19 de febrero de 2005

Crónicas de la ansiedad (IV)

DAÑOS COLATERALES


Los trastornos de ansiedad posiblemente no tienen cura, al menos tal y como concebimos la cura de un resfriado o alguna enfermedad mucho más grave. Nunca se llega a un momento en que todo acaba; incluso aquellas personas que logran controlar de manera realmente efectiva su problema viven con la sombra de la recaida sobre sus cabezas. Los hay que dependen para siempre de una medicación, igual que los hay que superan sus limitaciones hasta el punto de realizar cosas que otros en su mismo estado no podrían hacer. Por poner un ejemplo, yo jamás podría ser controlador aereo, puesto que se requiere un autocontrol del que carezco por completo.

Hace dos años me dieron el alta médica. Eso no quiere decir, ni mucho menos, que esté curado, sino que puedo afrontar mi problema sin supervisión externa. Pero el problema sigue ahí; no es la fuerza del rio la que ha disminuido sino que es la presa la que se ha hecho más fuerte. Los ataques desaparecieron, sí, pero la ansiedad sigue muy presente y adopta otras formas que pueden resultar tanto o más desagradables que antes. Este mensaje es un repaso a esas pequeñas putadas que me hacen la vida más difícil y que me recuerdan, día sí dia también, que va siendo hora que me replantee volver a tratarme (y, a ser posible, que no sea con un funcionario):

Espasmos musculares.- Al principio no les presté mucha atención, puesto que pensé que era un acto reflejo producido por las largas caminatas que suelo hacer. Más tarde me di cuenta que sucedían incluso cuando no había hecho ejercicio y llegué a asustarme un poco. Afortunadamente leí hace algún tiempo en un artículo sobre la ansiedad que este es un efecto común en la gente que padece estos trastornos. Se trata de contracciones musculares involuntarias e incontrolables. Estás sentado tranquilamente delante del ordenador y de repente te das cuenta de que un músculo indeterminado de tu muslo derecho palpita. Sí, igual que el corazón, se contrae y se relaja rapidamente a un ritmo constante. Llega a ser un espectáculo un tanto grotesco y uno espera que de un momento a otro un alien te salga de la pierna, o que esta mute en un tentáculo o algo así. Por suerte esto ocurre con poca frecuencia, de forma aleatoria y dura un par de minutos o así.

Problemas digestivos.- Los que no hayan hecho una carrera de ciencias quizás recuerden todavía de las clases del instituto la explicación del sistema simpático-parasimpático. También conocido como sistema vegetativo, se trata de una red de nervios y ganglios que controlan los órganos del cuerpo que funcionan de forma autónoma. Todo está conectado entre sí, de forma que la alteración de un punto puede afectar al resto. La ansiedad es una gran alteración del sistema nervioso y, por supuesto, esto también afecta a la red vegetativa. Resultado: todas tus funciones autónomas funcionan a mayor ritmo del que debieran, especialmente el sistema digestivo. ¿Cuantas veces van al baño al día? Ultimamente, yo visito al señor Roca entre 8 y 12 veces diarias. Si se me ocurre fumarme un cigarro después de comer, los alimentos ya habrán sido digeridos antes de que aplaste la colilla. Y, como no podía ser de otra manera, desde que estoy sin trabajo padezco de aerofagia. Y luego me preguntan que porqué no engordo...

Insomnio.- Un clásico. De hecho sería realmente raro que pudiera dormir bien, porque es el primer síntoma de cualquier que padezca una alteración nerviosa temporal o permanenente. Lo que me jode realmente del tema es que me cuesta dormir incluso cuando estoy terriblemente cansado, porque no es mi cuerpo quien me impide conciliar el sueño, sino mi cerebro. Hace años que adopté la costumbre de leer en la cama para que mi mente se cansara tanto como el resto del cuerpo, pero no siempre funciona. Irónicamente no tengo ningún problema para dormir de día y en el sofá del salón, pero a veces me resulta imposible hacerlo de noche y en mi propia cama. Al menos tengo una fórmula para casos de emergencia: un porro no muy cargado y un disco de trip-hop. Si por lo menos tuviera un camello en condiciones...

Tics nerviosos.- Igual que se dice que los fantasmas son los espíritus de personas que no pueden descansar o pasar al más allá porque tienen asuntos que resolver en el mundo de los vivos, mis tics nerviosos son la manifestación inconsciente de las preocupaciones que trato de enterrar en el fondo de mi mente. Los padezco desde que era un crio (recuerdo una monumental bronca al respecto el día de mi primera comunión), lo que tendría que haber dado la voz de alerta para que me viera un especialista. Pero mi médico de cabecera pasa de todo y mis padres siempre han dado por hecho que "nuestro hijo es muy nervioso". Hay etapas en los que los tics desaparecen, sobre todo en las épocas en las que tengo trabajo y no me aburro tanto como ahora. Tampoco los padecí durante mi terapia. Sin embargo han vuelto con más mala ostia que antes, y como todos mis tics son contracciones de músculos faciales (guiñar el ojo, torcer la boca, tensar el cuello, etc, etc...) es imposible no llamar la atención. Y luego me preguntan que por qué no ligo...

Ataques nocturnos de ansiedad.- Estos son los efectos secundarios más serios y que más me preocupan de todos, junto a los ataques de ansiedad diurnos (afortunadamente ya desaparecidos). Son de dos tipos, según el nivel de ansiedad que padezca en ese momento:

  • Los ataques de pánico, se presentan poco tiempo después de dormirme. De repente siento como si la oscuridad se hubiera convertido en algo sólido que me envolviera y yo me estuviera hundiendo en ella. Siento miedo, mucho miedo, y se que solo la luz puede salvarme. Si tengo suerte, bastará con que alargue la mano y encender la lámpara de mi mesita para que todo se acabe. Pero recuerdo que en una ocasión tuve que gatear aterrorizado hasta el interruptor de la luz de la habitación porque estaba desorientado y era incapaz de ponerme de pie.
  • Los ataques de asfixia me ocurren en plena madrugada, cuando más profundamente estoy dormido. Simplemente me despierto y me doy cuenta de que no puedo respirar, que el aire no me llega a los pulmones. Algunas veces me arrastro hasta la ventana y la abro para que el frio de la noche me despierte. Otras veces simplemente me retuerzo aterrorizado, hasta que la ansiedad disminuye y mis pulmones se ponen en marcha de nuevo. Todo el proceso dura aproximadamente 5 segundos, pero te parece una eternidad.

En esta época en que mis niveles de ansiedad están creciendo sin control, han vuelto a aparecer este tipo de ataques, especialmente los de pánico. Los ataques de asfixia solo se producen cuando estoy realmente jodido, pero eso no quiere decir que los primeros no sean aterradores. Es muy posible que tenga miedo a la oscuridad, aunque curiosamente no es algo que me haya preocupado nunca ni a lo que le haya dado importancia. Soy un cobarde, tengo muchos miedo y eso parecía tan solo una tontería infantil. Pero como todos mis fantasmas, se oculta en el fondo de mi mente para atormentarme de vez en cuando.

En el mensaje anterior dije que era hora de tomar decisiones. Pues bien, se que lo que me ocurre ultimamente es producto de la presión que supone buscar un trabajo y llevar una casa, pero es más que obvio que sigo necesitando ayuda. Ahora lo que necesito saber es qué tipo de ayuda, porque se que no me puedo fiar de la sanidad pública: todo se resolverá con una nueva medicación y más inutil psicoterapia. Puedo medicarme solo (y tendré que hacerlo si esto va a más), pero no me da la gana contarle mis problemas a un funcionario. Prefiero contarlo aquí, a un grupo de desconocidos y me hace sentir mejor. Ahora ya tengo un objetivo para los próximos meses: me da igual si es la Cienciología, un psicoanalista, la Kabbala, los Mormones, una secta satánica, el método Pilates o la iluminación tántrica. Pero, por favor, que alguien me ayude!!!

6 comentarios:

Natxo Oriol dijo...

Es bonito encontrar alguien que sufre algo parecido a lo que le jode la vida a uno mismo. Comparto tu misma afición por los tics y practico alguna vez la asfixia nocturna. Además de lo que dices tú, también me pasa a veces que esa sensación de falta de aire me viene al estar a punto de dormirme. Ya me dirás si a ti también te pasa. No sabía muy bien a qué era debido todo esto, no tengo los rasgos característicos que provocan la apnea del sueño, así que era algo bastante desconcertante hasta que, parece ser, me dijeron que podría ser por la ansiedad.

El inadaptado dijo...

En mi caso los ataques de asfixia sucedían cuando ya estaba dormido, al cabo de no más de una hora. No obstante, si que a veces sigo teniendo algunos síntomas de ansiedad justo antes de dormirme. Ahora se presentan de dos tipos: o bien tengo la sensación de que tropiezo y me caigo contra el suelo (y juro que mi cuerpo se convulsiona como si fuera verdad, tipo Matrix) o siento que me voy a desmayar, como aquel día que me intoxiqué con medicamentos. Afortunadamente me pasa poco, pero es bastante desagradable.

Me gustaría darte algún tipo de consejo sobre como evitarlos, pero lo cierto es que yo no hice nada para superarlos. Primero me ayudaron los ansiolíticos y luego fue mi vida la que cambió y me permitió tomarme las cosas de otra manera. Ojalá hubiera tenido algún buen psicólogo cuando estaba realmente mal...

Natxo Oriol dijo...

Estoy empezando a pensar que las sensaciones de no poder respirar antes de quedarme dormido responden a una predisposición psicológica a ello. Ya sabes, el propio miedo de que te pase te lo provoca. Faltar, lo que se dice faltarme aire no me falta, es decir, no siento esa sensación de ahogo que experimenté cuando me desperté en mitad de la noche, que parecía que acababa de salir a la superficie tras pasar un buen rato debajo del agua. Es más una especie de alarma mental que, cuando me voy a quedar dormido, se activa y me desvela. Imagino que hasta en ese punto en el que no eres totalmente consciente de tus actos y pensamientos permanece de alguna forma activo el mecanismo de la obsesión, de la preocupación porque me pase justamente lo que quiero evitar. O no, vete a saber, esto es un puto sinvivir, nací con una cabeza con el firme propósito de acabar consigo misma.

El inadaptado dijo...

Es más que probable. Yo también tengo una personalidad bastante autodestructiva. Si no hubiera tenido la suerte de conocer a Azena, sepa usted donde y cómo hubiera acabado. Supongo que lo único que funciona es cambiar de vida, si la que tienes te enferma. Aunque, claro, eso es mucho más fácil decirlo que hacerlo.

A las malas, siempre puedes abrir un blog. Cuando uno está jodido hablar de ello siempre ayuda. Y no veas lo que inspira para escribir cosas interesantes...

Anonymous dijo...

estaba a punto de dormirme, cuando de repent sentí mucha ansieda como si el aire no entrara en mis pulmones y me dió miedo de quedarme dormido y no poder respirar y morir y aquí estoy sin poder dormir

El inadaptado dijo...

Pues yo de usted, anónimo, me iría buscando un psicólogo, que lo de estos ataques es cosa seria (no mortal, pero realmente te puede arruinar el sueño).