Es curioso como a veces los acontecimientos se entrelazan. Y también es curioso cómo puede cambiar de repente la vida por cualquier insignificancia.
Hoy, esta noche, hace unos minutos, he terminado de ver el último capítulo de la última temporada de "A dos metros bajo tierra". Un capítulo terriblemente hermoso, de los que te hacen volver a creer no solo en la televisión (después de toda la mierda que tenemos que soportar aquí) sino incluso en la vida misma. Y en la escena final, esa maravillosa e inconmensurable escena final que aún me está arrancando lágrimas (y que obviamente no pienso destripar aquí) no he podido menos que verme reflejado. Como si desde el otro lado de la pantalla estuvieran llamando mi atención. Como si todo el propósito de la serie fuera hacernos despertar.
Llevo... joder, ya incluso he perdido la cuenta... llevo 5 años, creo, puede que algo más, viviendo bajo la sombra de una operación que me da más miedo que ninguna otra cosa en el mundo. Una operación que parecía no llegar nunca y que me ha hecho desechar planes, rechazar trabajos, cambiar de casa, vivir pendiente de esa cita con el quirófano. Una operación que será un punto y aparte en mi vida, me guste o no, porque no solo supondrá un cambio físico, sino que también tendrá mucho de psicológico (no en vano la cara que se refleje en el espejo no será la misma que he visto a lo largo de todos estos años).
Pues bien, la semana pasada por fin pusimos una fecha. Después del verano, si todo va bien.
Y lo más curioso del tema es que de repente me he encontrado con que no se que hacer con mi vida. Es decir, nunca lo he sabido (y puede que nunca lo sepa), pero llevo tanto tiempo viviendo al día, sin hacer planes a largo plazo por el temor de que la operación los echara a perder, que ahora que se exactamente de cuanto tiempo dispongo no tengo ni idea de a qué lo voy a dedicar. Como si después de haber vivido encerrado durante todo este tiempo en una minúscula habitación de repente me encontrara caminando por la interminable carretera que atraviesa un desierto, con la inmensidad frente a mi y sin saber hacia donde dirigir mis pasos.
Así que estoy asustado. En todo este tiempo he podido rehusar enfrentarme a mi propio destino porque tenía la excusa perfecta, pero eso se acabó. Tengo que aceptar que tarde o temprano habré de tomar una decisión, elegir un camino y empezar a recorrerlo, sea correcto o no (porque a fin de cuentas soy humano y tengo derecho a equivocarme). Tengo que aceptar que es hora de tomar las riendas de mi vida, de madurar, de seguir hacia adelante.
No va a ser fácil, desde luego. No voy a cambiar de repente mi forma de pensar, a lanzarme a la calle a buscar nuevas perspectivas, una nueva carrera, un nuevo trabajo, un nuevo yo. No, esto no funciona así. Si he decidido perderme por los escenarios pixelados de un mmorpg es porque estoy muy asustado, porque no me atrevo a quedarme solo con mis pensamientos, porque dar el primer paso siempre es lo más difícil. Aunque, tarde o temprano, no me quedará más remedio que hacerlo...
Hoy, esta noche, hace unos minutos, he terminado de ver el último capítulo de la última temporada de "A dos metros bajo tierra". Un capítulo terriblemente hermoso, de los que te hacen volver a creer no solo en la televisión (después de toda la mierda que tenemos que soportar aquí) sino incluso en la vida misma. Y en la escena final, esa maravillosa e inconmensurable escena final que aún me está arrancando lágrimas (y que obviamente no pienso destripar aquí) no he podido menos que verme reflejado. Como si desde el otro lado de la pantalla estuvieran llamando mi atención. Como si todo el propósito de la serie fuera hacernos despertar.
Llevo... joder, ya incluso he perdido la cuenta... llevo 5 años, creo, puede que algo más, viviendo bajo la sombra de una operación que me da más miedo que ninguna otra cosa en el mundo. Una operación que parecía no llegar nunca y que me ha hecho desechar planes, rechazar trabajos, cambiar de casa, vivir pendiente de esa cita con el quirófano. Una operación que será un punto y aparte en mi vida, me guste o no, porque no solo supondrá un cambio físico, sino que también tendrá mucho de psicológico (no en vano la cara que se refleje en el espejo no será la misma que he visto a lo largo de todos estos años).
Pues bien, la semana pasada por fin pusimos una fecha. Después del verano, si todo va bien.
Y lo más curioso del tema es que de repente me he encontrado con que no se que hacer con mi vida. Es decir, nunca lo he sabido (y puede que nunca lo sepa), pero llevo tanto tiempo viviendo al día, sin hacer planes a largo plazo por el temor de que la operación los echara a perder, que ahora que se exactamente de cuanto tiempo dispongo no tengo ni idea de a qué lo voy a dedicar. Como si después de haber vivido encerrado durante todo este tiempo en una minúscula habitación de repente me encontrara caminando por la interminable carretera que atraviesa un desierto, con la inmensidad frente a mi y sin saber hacia donde dirigir mis pasos.
Así que estoy asustado. En todo este tiempo he podido rehusar enfrentarme a mi propio destino porque tenía la excusa perfecta, pero eso se acabó. Tengo que aceptar que tarde o temprano habré de tomar una decisión, elegir un camino y empezar a recorrerlo, sea correcto o no (porque a fin de cuentas soy humano y tengo derecho a equivocarme). Tengo que aceptar que es hora de tomar las riendas de mi vida, de madurar, de seguir hacia adelante.
No va a ser fácil, desde luego. No voy a cambiar de repente mi forma de pensar, a lanzarme a la calle a buscar nuevas perspectivas, una nueva carrera, un nuevo trabajo, un nuevo yo. No, esto no funciona así. Si he decidido perderme por los escenarios pixelados de un mmorpg es porque estoy muy asustado, porque no me atrevo a quedarme solo con mis pensamientos, porque dar el primer paso siempre es lo más difícil. Aunque, tarde o temprano, no me quedará más remedio que hacerlo...
11 comentarios:
bueno, pues exitos, sin saber de que es la operación, desde el otro lado del Atlántico se le desea mucho exito
Caramba, qué suerte, vas a ser un recién nacido otra vez!
El dia que descubras ese nuevo camino por recorrer, nuevas perspectivas o un nuevo "yo", explicame como lo has hecho a ver si aprendo como hacerlo yo tambien.
Ánimo
te leo y aunque no nos conocemos comprendo esa sensación (de que hay algo que te toca y ya es el momento) ánimo!! (-_^)y
¿qué tal si te dedicas simplemente a vivir? es la más maravillosa de las aventuras... mucha suerte con la operación.
Quiero decirte algo para darte animo, pero no encuentro las palabras. Te leo desde muchos meses, siempre me gustaban tus posts. Desde que empezé leer blogs, hace medio año, eres para mi la perfecta muestra como se debe hacerlo bien.
Con tus cualidades de escribir deberias hacerte POETA.
Saludos de un amigo
Todo te saldrá estupendamente, compañero.
Me recuerda tu situación a la que vivía Niggle en el libro "hoja de Niggle".
Te lo recomiendo, es de Tolkien, y aunque es fantástico, no tiene nada que ver con el mundo que se creo para los anillos y tal. Y es sencillito de leer. Te lo recomiendo...
Suerte con la operación
Bueno, suerte no, no te hará falta, por que te va a salir de puta madre...
Ya lo estas haciendo un poco.
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