Wojtyla, pero que se obvia por razones de educación. Aunque sea macabro admitirlo, queremos que el Papa se muera ya. Y no me entiendan mal, que por mal que me caiga (y me cae bastante mal) no es cuestión de desearle la muerte a nadie; pero ya que la jubilación no está muy bien contemplada entre la curia vaticana y el hombre tampoco está por la labor (vamos, mismamente como Fraga), la única manera de que haya por fin un cambio en la dirección de la empresa (Cristianismo S.A.) es que estire su santa pata de una vez.



No soy el único que lo piensa, ni mucho menos. Aunque jamás lo reconocerán, los medios periodísticos rabian por poder ofrecer la noticia de un cambio de papa, ya que es un bombón mediático de primer orden: el entierro del interfecto, los reportajes sobre su vida y obra, las especulaciones sobre el próximo elegido, los debates tertulianos sobre los efectos del cambio, la espera de varios dias hasta que salga la fumata blanca y podamos conocer al nuevo superintendente religioso, nuevos reportajes para hablar de él, nuevos debates para precisar las consecuencias de la elección... Por eso se sigue con máximo interés cada mínimo síntoma de debilidad de Su Santidad (Susan, para los amigos), no sea que les pille en bragas y se les adelante la competencia. La audiencia manda.



Además de los periodistas y los anti-religiosos maldicientes como yo, existe también un importante sector del negocio que está deseando que ocurra lo inevitable (aunque también lo nieguen, sobre todo ellos). En una de las tropocientas crisis de salud que hemos vivido, en particular una de hace 3 o 4 años, se abrió un profundo debate en el que se barajaron varios nombres que, con la longevidad que está demostrando Susan (el cuarto mandato más largo hasta ahora), ya han tenido que ser descartados. La mayoría de estos nombres se caracterizaban por demostrar un talante más aperturista y moderno para la iglesia (había un africano entre ellos) que aportaran algo de aire fresco a una organización muy anquilosada, anclada en el siglo XIV (a veces parece que el Concilio Vaticano II nunca existió) y que a cada declaración de su cabeza visible se enfrenta más y más a la sociedad. Porque claro, desde que los padres de la iglesia descubrieron los placeres del poder político no pueden evitar meterse donde no les llaman y están tocando las narices a más de uno (en eso si que tengo que aplaudir a nuestro actual gobierno, por pararles los pies). Este anquilosamiento se ha visto intensificado por el caracter ultraconservador de Susan y su obsesión, aquirida en la guerra, por promocionar la natalidad a toda costa, cuyo resultado más visible son sus furibundos ataques al aborto y el condón. Poco le importa la contradicción de que el uso del condón salvaría más vidas de las que no usarlo traería al mundo, o que se promocione una abstinencia que sus propios sacerdotes no saben cumplir. Recuerdo muy claramente que un tertuliano, en aquella crisis de la que he hablado, dijo en un debate: el próximo Papa no puede ser peor que este.



Su Santidad tiene 83 años, parkinson, problemas del corazón, agotamiento crónico y mucha gente que quiere verle en una caja de pino. Ya no se lleva eso de envenenar a los papas en el desayuno, pero una gripe en un hombre con sus condiciones físicas podría resultar incluso peor. Yo de él, iba haciendo el testamento. Y yo de sus cardenales, iría preparando las maletas, porque me huelo que más de uno tendrá que salir por patas.

4 comentarios:

Anonymous dijo...

Deduzco que eres optimista, en el sentido de que el próximo papa no será tan conservador (en algunos aspectos, no en todos, todo hay que decirlo...) como este??? pues mira, como que ya no me lo creo... la telaraña del Opus está demasiado bien tejida a estas alturas...

PD: Me alegro que te haya gustado mi página!
Saludos!
adult_ero

Anonymous dijo...

Uisss tengo que sacar tiempo para leerle..un beso la vecinita

El inadaptado dijo...

Sí, muy cierto, creo que me puede el optimismo. Algún día tendré que arrepentirme de no haberle hecho más caso a Alvarez Rabo sobre el PUS (como lo llama él). En fin, creo que pronto lo veremos.

Por cierto, un saludo a la vecinita. Es un honor contar con usted entre mis cuatro o cinco lectores.

malaputa dijo...

Despáchate a gusto, ¿que te echan?. Abres otro blog y yastá. Y que te quiten lo "bailao"...